El libro `Contra el Cristianismo´ cuestiona la actuación de la UE y la ONU frente a los valores cristianos

La publicación del libro “Contra el cristianismo: La UE y la ONU como nueva ideología”, ha puesto una vez más sobre la mesa un debate recurrente en los últimos años: el papel de las grandes entidades políticas internacionales y su influencia en materia de valores.

MADRID · 05 DE OCTUBRE DE 2008 · 22:00

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Las autoras italianas Lucetta Scaraffia y Eugenia Roccella, llegan a la conclusión que Unión Europea y Naciones Unidas han entrado en una dinámica de lo políticamente correcto socialmente, que habría llevado a la creación de una “religión universal”, basada en un “relativismo totalitario”, que atenta específicamente contra las personas de fe cristiana. Pero también hay otras voces cristianas de referencia que creen que este análisis es demasiado catastrofista. EL DIAGNÓSTICO DE SCARAFFIA Y ROCELLA Algunos de los grandes temas a nivel europeo parecen haber concluido con derrotas para los defensores de los valores cristianos. Los debates sobre la inclusión de las raíces cristianas en la querida Constitución Europea. Las tensiones alrededor de las declaraciones europeas que incluyen el derecho al aborto como derecho fundamental de la mujer. La adopción de niños por parte de homosexuales, relacionado con la igualdad de derechos para todos. Basándose en éstas y otras tendencias en que se están dando en la política europea, el libro publicado por Lucetta Scaraffia y Eugenia Roccella (profesora universitaria y periodista, respectivamente), analiza la actuación de la Unión Europea y la ONU, y sobre todo, el conjunto de normas internacionales que han ido promoviendo últimamente. Para las autoras, es muy clara la influencia decisiva de los lobbys gays, por ejemplo, que habría llevado a que la corriente legislativa acabe poniendo contra la pared a las personas que tienen una fe y una moral cristiana. Esto sería muy importante, dice el libro, ya que el poder de UE y ONU en materia de derechos y libertades acaba influyendo decisivamente en la opinión y la legislación de todos los países que están bajo sus paraguas. Se denuncia una actuación contra el cristianismo, por ejemplo, en todo lo que se refiere al derecho reproductivo. Según las autoras, se ha instalado en las organizaciones internacionales una ideología utópica basada exclusivamente en el placer sexual, sacando de en medio la función de la procreación. Además, la UE habría impuesto a los países del Tercer Mundo esta visión, ligando las ayudas financieras al programa de derechos reproductivos. Todo ello llevaría, según las autoras, a que la UE acabe presentando a las entidades cristianas que se oponen a estos programas como “enemigos de las mujeres”. El libro también se refiere al intento de crear, en la ONU, una nueva “religión secular” en la ONU, que sustituya las raíces cristianas de occidente y que sirva como código ético universal. Contra el cristianismo pone como ejemplo la “Carta de la Tierra”, que mezclaría religión, ética y paganismo. En cuanto a la Unión Europea, Scaraffia y Rocella explican el caso de un informe de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo del 2003, que condena la represión en China de grupos como Falun Gong y los budistas, pero que no hace ninguna referencia a la grave persecución de los cristianos del país, que se cuentan por centenares de miles. También en cuanto a la UE, las autoras se hacen eco de cómo en los últimos años, el concepto religión se ha citado varias veces como fuente de conflicto e intolerancia, en diferentes documentos oficiales. Scaraffia y Rocella concluyen que esta evolución “contra el cristianismo” ha ido arrinconando cada vez más a las confesiones cristianas en Europa, que defienden que hay derechos naturales que forman parte de la naturaleza humana, y que no pueden ser redefinidos constantemente por nuevas declaraciones internacionales al gusto de los gobiernos del momento. LA VISIÓN CONTRAPUESTA DE DOXAT-PURSER Para Julia Doxat-Purser, representante de la EEA (Alianza Evangélica Europea) en Bruselas ante la UE y experta en materias socio-políticas, el análisis de “Contra el cristianismo” es excesivo. Según ha explicado a P+D, unas conclusiones tan agresivas como las de Scaraffia y Rocella “no ayudan”. Doxat-Purser considera que “hay muchas cosas positivas que la UE está haciendo en la área de Derechos Humanos”. Pone como ejemplo “el impacto que el proceso de entrar en la Unión, o el deseo de hacerlo, está teniendo en la libertad religiosa en el Este de Europa o en Turquía”. La representante de la EEA cree que los valores cristianos no se reducen sólo a la familia, la vida y los temas relacionados con la sexualidad, aún siendo estos importantes. Doxat-Purser considera que “la preocupación por el Medio Ambiente, y el apoyo por los más pobres en nuestra sociedad” también son esenciales en los valores de un cristiano, y en ellos, la UE “está haciendo un buen trabajo”. “Hay muchas cosas que podría criticar”, y está de acuerdo que “sí, hay un fuerte secularismo en las instituciones europeas”. Pero cree que hay que destacar el trabajo de “parlamentarios europeos que son creyentes” y otras instituciones que trabajan para incluir los valores cristianos en la UE. Añade además que no sólo organizaciones con valores lejanos al cristianismo han recibido fuertes ayudas, sino que también hay financiación de actividades propuestas por entidades cristianas. Por todo ello, para Doxat-Purser, hay que seguir trabajando para buscar aportar “de formas positivas, orando y actuando”.

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