“Perder la confianza en las Escrituras rompe la columna vertebral de la iglesia”

Jaume Llenas llama a recuperar la centralidad de la Palabra, su autoridad y relevancia para la vida diaria.

Daniel Hofkamp

#500Reforma · MADRID · 13 DE JULIO DE 2017 · 18:56

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El redescubrimiento de las Escrituras fue fuendamental en el proceso que se vivió en Europa hace 500 años. Hoy podemos tener más Biblias que nunca, pero dejar caer la Biblia en el olvido, advirtió Jaume Llenas en su exposición en el 8º Congreso Evangélico que se celebra estos días en Madrid, dentro de los actos de conmemoración convocados a nivel nacional.

El secretario general de la Alianza Evangélica Española explicó la necesidad de que los evangélicos afirmemos nuestra confianza en el mensaje de la Biblia y seamos capaces de no solo conocerlo, sino también vivirlo.

 

Pregunta. Jaume, has hablado de dos factores importantes que no tenemos que perder, uno de ellos son las Escrituras, ¿crees que hay amenazas internas hacia este factor, que hay un peligro real de que el pueblo pierda el Libro?

Respuesta. Creo que sí. Cíclicamente le sucede al pueblo de Dios, continúa manteniendo todas las estructuras exteriores, puede mantener incluso los sacrificios del templo en el Antiguo Testamento, mantener la actividad de una iglesia, y sin embargo haber perdido los contenidos, eso es un problema real, el problema de la pobreza bíblica. Hoy en día es un problema especialmente relevante, porque estamos viviendo en la era de la posmodernidad, hay una desconfianza hacia que pueda saberse la verdad, o que haya una aproximación única a dicha verdad.

En esa perspectiva, si algo nos sucede como pueblo de Dios,es que podemos generar desconfianza ante la Palabra: la Palabra está ahí, hay un mensaje cada domingo, se predica cada día; pero a veces, ni los que la predican, ni los que la escuchan creen en su verdadera eficacia, en que esa realmente es la misma Palabra que creó el universo, la misma que dio la ley al pueblo de Israel, que es Jesús mismo.

Cuando nosotros desconocemos la Palabra, desconocemos algo muy profundo, por eso intentaba trae luz hacia ese aspecto de que no hay una dicotomía entre Cristo y la palabra, sino que Cristo, el Espíritu y la palabra son una misma cosa, y cuando pierdes una, las pierdes todas, porque todo lo que sabemos del Padre, el Hijo, y el Espíritu, lo sabemos por lo que está escrito en la palabra que reveló el propio Espíritu Santo.

 

P. Vivimos en la generación de la posverdad, la posmodernidad, la duda de todo, el hecho de examinar las Escrituras, algunos dudan de la historicidad de ellas, ¿qué opinas sobre ello?

R. Sí, ahí hay un problema. Solo podemos explicarnos la historia del siglo XX, y el inicio del siglo XXI, si miramos 150 años atrás, 200 años, a partir del positivismo filosófico, la iglesia comienza a dudar de sus propias Escrituras, que le dan sentido a la iglesia, porque la iglesia está fundamentada sobre las Escrituras.

Tú puedes seguir siendo iglesia, pero cuando pierdes la confianza, lo que llamamos el liberalismo teológico y todas sus ramificaciones posteriores, estás rompiendo la columna vertebral de la iglesia, que es la confianza en las escrituras que le dan forma, que le dan vida, le dan el sentido de ser en el día a día; estás simplemente rompiendo aquello que hace que la iglesia sea iglesia.

Cuando quitas la iglesia del mundo, de la realidad, y solo dejas el aparato eclesial, la institución, el mal se desarrolla en el mundo de una forma que nunca se había desarrollado, y digo nunca antes, porque en el siglo XX muere más gente en guerras y genocidios que en todos los siglos anteriores que nosotros tengamos memoria, ¿cómo se explica esto?, ¿qué razón darle?: cuando la iglesia no es iglesia, y solo queda el aparato,la cobertura externa, la institución, pero no la realidad de la vida en Cristo, que lo da la pertenencia ala escritura, entonces nos acusan de bibliolatría y de un montón de cosas, de decir tonterías.

Cuando la iglesia pierde la confianza en la escritura no es más iglesia, es otra cosa, ya no es iglesia.

 

P. ¿Podrías darnos algunos ejemplos de cosas que se están haciendo en España para poder recuperar importancia de las escrituras en  la iglesia y para la iglesia?

R. Hay varias, quiero destacar algunas: el Taller de predicación, formando a un grupo de predicadores,otra vez, en la predicación expositiva, volver a recuperar la confianza en predicar el texto de las escrituras, en añadirle muy poco y hacer que el texto brille, quitarle el polvo, porque a veces son nuestros prejuicios o nuestras ideas añadidas las que quitan el brillo que tiene la propia escritura.

Otra cosa relevante son los grupos profesionales que están en áreas como el derecho, la enfermería, los psicólogos, la medicina, que están haciendo algo tan importante como es proyectar las escrituras sobre la realidad. Eso es relevante en nuestra sociedad, tanto para  creyentes como para no creyentes.

Otra iniciativa es la Fundación RZ, proveyendo respuestas, y conectando las escrituras con la realidad.

Estos son algunos proyectos, peor hay muchos más. Esa es la buena noticia, que se están haciendo cosas para volver a llevar a la escritura a cada terreno de la realidad, y eso nos puede dar un renacer del mundo evangélico, no solo en este país, sino también en Europa.

 

P. Hemos escuchado a Gary Wilkerson hablar sobre la Palabra y la importancia de vivirla, que no se quede solo en un conocimiento intelectual, sino que sea algo vivido, ¿crees que ese es un buen mensaje para comenzar este Congreso?

R. Me parece relevante. Cuando hablamos de la escritura, no solo hablamos de creerla, hablamos de creerla y vivirla.

La palabra de Dios que solo es creída como un mensaje, pero que luego no transforma la vida, que no te convierte en un discípulo de Jesús, es decir, que no se puede ver el carácter del iniciador del movimiento en los continuadores de ese movimiento.

Cada generación dura una sola generación, y luego tiene que nacer una nueva más, si no hay nacimiento de una nueva, ese es el problema de los movimientos: si el espíritu del fundador no continúa en los que  están allí, dura una sola generación.

Por lo tanto, ese discipulado, ese volver a creer y confiar en las Escrituras, que ellas sean la guía práctica e nuestras vidas, eso es lo que hace que tengamos esperanza en esa nueva generación. Eso es más que conocer las Escrituras, es dejar que calienten nuestro corazón y nos transforme como personas, en el nombre de Jesús.

 

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