Crece el clamor de los episcopales conservadores por volver a las raíces del anglicanismo

Ya anunciamos la pasada semana que el reverendo Robert Duncan ha sido elegido primer arzobispo de la Nueva Iglesia Anglicana de Norteamérica (ACNA), constituida en diciembre de 2008 como respuesta a lo que entienden que es un alejamiento de la Iglesia episcopal de EEUU de la doctrina bíblica. Aunque la creación de esta Iglesia paralela consuma el cisma que desde hace años vivía el anglicanismo, muchos fieles ven en ella una oportunidad para volver a sus raíces, incluida la misma Reina de Inglate

NUEVA YORK · 05 DE JULIO DE 2009 · 22:00

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La Iglesia episcopal, rama estadounidense del anglicanismo, se ha convertido en el principal campo de batalla entre anglicanos revisionistas y tradicionales. La pugna se exacerbó en 2003 con la elección de un divorciado abiertamente homosexual como obispo episcopal de New Hampshire. Este hecho provocó una cascada de protestas por parte de casi todas las provincias anglicanas, especialmente en África, Sudamérica y Asia, que exigieron rectificación a los estadounidenses. Lejos de rectificar, los revisionistas norteamericanos volvieron a la carga en 2006 al elegir como primada a Katherine Jefferts Schori, conocida por su apoyo a las uniones homosexuales cristianas. A raíz de este episodio, la Iglesia anglicana en Nigeria –que cuenta con 17,55 millones de miembros– comenzó a liderar un movimiento para expulsar de la Comunión Anglicana a los episcopales. El resultado inicial y más visible de este movimiento se materializó en la creación de la Fellowship of Confessing Anglicans, una organización paralela que representa a la mitad de la comunión anglicana (unos 36 millones de fieles) y un tercio de los obispos de esta confesión. Todos ellos se oponen a la teología liberal, la aceptación de la práctica homosexual en la ética cristiana, las ideas secularizadoras y los cambios en la familia que consideran contrarios a las Sagradas Escrituras. VOLVER A LAS RAÍCES Este nuevo movimiento de la Fellowship of Confessing Anglicans cuenta con un código de derecho canónico de sólo 33 cánones, frente a las 170 páginas de reglamentos que tenían como episcopales. Ahí queda plasmada su doctrina moral: el sexo debe reservarse sólo para el matrimonio, el matrimonio es la unión de por vida de un hombre y una mujer (con muy contadas excepciones que declararían nula esta unión), la vida humana debe protegerse desde la concepción hasta la muerte natural y no habrá mujeres obispo. Algunas diócesis (una cuarta parte) mantendrán pastoras, pero la mayoría no ordenará mujeres. Atrás queda el acoso sistemático que desde 1997 la Iglesia Episcopal ejecutó sobre las comunidades que se negaban a admitir pastoras. La creación de la Nueva Iglesia Anglicana de Norteamérica (ACNA) constituye un paso más –parece que no será el último– en la búsqueda de un anglicanismo renovado que vuelve los ojos a sus raíces bíblicas. El hecho de que se haya producido en Estados Unidos, bastión del anglicanismo «progresista», ha sido muy valorado por los anglicanos de otros países como Uganda, Kenia, Tanzania, Brasil, Bolivia, Chile, Jerusalén o Ruanda. ”GRACIAS A DIOS POR LA RENOVACIÓN” Así lo ha puesto de manifiesto Charles Raven en un artículo publicado en VirtueOnline.org (22-06-2009), la agencia de noticias más representativa del anglicanismo ortodoxo: «La puesta en marcha de la Iglesia Anglicana de Norteamérica debería ser un motivo de acción de gracias a Dios para todos aquellos que quieren ver a la Comunión Anglicana unida en las Escrituras, en vez de construida artificialmente sobre interminables procesos de negociación y astutas ambigüedades». Según Raven, el gran escollo del anglicanismo contemporáneo está en el llamado «proceso de escucha»; una doctrina que se puso de moda a finales de los años noventa a raíz de una mala interpretación de la resolución 1.10 de la Conferencia de Lambeth de 1998. En esta Conferencia, que reúne a los obispos de la Comunión anglicana cada diez años, los asistentes se comprometieron