María Bernabéu: arte, fuerza y fe en el tatami

Cristiana evangélica, plata para España en el Mundial de Astana de judo en -70, relata su recorrido deportivo, que la lleva hacia Río 2016.

Cadena Ser, Marca, ABC · ALICANTE · 30 DE SEPTIEMBRE DE 2015 · 19:00

María posa en las instalaciones Ozone donde entrena a diario / ABC,María Bernabéu, judoka cristiana
María posa en las instalaciones Ozone donde entrena a diario / ABC

Fusiona el judo, con su inquebrantable fe en Jesús y una mentalidad rocosa y sana agresividad sobre el tatami. Una conjugación rematada con lo que ella misma define que es su trayectoria deportiva: «Trabajo, trabajo y trabajo».

María Bernabéu Avomo (1988), que recientemente lograba la plata mundial de judo en la categoría de -70 kilogramos, cercana en el trato, profunda en su discurso, de mirada brillante y una técnica poderosa, es una trabajadora del judo, cuya motivación le ha llevado a progresar hacia lo más alto. Su reto ahora es claramente olímpico.

Y ella, no quería. El origen de la subcampeona del mundo con evidente proyección hacia Río 2016 comenzó entre sollozos: «De pequeña yo quería hacer patinaje artístico. Pero siempre he sido una niña muy grande. Mi madre tuvo ojo y vio que debía hacer otro deporte y me apuntó a judo. Empecé llorando porque pensé que iba a una cosa en la que tenía que luchar, que me iban a hacer daño, que me daba miedo. Sin embargo, pronto me enganchó el judo y lo fui descubriendo y disfrutando».

Consiguió la plata que suponía la primera medalla para España en el Mundial de Astana, tras imponerse a algunas de las mejores del mundo en su categoría. Al Mundial de Astana llegó en el número 23 del ranking y ahora es sexta -para los Juegos se clasifican las catorce primeras del mundo por categoría-. El reto ahora es olímpico y, por qué no, medallista.

 

DE SALAMANCA A JAPÓN

La trayectoria de María, nacida en Salamanca pero que ha vivido en Alicante, comenzó como muchas otras: Juegos, pasar el tiempo con los amigos, progresar paso a paso y comenzar a ganar en categorías inferiores. «Empezó a ser todo emocionante para mí y me comenzaron a pasar cosas que no me esperaba. Gané el campeonato de España infantil y luego el cadete, me llamaba la selección y empecé a ir a torneos por Europa», recuerda.

Foto de María en su perfil de facebook

Japón es la cuna de este arte marcial milenario. Allí comenzó todo. Y María y su entrenador -Carlos Montero- no han faltado a sus estancias en el país asiático desde 2009 para afinar su preparación de alto rendimiento. «Japón fue un punto de inflexión para mí. Es una fuente tremenda para conocer y saber sobre este deporte y para desarrollarse en el mismo y como persona. Me abrió la mente», significa Bernabéu, al tiempo que advierte valores como la educación y el respeto como esencia: «Allí ves como gente campeona del mundo u olímpica presenta un respeto increíble a su entrenador. Y no sólo porque sea su preparador, sino por la edad».

Después de pasar por varias universidades japonesas, encontró el lugar ideal en IPU, conociendo a referentes como Koga o campeonas como Umeki. «Cuando superas la etapa de pensar que el judo es entrar a un tatami y pegarse, como podía pensar cuando empecé con seis años, a entender la profundidad de este deporte, entonces entiendes el porqué de que ‘el judo es una filosofía de vida’».

Bernabéu, licenciada en Derecho, tiene unas raíces de familia obrera, en la que ha comprendido valores como que «la lucha y el sacrificio tienen recompensa». Su medalla, al tiempo que es un premio a mucho sacrificio y la conjugación de esfuerzos con su entrenador, su familia, el club Ozone o la escuela Frutos, así como el respaldo de la federación gallega, por la que tiene licencia, «puede mostrar el camino de que con trabajo y motivación se pueden lograr grandes cosas desde abajo».

 

ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

 

Captura de pantalla del perfil de twitter de María Bernabéu

María, de padre alicantino y madre guineana, revela como claves de su progresar el fortísimo vínculo familiar -sus padres y sus dos hermanos-; la confianza absoluta con su entrenador; el haber asumido y aprehendido valores como la disciplina, la superación, el respeto y la humildad; y su espiritualidad cristiana.

En su cuenta de twitter tiene como foto de página este texto (en inglés): “No te preocupes, Dios siempre llega a tiempo”.

«Soy creyente. Tengo fe en Dios. Me acompaña a todas partes. Siempre llevo la Biblia. Cada domingo voy a la Iglesia (evangélica)», explica la judoka, que entiende que esto pueda chocar, pero que al tiempo es ser coherente en reconocer la huella que deja en su deporte.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ESPAÑA - María Bernabéu: arte, fuerza y fe en el tatami