Para el Papa procrear es el fin último del matrimonio, que no debe usar anticonceptivos

El Papa ha reafirmado que los anticonceptivos niegan el objetivo final del matrimonio, que es tener hijos, y se ha mostrado partidario sólo de los métodos naturales "que permiten a la pareja determinar los periodos de fertilidad" (el método Ogino y similares).

ROMA · 03 DE OCTUBRE DE 2008 · 22:00

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"Los anticonceptivos que impiden la procreación desnaturalizan el sentido último del matrimonio". Lo dijo ayer el Papa, en un mensaje enviado a un congreso sobre el 40º aniversario de Humanae Vitae, la encíclica en la que Pablo VI prohibió el uso de la píldora y los preservativos a los católicos. Benedicto XVI admite, sin embargo, que en "el camino de la pareja puedan verificarse circunstancias graves que hagan prudente distanciar los nacimientos de hijos o incluso suspenderlos". Y es ahí "donde el conocimiento de los ritmos naturales de la fertilidad de la mujer se convierte en importante para la vida de los cónyuges". En otras palabras, el único contraceptivo autorizado por la Iglesia católica es el popularmente conocido como método Ogino, la abstinencia ciertos días del ciclo menstrual, que el Papa define, de forma mucho más culta, como "métodos de observación". De cada 100 mujeres que lo utilizan, alrededor de 20 quedan embarazadas cada año. "La técnica no puede sustituir la maduración de la libertad cuando está en juego el amor", concluye el Papa, y para acabar exhorta a los curas a predicar a las parejas un mensaje "que les oriente a entender con el corazón el maravilloso diseño que Dios ha inscrito en el cuerpo humano". PROTESTANTES Y ANTICONCEPTIVOS El protestantismo entiende por el contrario que el fin del matrimonio es el amor mutuo de marido y mujer, del que precisamente forma parte la sexualidad por sí misma; y también los hijos, pero no como “sentido último” del matrimonio. Por ello su enseñanza y ética admite la planificación familiar responsable con métodos anticonceptivos. DESOBEDIENCIA DE LOS CATÓLICOS Si alguna enseñanza católica tiene poco éxito, es esta. Así lo asume el mismo Benedicto XVI, que lo razona diciendo que "el mundo, y también muchos fieles, tienen dificultades" para comprender el mensaje de la Iglesia católica, que "ilustra y defiende la belleza del amor conyugal en su manifestación natural". Ese amor entre esposos, explicó el Papa, tiene a su entender un modo propio de comunicarse: "Generar hijos". Y "excluir esa dimensión comunicativa mediante una acción que intente impedir la procreación significa negar la verdad íntima de ese amor". Pero, pese a todo su esfuerzo, parece que no convence a sus fieles. LA HUMANAE VITAE Publicada en julio de 1968, la encíclica de Pablo VI, que llevaba el subtítulo ´Sobre la regulación de la natalidad´, contiene la postura oficial Iglesia católica respecto al aborto, el control de la natalidad y otras medidas relacionadas con la sexualidad. Cuarenta años después, esta encíclica papal no ha sido modificada pese a los adelantos científicos y la transformación de la sociedad en ese campo, por lo que varios grupos y exponentes católicos firmaron una petición dirigida al Pontífice para que el documento fuera abrogado. En esa petición, los católicos consideran que las posiciones intransigentes de la Iglesia católica, que prohibe incluso el uso del preservativo, terminaron por favorecer la epidemia de sida en el mundo. La petición generó duras reacciones por parte del Vaticano, que lo tachó de "propaganda pagada por los fabricantes de contraceptivos", según declaró el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.

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