La adicción al porno también echa raíces en la Iglesia evangélica

En una era donde los ordenadores son una ventana abierta al mundo, no sorprende que la pornografía y la adicción que genera hayan alcanzado proporciones epidémicas… y que el “virus porno” haya contagiado también a los cristianos. En una encuesta de una revista cristiana, el 50% reconoció tener problemas con la pornografía en internet.

NUEVA YORK · 05 DE ENERO DE 2011 · 23:00

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Una reciente encuesta del grupo “Christianet” reveló un asombroso porcentaje de problemas con la pornografía entre sus lectores. Clay Jones de la entidad “Segunda Mirada” comenta que hay factores que lo favorecen, ya que “tienen acceso secreto desde el anonimato de su ordenador, y mediante un simple click de ratón. Un cincuenta por ciento de creyentes afirman luchar contra la pornografía en internet.” Jones y su ministerio están utilizando los datos de Christianet para tratar de alertar a la Iglesia sobre esta situación: “Vi otra encuesta que incluía en este caso a pastores, y un tercio de ellos reconocieron ser adictos a la pornografía en internet”. TODOS SOMOS ADICTOS EN POTENCIA El doctor Dennis Frederick, un psicoterapeuta, trata casi exclusivamente con adicciones sexuales debido al creciente número de personas que llegan con este problema a su centro cristiano de consejería. “Teníamos cada vez más llamadas de familias destruidas, matrimonios rotos, hombres que perdían sus trabajos, y nos hizo ver que era obvio que había una crisis” en este campo, explica Frederick. En su libro “Conquistando la pornografía” Frederick menciona el caso de un reconocido pastor que ha sido adicto a la pornografía durante 10 años y que acude cada semana para recibir consejería pastoral. “El problema de la pornografía no afecta sólo a un determinado grupo de hombres. Va desde los propios pastores hasta el vecino, el familiar... todos somos vulnerables”, agrega Frederick. En este sentido de la amplitud de la “sombra” de la pornografía sin distinciones, Jones comenta: “Yo podría presentarles a un hombre que era un pilar en su comunidad cristiana, pero que me confesó tener un doble estilo de vida durante los diez últimos años. En su `otra vida´ era adicto a la pornografía y al sexo. Todo salió a la luz cuando se contagió con una enfermedad de transmisión sexual y la transmitió a su esposa. Era además el líder de un ministerio infantil”. Hemos hablado hasta ahora sólo de hombres, pero esto no quiere decir que las mujeres sean inmunes. Los diferentes sondeos muestran que un 17 por ciento de ellas son adictas al porno. LA SALIDA A UNA ADICCIÓN UNIVERSAL No se puede negar la evidencia de que la pornografía es una adicción que ha afectado a decenas de millones de hombres y mujeres en el mundo, en todos los países, de todas las creencias, y clases sociales. Pero hay una buena noticia, y es que hay una salida para todos y cada uno. Frederick muestra el camino a través de su libro y su ministerio. El dice a sus pacientes que el primer paso inexcusable y necesario es reconocer su problema y dejar de engañarse a sí mismos. Esto supone, explica, no poner excusas sino asumir la propia culpabilidad y arrepentirse, para luego echarse a los pies del Señor. “Cuando te arrepientes ya tomaste una gran decisión. Estás diciendo: ‘Quiero ser sanado’. Ir al Señor para que te de la fuerza necesaria y sane esta área enferma de tu vida, es la única clave que tienes”, añade el Dr. Frederick. Algunos aspectos prácticos que añade luego es que se debe limpiar la casa deshaciéndose de todo material pornográfico, asegurándose de no poder acceder a él de nuevo. Es necesario decir: “Quiero ser una persona libre. No quiero que esto controle mi vida”. Su siguiente consejo es a veces el más difícil para quienes asisten a una iglesia… Deben contarle a alguien de confianza su problema de adicción al porno para que pueda “guardarle las espaldas” (en palabras de Frederick). “Realmente creo que una persona no puede salir de esta situación de adicción por sí solo. Se suelen querer autoconvencer con ‘mentiras piadosas’: ‘Yo puedo sólo, no he recaído durante tres meses’. Y todo este proceso al final es cíclico. Yo escucho muchos comentarios como: ‘estuve sin recaer por un año y de repente volví a caer en lo mismo”, expresa Frederick. UNA BATALLA PERSONAL A LIBRAR Steve Arterburn es un locutor de radio cristiano, que trata extensamente el problema de las tentaciones sexuales en su libro “La batalla de cada hombre”. El explica que se debe adquirir el hábito de alejar los ojos de la tentación, romper conexiones que puedan llevar al pecado y al hábito sexual incorrecto; y en cambio, llenar la mente con la palabra de Dios. “Pronto descubres que tienes una mente transformada, un corazón renovado. Y es porque implantaste la verdad de Dios y al mismo tiempo eliminaste algunas cosas de este mundo adictivo que te meten en problemas”, dice Arterburn. Esta dependencia a la pornografía incluso puede llegar a causar en opinión de algunos expertos una adicción que funciona a través de mecanismos químicos en el cerebro, y que necesita por ello de terapia profesional. Lo cierto es que, se esté de acuerdo o no con esta teoría, el adicto se debe preparar para una dura batalla. Clay Jones es de la opinión que existen estos procesos químicos y físicos que se producen cada día en el cuerpo y que los mecanismos de adicción pueden poner en marcha de forma que perpetúan el problema. En su opinión no importa si se es hombre o mujer, los procesos son iguales. Así que se debe aprender cómo interrumpir esos procesos para que haya un verdadero cambio. Luego debe aceptarse que esta área siempre será un punto débil en la armadura de la personalidad. IGLESIAS RESTAURADORAS Frederick y Jones creen que la iglesia puede y debe hacer mucho más para ayudar a los cristianos a ser libres de adicciones sexuales: “Ya es tiempo de que la Iglesia saque la cabeza del hoyo y comience a tratar estos asuntos abierta y honestamente”, expresa Jones. “Cuando la adicción sexual ha arraigado en tu corazón, aunque te veas libre debes mantenerte en guardia el resto de tu vida. Como Iglesia necesitamos más grupos de apoyo y restauración, más materiales. Reuniones de hombres en las que se pueda decir: ‘Hey ¿cómo saliste de esto? También creer en el poder de la oración: ¿Está orando por esto la Iglesia?”, agrega Frederick. Frederick dice que librar esta batalla vale la pena. El dice que la victoria traerá salud espiritual al hogar y restaurará la fe personal: “Y Dios va a estar ahí. Su gracia es suficiente. El siempre va a estar ahí. Así que todo cristiano atrapado en esta adicción debe saber que se puede salir de esto… Dios lo quiere, su familia lo quiere y además encontrará libertad y plenitud”.

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