Nueva Orleans: tres días encerrados por el `Katrina´, con el único consuelo de una Biblia

“Al resto de la familia en Nueva Orleáns, 16 miembros en total, los acogimos aquí, en Mobile, pero ellos se quedaron para salvar el negocio y sus casas”. El que habla es Ricardo Bernal, cuya vivienda en Mobile (Alabama) se salvó de las aguas por escasos mil metros. La casa de Armando, de 28 años y soltero, y la de otras dos familias salvadoreñas, no corrieron la misma suerte y quedaron destruidas.

Nueva Orleans · 12 DE SEPTIEMBRE DE 2005 · 22:00

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En entrevista telefónica, Bernal narra el testimonio de Armando, quien decidió no seguir al resto de los familiares, quienes horas antes de que el huracán tocara tierra ya se había refugiado en su casa de Mobile. “Ya viví el huracán Fréderic, en 1979, y resistimos bien; Mobile está más elevada que Nueva Orleáns, que está bajo el nivel del mar —comentó—. Antes de que acabara el temporal ya habíamos perdido el contacto telefónico con Armando, y no supimos nada hasta que un primo mío decidió rescatarlo”. TRES DÍAS CON UNA BIBLIA Cuando Armando y su empleado llegaron, exhaustos y conmocionados por lo vivido, narraron el miedo ante la incertidumbre y cómo pasaban las horas en el taller a oscuras, con la única compañía de una linterna con la que alumbraban la Biblia. Entre oraciones veían cómo el agua iba anegando el taller. “Nunca imaginaron la magnitud de la catástrofe. No huyeron porque temían a los ladrones, pero no se prepararon para lo que se avecinó. No tenían comida, ni agua potable, ni electricidad. Sólo usaron el agua que les entró para lavarse”. Así permanecieron hasta el miércoles pasado, cuando un primo de Armando lo rescató. “Cuando salió, comprobó que su casa estaba derruida y que los barrios por los que pasó estaban siendo sometidos a un saqueo. Todo lo se podían llevar se lo llevaban. Gracias a Dios, el taller estaba en la misma calle que una comisaría de policía y ahí no se atrevieron”, comentó.

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