La nueva Iglesia Anglicana de Norteamérica busca apoyo internacional

La recién creada Iglesia Anglicana de Norteamérica, impulsada por quienes han abandonado la comunión anglicana por motivos teológicos y doctrinales, no esperaban ser reconocidos en el encuentro anglicano de Alejandría (Egipto) que se ha celebrado la semana pasada. “Suponemos que se tratará nuestra situación”, consideraba el portavoz de la nueva denominación, Peter Frank.

WASHINGTON · 08 DE FEBRERO DE 2009 · 23:00

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La Iglesia Anglicana de Norteamérica (ACNA, en sus siglas en Inglés), recientemente creada, está formada por quiénes consideran que se ha liberalizado la teología cristiana en cuanto a aspectos fundamentales que van más allá de la inclusión de la bendición de matrimonios homosexuales, entre otros aspectos. Los desacuerdos sobre las nuevas doctrinas introducidas en los últimos años habían llevado a un clima de tensión que finalmente se convirtió en un cisma. Al ser una minoría en comparación con el conjunto de la Iglesia Episcopal y la Iglesia Anglicana de Canadá, rompieron con ambas denominaciones, con la esperanza de ser reconocidos como franquicia oficial dentro de la Comunión anglicana. Para pasar a ser aceptados con todos los derechos en la comunidad anglicana internacional, necesitan la aprobación del Consejo Consultivo Anglicano y el apoyo de dos terceras partes los 38 principales arzobispos del mundo. Para los integrantes de la nueva ACNA, todo es cuestión de paciencia porque “cuando se trata de políticas internacionales en la Comunión Anglicana, somos realistas sobre la velocidad a la que se desarrollan las cosas”, ha dicho Frank. ¿APOYO EN UN FUTURO? Hasta el momento, sólo 5 arzobispos han mostrado su respaldo a la nueva ACNA, aunque se espera que se añadan más representantes cuando la nueva denominación anglicana vaya tomando más forma. Jim Naughton, director de comunicaciones de la diócesis de la Iglesia Episcopal en Washington, opuesta a la ACNA, en cambio, cree que “no hay ninguna oportunidad de que dos tercios de los arzobispos legalicen esto, de ninguna forma”. Anteriormente, el arzobispo galés Barry Morgan también había hecho saber que se opondría “con todo su ser” contra la aprobación de la nueva provincia anglicana. Por último, Fred Hiltz, arzobispo de la Iglesia Anglicana de de Canadá, ha querido quitar importancia a las divisiones: “En la iglesia canadiense hay más que sólo discusiones sobre sexualidad”, ha dicho en una revista anglicana.

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