I. Arsuaga: “O paramos este totalitarismo o algún pastor acabará en la cárcel”

Hablamos con el presidente de Hazteoir sobre la campaña del autobús que recorre España denunciando la imposición de la ideología de género.

Daniel Hofkamp

ESPAÑA · 31 DE MARZO DE 2017 · 18:21

Ignacio Arsuaga, junto al autobús en Nueva York, que fue atacado por tres personas. / HO,ignacio arsuaga
Ignacio Arsuaga, junto al autobús en Nueva York, que fue atacado por tres personas. / HO

El ya famoso autobús de Hazteoir se encuentra este viernes en Valencia y planea seguir visitando otras ciudades españolas. Esta semana las Cortes Valencianas han aprobado una ley, semejante a la de otras diez comunidades autónomas, que según la organización atenta contra la libertad de los padres de educar a sus hijos en el ámbito afectivo-sexual.

“Este autobús -nos cuenta Arsuaga mientras regresa a Madrid- ha levantado mucha polémica, pero también ha servido para concienciar a mucha gente que se está movilizando a favor de estas libertades”.

El presidente de Hazteoir denuncia que se ha generado “un clima de persecución contra una organización políticamente incorrecta” por parte de las autoridades y el “establishment”. “En España -sentencia- hay muchos políticos e instituciones que no creen en la libertad”.

Pero Arsuaga está convencido de que no es momento de callar. “Nos jugamos que podamos expresarnos todos los españoles con libertad. Si no paramos esta especie de totalitarismo, nos encontraremos con que los que decimos algunas cosas, o algún pastor o algún sacerdote que diga algo en la iglesia, o si se recoge lo que dice la Biblia sobre determinadas cuestiones, acabe en la cárcel. Eso sería una tragedia”.

Puede escuchar la entrevista en audio aquí

P. Lleváis aproximadamente un mes con la campaña del autobús contra la imposición de la ideología de género, que ha tenido una enorme repercusión. ¿Cuál es el balance que hacéis hasta ahora?

R. Ha sido una campaña muy estresante, dura, donde hemos sufrido violencia de algunos radicales. Pero a la vez ha sido una campaña que ha llegado a muchísimos españoles que no eran conscientes de hasta qué punto se estaban aprobando leyes que atentan contra libertades fundamentales, esencialmente, la libertad de los padres a educar a nuestros hijos conforme a nuestros valores. Esa parte de la sociedad que se ha movilizado y nos ha apoyado es la que creo que de alguna forma va a conseguir que se deroguen las disposiciones más liberticidas de estas leyes. Es una campaña para la libertad de educación, la libertad de expresión, la libertad ideológica y la libertad religiosa. Estas libertades que están siendo amenazadas o vulneradas en España había que denunciarlas de alguna forma. Lo que se nos ocurrió fue este autobús que ha levantado mucha polémica pero que también ha servido para concienciar a mucha gente que se está movilizando a favor de estas libertades.

 

P. Ahora el lema de la campaña va enfocado hacia la libertad de expresión. ¿Consideras que en España este es un derecho que no se puede ejercer en igualdad de condiciones? ¿Ves diferencias con respecto a otros países del ámbito europeo?

R. Hoy hemos presentado un manifiesto en el Ayuntamiento de Valencia, y en las Cortes Valencianas, a favor de la libertad de expresión, dirigida a todas las autoridades públicas, para que reconozcan que en España hay dos clases de ciudadanos. Unos, los de primera, son los que comparten los dogmas de lo políticamente correcto y la ideología de género. Luego estamos los ciudadanos de segunda que parece que tenemos menos derechos. Somos los que nos atrevemos a expresarnos en contra de alguno de esos dogmas. Con el autobús no solo nos hemos encontrado que algunos violentos nos apedreasen en Sevilla o que nos tiraran huevos en Barcelona, sino también que autoridades públicas han aprobado resoluciones condenando a Hazteoir, al autobús, y pidiendo al Gobierno que retire la condición de utilidad pública a Hazteoir. Hemos visto a representantes políticos que en Twitter o en medios de comunicación se han dedicado a insultarnos o amenazarnos, o directamente acusarnos de incitación al odio, que es un delito tipificado en el Código Penal. Se ha generado un clima de persecución contra una organización políticamente incorrecta, disidente, que se ha atrevido a decir cosas que no se corresponden con la ideología de prácticamente todos los partidos políticos o los medios de comunicación del establishment. Algunos políticos nos han puesto en el punto de mira y luego otras personas nos han atacado aún físicamente.

