Un sudafricano, tras entregarse a Jesús, pide perdón a la mujer que violó 30 años antes

Sudáfrica padece el crimen de la violación como uno de los más comunes. Según cifras oficiales, se denuncian anualmente ante la policía unas 54.000 violaciones, pero organizaciones que luchan contra la violencia sexual calculan que los abusos reales son nueve veces más de los denunciados. Recogemos el testimonio de un violador arrepentido, Dumisami Rebombo. Un relato sobrecogedor que ayuda a entender más de cerca la problemática en este país con respecto a la violencia sexual.

JOHANNESBURGO (SUDÁFRICA), · 05 DE JULIO DE 2009 · 22:00

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Dumisani Rebombo y su amigo violaron a una joven en su aldea de Sudáfrica cuando eran adolescentes. Años después, él volvió a la misma aldea para encontrar a la mujer a la que violó y para rogarle que le perdonase. Dumisani, de 49 años, es uno de los miles de hombres en Sudáfrica que admiten haber llevado a cabo una agresión sexual. Según un reciente estudio una de cada cuatro agresiones es sexual. Él contó a la BBCNews por qué cree que tantos jóvenes en su tierra natal se involucran en el maltrato a mujeres. Ésta es su historia. PRESIONES DEL GRUPO Antes del incidente, se burlaban de Dumisani Rebombo por no ser suficientemente hombre, dice. En aquel tiempo “yo no estaba preparado para tener novia mientras que todos mis amigos sí. No cuidaba del ganado o rebaño ni fui a la escuela de iniciación” (donde se circuncida a los adolescentes sudafricanos siguiendo los ritos de transición tradicionales). Esto avivó las burlas diarias. Un amigo y su primo le presionaron para que demostrara que era suficientemente hombre participando en la violación de una adolescente en la aldea. A esto se le llamaba «ponerla derecha» ya que ella no quería salir con ninguno de los chicos de allí. Dumisani Rebombo cedió a esta presión diaria y, el día del incidente, cuando le vieron temblar de miedo, le dieron marihuana y cerveza. Tras drogarse violó a la chica. CULPABLE Y ASUSTADO Después de esto, estaba aterrorizado. Se sentía culpable pero también temeroso de que las noticias llegaran a su madre, quien tenía mucho prestigio en la comunidad. Al día siguiente, cuando fue al entrenamiento de fútbol, este incidente fue anunciado a todos los otros jugadores de fútbol. Al oír las noticias, los chicos cantaron y aplaudieron como si hubiésemos hecho algo bueno. Esto ayudó a que cesaran un poco las burlas y se me permitió relacionarme con los otros chicos. Todavía me sentía culpable, al menos parcialmente, especialmente cuando veía a la chica en la aldea. A veces, traté de evitar encontrarme con ella. Pero poco a poco, con el tiempo, empezó a pensar menos en el incidente. Dejé su aldea en la provincia de Limpopo, y se fue a vivir a la ciudad. Allí llegó a formar parte de un grupo cristiano evangélico, del que aprendió sobre el amor y el respeto a todos. Curiosamente, no pensó de nuevo en el incidente, simplemente siguió con su vida, y empezó a trabajar con una ONG donde ayudaba mayormente a madres desempleadas. En la ONG, cada lunes por la mañana, las mujeres contaban casos de distintos tipos de abuso. Mientras lo hacían, Dumisani Rebombo no podía evitar mirar a su pasado. Cada vez que oía que un hombre cometer un abuso con una mujer, él se veía reflejado. BUSCANDO EL PERDÓN Tomó entonces la decisión de volver para encontrar a la mujer a la que violó y pedirle perdón. Reconoció que la mujer necesitaba justicia, pero también quería pedirle perdón ahora que entendía los efectos y consecuencias para alguien que ha sido violada. Preguntó al pastor de su comunidad y su respuesta fue: «Ahora eres salvo, antes estuviste en el lodo, pero ahora que conoces la verdad de tus actos pasados, por tanto, está bien que los reconozcas y pidas perdón». También le preguntó si estaba preparado para ir a la cárcel: «¿Qué pasaría si la mujer va a la policía?». Su respuesta fue: «Si fuese a la cárcel, se haría justicia para con esa mujer y conmigo». Entonces emprendió su viaje al norte, a su aldea. Quería que ella supiese que me sentía mal por lo que le había hecho, y a la vez que era un hombre distinto y que estaba trabajando con otros hombres para prevenir la violación. Cuando se encontró con ella, en un centro médico, pensó que él era médico o alguien del Ministerio de Salud. Tras contarle su historia y pedirle perdón, ella empezó a llorar. Había sido violada en otras dos ocasiones, y aún a veces se estremecía cuando su marido la tocaba. Su vida emocional nunca fue igual. Y lo que es peor, ella no estaba preparada para contarle a su marido lo que había ocurrido. Finalmente, le dijo que le perdonaba y que pensaba que había tenido una buena intención con todo lo que le había dicho. Dumisani Rebombo se fue de la habitación perdonado pero con una nueva carga: hacer algo contra la violación de mujeres en su comunidad y su país. MACHISMO GENERALIZADO «¿Qué motiva a tantos hombres en Sudáfrica a participar en sexo sin consentimiento?» Dumisani Rebombo cree que son los sentimientos y creencias machistas, junto a las tendencias y procesos patriarcales. Se cría a los niños de la forma equivocada. Su consejo a los jóvenes que se sienten presionados a violar, es que se rodeen de buenos amigos y, sobre todo, a crecer respetando a las chicas. Dumisani Rebombo es un trabajador para el desarrollo de la comunidad y orador que trabaja para la Fundación Olive Leaf, en Johannesburgo.

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