a «escuchar la experiencia de las personas homosexuales». Lo que al principio constituía un loable esfuerzo de comprensión hacia los homosexuales se convirtió luego en un subterfugio para aprobar la ordenación de clérigos homosexuales y la celebración de bodas gays en el seno de la Iglesia anglicana. A ello se añadiría la polémica por la ordenación episcopal de mujeres, autorizada en el Sínodo de la Iglesia de Inglaterra. DOS BLOQUES ENFRENTADOS Se suponía que la Conferencia de Lambeth de 2008 iba a zanjar definitivamente estas cuestiones, pero nada de eso ocurrió. La Conferencia dio paso al nacimiento de dos bloques bien diferenciados: los que respetan la tradición cristiana reflejada en la Biblia, y los que abogan por una interpretación de las Escrituras más acorde a la mentalidad dominante actual. El arzobispo de Canterbury y primado de la iglesia anglicana, Rowan Williams, se ha mostrado cauto sobre la creación de de la Nueva Iglesia Anglicana de Norteamérica (ACNA). De momento, se ha limitado a enviar un observador de su confianza a la primera asamblea convocada por la ACNA. Pero no ha dicho nada sobre la posible incorporación de esta Iglesia a la Comunión Anglicana. Desde que se creó en 2008, la ACNA ha logrado aglutinar a más de cien mil fieles, setecientas parroquias y cuatro diócesis: Pittsburgh, Forth Worth (Texas), Quincy (Illinois) y San Joaquín (California). REACCIONES EN EL MUNDO EVANGÉLICO Desde las iglesias evangélicas de Norteamérica se ha seguido con interés el cisma episcopal. Uno de los pastores más influyentes, Rick Warren, expresó su apoyo a los conservadores anglicanos. Warren, invitado a la Asamblea inaugural de la Iglesia Anglicana de Norteamérica (ACNA por sus siglas en inglés), animó al grupo «a avanzar en el viaje que han emprendido». Warren además invitó a seguir el modelo de ministerio de Jesús, no sólo ganando personas para Cristo, sino también desarrollar discípulos maduros. «Tenemos un mensaje que no cambia en un mundo que está evolución constante... Si quieren la bendición de Dios no oren diciendo: Dios, bendice lo que estamos haciendo. Más bien oren diciendo: Dios ayúdanos a hacer lo que tu bendices». EL CISMA LLEGA A INGLATERRA Tras la división de los episcopales en Estados Unidos, el conflicto abierto en la iglesia anglicana podría llevar a una división en la misma cuna de la comunidad. Un grupo tradicionalista anglicano, liderado por varios obispos de todo el mundo, se han presentado esta semana en Londres para hacer campaña contra la ordenación de homosexuales como sacerdotes. El grupo, llamado en inglés Fellowship of Confessing Anglicans, se constituyó el año pasado en Jerusalén, en la conferencia paralela a Lambeth en la que la división anglicana se hizo patente. Uno de quienes lo apoyan, el obispo de Rochester, Michael Nazir-Ali, de origen paquistaní, afirma en el dominical ´Sunday Telegraph´ que los homosexuales anglicanos practicantes «deberían arrepentirse y cambiar» de comportamiento. Sus integrantes defienden una lectura de la Biblia que prohíbe la homosexualidad activa. «La Biblia nos enseña que el único matrimonio es el que se da entre un hombre y una mujer», afirma el reverendo Nizir-Ali. Según sus miembros, si continúa la deriva liberal de la Iglesia anglicana en el Reino Unido, va a producirse en este país una escisión similar a la sufrida por los episcopales en Estados Unidos. LA REINA DE INGLATERRA APOYA A LOS CONSERVADORES La reina Isabel II ha enviado una carta de apoyo a los representantes del grupo tradicionalista anglicano opuesto a las relaciones entre personas del mismo sexo y la ordenación de homosexuales activos. Así lo señala el periódico ´The Daily Telegraph´, que afirma que la soberana británica ha hecho saber a este grupo que «entiende sus preocupaciones» sobre el futuro de la iglesia. La Reina, de 83 años, es la Cabeza de la Iglesia de Inglaterra. ´The Daily Telegraph´ dice que las cartas de Isabel II sorprenderán a mucha gente puesto que el grupo conservador es visto como una división en la iglesia anglicana.

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