 

El autobús ha cambiado su lema. Ahora se puede leer: Respeto para todos, no al bullying. / HO

P. Habéis encontrado oposición política y mediática mayoritaria y se os acusa de querer imponer vuestros criterios a una sociedad que avanza hacia otros valores. ¿Qué respondes?

R. En absoluto queremos imponer. Aunque quisiéramos no podemos imponer nada porque no tenemos poder político, sino todo lo contrario. Queremos proponer una visión, expresarnos con libertad y denunciar algunos de esos abusos de la ideología de género y de los poderes que están aprobando leyes que restringen leyes fundamentales. Queremos tener el derecho a expresarnos libremente, pero sin imponer, sin atacar ningún tipo de derecho. Al revés, reclamamos que se respete el derecho de todas las personas, y pedimos a las administraciones y a los colegios que habiliten medidas para proteger a los niños que puedan ser acosados o discriminados por cualquier razón.

 

P. ¿Qué opinas sobre la ley que se acaba de aprobar en la Comunidad Valenciana?

R. Estas leyes que se están aprobando en las comunidades autónomas tienen distintas disposiciones que atentan a las libertades fundamentales. Se prohibe que la persona que es homosexual y quiera dejar de serlo reciba ningún tipo de ayuda, con una multa de hasta 45.000 euros. Pero lo más preocupante es sin duda todo el capítulo educativo. En todas estas leyes se impone esa ideología de género, se impone de forma obligatoria, en colegios públicos y privados un modo de vivir la sexualidad, la del movimiento LGTB, que es respetable pero que puede haber padres que no compartamos. Lo que queremos es decidir. La gran petición de la campaña es pedir a los poderes públicos que respeten el derecho de los padres a decidir sobre la educación afectivo-sexual de nuestros hijos: sobre cuándo queremos que esa educación la reciban, qué contenidos, de qué forma... No puede ser que el Estado lo decida. Hay libros de texto en los que se está animando a los niños a experimentar relaciones, con personas del mismo sexo y de distinto sexo, de forma que puedan descubrir cuál es su orientación sexual. Eso es muy grave. Habrá padres a los que les parezca muy bien y es respetable, pero a otros padres que no compartimos esa visión y que defendemos otra enseñanza afectivo-sexual, también se nos debería respetar.

 

P. El asunto de la ideología de género no es algo que solo a debate en España, sino en muchos países, también en Latinoamérica. ¿Estáis en contacto con entidades o movimientos que están surgiendo allí para oponerse a la imposición de la ideología de género?

 

Hazteoir difunde un libro sobre el adoctrinamiento de la ideología de género en los colegios.

R. Latinoamérica es un continente que está dando ejemplo a todo el mundo en esa movilización de la sociedad civil y de las familias a favor de la libertad de educación, a favor de la familia, en contra de la imposición de la ideología de género. En Perú ha habido una manifestación masiva, como no se ve en Europa, en contra de esta ideología que se quiere imponer en las escuelas. Hemos recibido peticiones de Perú, de Chile y de Colombia para llevar el autobús de la libertad y procuraremos hacerlo con la ayuda de entidades locales.

 

P. En España estáis de gira por distintas ciudades. ¿Cuáles son tus sensaciones con respecto al recibimiento que está teniendo el autobús?

R. Nos encontramos dos reacciones. Hay personas que nos dan ánimos. En la puerta del Ayuntamiento hoy una señora me ha abrazado, me ha dado la enhorabuena. Pero también nos encontramos con violentos que nos insultan, nos tiran piedras como en Sevilla, intentan zarandear el autobús, o nos tiran huevos o ketchup, como en Barcelona. Eso responde al totalitarismo que reina en algunas asociaciones LGTB, pero también a políticos que nos han puesto en el punto de mira, acusándonos de incitar al odio y lo que han hecho es justamente generar odio contra el autobús y contra Hazteoír. Para denunciar esto y defender nuestra libertad, seguiremos recorriendo otras ciudades de España

 

