Bush da un toque católico al Tribunal Supremo de EEUU

La renuncia a su cargo, el pasado 1 de julio, de la juez Sandra O'Connor ha obligado a George W. Bush a tomar, a principios de esta semana, una de las decisiones más críticas de su mandato. Sandra O'Connor era más que una juez.

Washington · 25 DE JULIO DE 2005 · 22:00

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En primer lugar, era un símbolo, pues fue la primera mujer que accedió a la máxima instancia judicial del país. El honor de su nombramiento correspondió al presidente Reagan en 1981. Pero sobre todo, durante dos décadas, ha desempeñado en la Corte Suprema el papel de bisagra en el delicado equilibrio ideológico entre 'conservadores' y 'liberales'. Si bien votó en contra de la utilización de la marihuana con fines médicos, no cuestionó el derecho al aborto en 1992 cuando su voto pudo haber inclinado la balanza. De ahí, la importancia de la elección de Bush. Una elección que el Senado deberá confirmar por una mayoría de dos tercios. Se prevé una dura batalla parlamentaria a lo largo de las próximas semanas. DIFÍCIL ELECCIÓN De todas formas, su margen de maniobra se había reducido en los últimos días, ya que el actual presidente de la Corte, William Rehnquist, había dejado clara su intención de permanecer en el cargo hasta que sus fuerzas se lo permitan, pese a estar aquejado de un cáncer de tiroides. En 1990, Roberts consideró que la legislación sobre el aborto era inconstitucional. En las últimas semanas, los rumores sobre una posible dimisión de Rehnquist iban cobrando cada vez mas fuerza en los mentideros de Washington. "John Roberts ha dedicado toda su vida profesional a la causa de la Justicia y suscita mucha admiración por su inteligencia, su capacidad de juicio y su decencia personal", declaró Bush el pasado lunes durante la presentación de Roberts. Una presentación que fue transmitida en directo por las principales cadenas de televisión. "Es un hombre con unos logros extraordinarios y una gran capacidad. Tiene un gran corazón y las cualidades que los americanos esperan de un juez: experiencia, inteligencia, ponderación y civilidad", añadió. De momento, los demócratas han reaccionado con moderación al nombramiento aunque ya afilan cuchillos para la batalla parlamentaria. "El presidente ha elegido a alguien con sólidas credenciales jurídicas, pero nuestra investigación no termina aquí".

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