El Partido Cristiano Reformado de Holanda tendrá que incluir mujeres en sus listas electorales

Sorprendidos porque se creían protegidos por la libertad de culto -amparada por la Constitución- los dirigentes del Partido Cristiano Reformado han calificado la decisión de «inconcebible». «No es posible que el Supremo nos obligue a tratar igual a hombres y mujeres. Nos guía la Biblia, y la mujer está subordinada al hombre», dijo Bas van der Vlies, su líder, tras el fallo. El Partido Cristiano Reformado representa se enfrenta a una gran crisis, quizá la mayor desde que se fundara en 1922. Ya en el año 2005 los jueces exigieron al partido que admitiesen a mujeres como militantes del partido. Ahora han ido ahora más lejos: «El Estado no puede permitir que se vulnere la Convención de Naciones Unidas contra la discriminación de la mujer». Una exigencia que deja al partido sin demasiado margen, teniendo en cuenta que las elecciones legislativa están convocadas para el próximo 9 de junio. El partido cuenta actualmente con dos escaños. Apoyados por una comunidad de 650.000 personas, necesita listas igualitarias. «Esperaremos para actuar hasta ver sus candidaturas», ha advertido el Ministerio de Justicia. «No hemos sido desmantelados. Como siempre, dependemos del Señor y continuaremos nuestra tarea de extender los valores de la Biblia», ha contestado el portavoz del partido. No es la primera vez que el partido se encuentra con problemas por esto. En las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, los conservadores británicos les exigieron cambiar de postura si querían formar parte del nuevo bloque de derecha. El único parlamentario del Partido Cristiano Reformado holandés no cedió, y perdió su escaño. CHRISTEN UNIE (UNIÓN CRISTIANA) Muchos de los votos se desplazaron para el Christen Unie (Unión Cristiana), otro partido holandés también formado por evangélicos y que consiguió mantener sus dos escaños en el Parlamento Europeo. Y que desde luego no tiene ningún problema con el papel de la mujer en su partido. Ambos partidos están concentrados en el denominado «cinturón bíblico», situados al sureste del país, donde tienen la mayoría de sus apoyos, aunque en los últimos años han ido captando más votos en otras zonas del país, sobre todo estos últimos.