P. ¿Estáis teniendo posibilidad de reuniros con representantes políticos o gobernantes?

R. Parece que los políticos, el establishment, no quiere reunirse con nosotros. Hoy en Valencia habíamos pedido cita con el alcalde, y con presidente de las Cortes, y nos dijeron que no nos podían recibir. Sin embargo cuando estábamos en el registro para presentar un escrito se ha acercado la primera teniente de alcalde del partido socialista, y lo que quería era decirnos que no éramos bienvenidos en Valencia. Mientras pasaba esto algún miembro de su gabinete nos estaba grabando, y luego han publicado el vídeo en Twitter. Parece que más que dialogar, lo que quieren es marcarnos, identificarnos como los parias, los ciudadanos de segunda. Así que el diálogo que nosotros buscamos en relación con estas leyes de adoctrinamiento sexual, que estamos pidiendo que se deroguen al menos algunas de las medidas más liberticidas, es un mensaje que no está llegando a los políticos. Sí está llegando, en cambio, a la sociedad, a los padres. Aquí se está produciendo una fractura entre los que mandan, el establishment, y la sociedad donde existe una pluralidad de ideas. Hay una parte de los españoles que está a favor de estas leyes y otra parte que estamos en contra, y de la misma forma que notamos un rechazo de los políticos, también estamos notando mucho apoyo de una parte importante de la sociedad española.

 

P. ¿Ese apoyo social no tiene eco en ningún partido político?

R. Ha habido partidos políticos, el PP en algunas comunidades autónomas, donde han votado en contra de las medidas condenatorias contra Hazteoir. En otras, como la Comunidad de Madrid, donde Cristina Cifuentes ha sido la impulsora de esa condena a Hazteoir. UPN también votó en contra en Navarra. Pero la mayoría de los partidos políticos se están uniendo a esa nueva hoguera de la inquisición de género que quiere condenar a los disidentes. No solamente no compartimos esa ideología de género, sino que nos atrevemos a expresarnos en contra de lo políticamente correcto.

 

P. Sabemos que hace poco estuviste en Nueva York. ¿Qué reacción hubo hacia la campaña?

R. Estuvimos presentando el autobús en Nueva York, donde se celebraba en Naciones Unidas la Comisión del Estado de la Mujer. Intervine en un evento paralelo explicando lo que estaba pasando en España. En Estados Unidos las autoridades se dedican a proteger a los ciudadanos, y a proteger el derecho de la libertad de expresión, en este caso, de quienes hemos promovido la iniciativa del autobús. Allí la policía cuando el autobús fue atacado por un grupo de tres radicales que rompieron algunas ventanas y lo pintaron, y la policía pidió la grabación a un negocio cercano y se tomó el máximo interés en perseguir a aquellos que atacaron el autobús. No hemos encontrado a nadie que nos ponga la mínima traba a la circulación del autobús, algo que sí ha pasado en Madrid, en Pamplona o en Cataluña, donde se ha inmovilizado el autobús intentando que nuestro mensaje no sea difundido. Al final te das cuenta que en Estados Unidos hay una democracia asentada de varios siglos de historia, y que en España hay muchos políticos e instituciones que no creen en la libertad, que creen que la libertad solo se debe aplicar a sus correligionarios, pero no a todos los ciudadanos.

 

P. ¿Qué perspectiva os da esta campaña, al encontrar tanta crispación y enfrentamiento, sobre el futuro en España de las libertades y la convivencia?

R. Ahora mismo lo que tenemos claro es que no nos van a asustar. Vamos a seguir adelante. Estamos defendiendo derechos fundamentales, a veces a costa de agresiones, a veces a costa de amenazas, pero creemos que tenemos que seguir adelante porque nos jugamos que podamos expresarnos todos los españoles con libertad. Si no paramos esta especie de totalitarismo, nos encontraremos con que los que decimos algunas cosas, o algún pastor o algún sacerdote que diga algo en la iglesia, o si se recoge lo que dice la Biblia sobre determinadas cuestiones, acabe en la cárcel. Eso sería una tragedia. Porque creemos en la democracia y en la libertad seguimos, con la esperanza de que los políticos y gobernantes se den cuenta que deben aceptar opiniones que no les gusten y que la democracia pasa por esa pluralidad de ideas, donde todos tenemos cabida y podemos expresarnos libremente.

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