Brasil: metodistas consideran la «ley de la homofobia» una censura de línea fascista

El Colegio Episcopal de la Iglesia Metodista del Brasil defiende que predicar y enseñar en público y en privado posturas éticamente contrarias a la práctica homosexual (es decir, considerar la práctica homosexual como un pecado y una desobediencia a las enseñanzas de Dios) es un derecho irrenunciable más de la libertad de expresión y de conciencia de la Iglesia.

SAO PAULO · 06 DE MAYO DE 2007 · 22:00

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Esta postura es contraria a la llamada "ley de la homofobia", el proyecto de ley 5.003 de 2001, que está actualmente siendo analizado en el Parlamento brasileño. Esta ley, de aprobarse, criminalizaría toda manifestación que fuese contraria a la opción sexual de las personas. Para los obispos metodistas, reunidos en San Pablo los pasados días 11 y 12 de abril, aprobar esta ley significaría retomar los principios de la censura de conciencia y de opinión típicas del fascismo y de las dictaduras, que tantos males causaron a la humanidad. El pronunciamiento del Colegio Episcopal metodista se basa en la enseñanza bíblica de que “Dios creó al hombre y a la mujer, orientación sexual defendida por la iglesia”, mientras que la práctica del homosexualismo es encarada como moralmente incorrecta en el seno del cristianismo. La iglesia metodista quiere de esta manera también defender su derecho para aprobar o cuestionar éticamente las diferentes conductas humanas, cualquiera que ella sea, y así “poder desempeñar su misión de predicar la reconciliación del ser humano con Dios, con su prójimo y consigo mismo”. RESPETO A LA PLURALIDAD Por otro lado, el Colegio Episcopal metodista admite que ocurren manifestaciones discriminatorias de todo tipo en la sociedad brasileña contra personas homosexuales, y se manifiestan contrarios a esta discriminación ya que no hacen justicia a los derechos individuales en la tradición cristiana de reconocer cualquier ser humano como criatura divina. También destacan los obispos metodistas que en una sociedad democrática, a la vez que es exigible el derecho de expresar cualquier opinión y que sea escuchada (como las posturas contrarias moralmente a las relaciones homosexuales), se deben respetar las posturas individuales; de forma que no se impongan valores sociales generales de tipo religioso, como los de las iglesias cristianas, por ejemplo.

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