Syriza: ¿qué implica su victoria?

Xesús Manuel Suárez y Elísabet Rodríguez de Castro valoran el triunfo de la formación griega de izquierda que aún resuena en Europa.

Daniel Hofkamp

PONTEVEDRA · 27 DE ENERO DE 2015 · 12:11

Tsipras se dirige a una multitud de simpatizantes tras la victoria electoral del domingo. / FB de Syriza,
Tsipras se dirige a una multitud de simpatizantes tras la victoria electoral del domingo. / FB de Syriza

Pocas veces unas elecciones griegas tuvieron un seguimiento tan intenso en el ámbito europeo. El triunfo de Syriza vino a confirmar la apuesta por el cambio por parte del pueblo griego, que dio la espalda a los partidos tradicionales e inicia así una nueva etapa política.

La victoria de Syriza “no es una buena noticia para Europa”, opina para Protestante Digital la política Elísabet Rodríguez de Castro, responsable de Relaciones de Entidades Protestantes con el Partido Popular. “No podemos negar la reacción -añade Rodríguez- que los ciudadanos griegos han transmitido a través de las urnas, que es su enfado e inconformidad con las políticas llevadas a cabo por su Gobierno e impuestas por Europa”.

“Es una huída hacia adelante”, considera Xesús Manuel Suárez, analista político y vicepresidente del Grupo de Participación en la Vida Pública de la Alianza Evangélica Española. “Entre un programa que no saben si se podrá cumplir y otro que creen que les mantiene en el pozo”, los electores “escogieron el primero en un salto hacia la utopía”.

 

¿DESESPERACIÓN O ILUSIÓN?

Para Suárez, el problema está en la motivación de este “salto”. “Me preocupa que el electorado se apunte a ella no por ilusión, sino por desesperación”, teniendo en cuenta que Syriza no ha convencido por su ideología de izquierdas. “No han hecho un giro a la izquierda, sino se han abrazado a la reafirmación nacional frente a Europa. Es muy significativo que Syriza haya encontrado rápidamente su más entusiasta colaborador en el partido de derecha “Griegos Independientes”. Ha sido un voto de emergencia nacional y reacción contra Europa, no un voto consciente de izquierda”, explica.

En esta decisión se detecta “escasa autocrítica”, añade Suárez: “para el votante griego toda la culpa la tiene Europa y los gobernantes que pactan con ella. No tenemos tiempo de analizar las causas de la crisis y el rescate griegos; es cierto: las entidades bancarias centroeuropeas han actuado buscando beneficio puro y duro, pero al otro lado ha habido una grave responsabilidad del gobierno y el pueblo griego”.

Como ejemplo, Suárez menciona que “antes del rescate, una parte importante de los griegos se jubilaba entre los 50 y los 55 años y con el sueldo íntegro, y un 20% de los trabajadores eran funcionarios; nadie protestaba por esto”, como tampoco al mentir el gobierno griego con respecto a su déficit para entrar en el sistema monetario europeo.

 

CONSECUENCIAS EN EUROPA

Las reacciones a la victoria de Tsipras no se han hecho esperar. Gobiernos como el español, el alemán o el británico han expresado su respeto por la elección, pero a la vez han advertido al electo gobernante que deben cumplirse los compromisos adquiridos por los anteriores ejecutivos.

“Todos sabemos que la mayoría de líderes europeos han cuestionado las propuestas de Tsipras, y lo que debemos reconocer es que estos comicios han castigado, precisamente a quienes defendían la austeridad recetada por Bruselas”, opina Elisabet Rodríguez. “Pero tendremos que ver, como he dicho antes, que Grecia no provoque que Europa sea afectada por estas medidas o por el incumplimiento de los compromisos adquiridos por Grecia. (Creo que no tiene porqué serlo, ya que es uno entre 19 países que la componen)”.

“El riesgo económico es real”, dice Suárez. “Se puede generar una crisis de confianza que tendría consecuencias económicas amplias”, adelanta este analista. “Se va a desatar una negociación dura, en la que Grecia tratará de refinanciar o reestructurar la deuda. Algo habrá que hacer, porque no parece realista que pueda afrontar sus compromisos en las condiciones actuales, pero si la UE concede, por ejemplo, una quita, será dificil después negarle el mismo derecho a Portugal o España, y le será aún más difícil a Grecia acudir después al mercado de deuda”, explica Suárez.

Pero, ¿cómo afrontará Grecia esta negociación? “No va a ser fácil”, opina Elísabet Rodríguez. “Aunque no hay duda de que se ha creado y abierto un debate mediático, político y social sobre las políticas llevadas a cabo por Europa. Este nuevo gobierno tendrá que trabajar intensamente para abordar reformas y desafíos que han quedado pendientes y ello no va a ser fácil”.

Por su parte, Suárez comprende que Grecia quiera renegociar su deuda. “Podemos incluso recordar el modelo de la condonación de deudas del jubileo; ahora, si se piensa así, sólo pido que no nos quedemos en las palabras: Grecia debe a España 32.744 millones de euros, unos 700€ a cada español: ¿Cuánto de estos 700€ estás dispuesto a sacar de tu paro, tu pensión, tus servicios médicos o educativos?”, se pregunta.

También se apuntan otros riesgos, que van más allá de lo económico, como es la efervescencia del nacionalismo antieuropeo. Suárez considera que hay “una reacción visceral de un pueblo que se ve ahogado y pone su esperanza en la reafirmación nacional y un rechazo a Europa; se trata de un nacionalismo populista que invade por igual a la izquierda de Syriza y a la derecha de ANEL y narcotiza a todo un pueblo; lo destacable es que ese tipo de nacionalismo de estado ya no es coto de la derecha de LePen. Y, sin duda, nada tiene que ver con el nacionalismo de las naciones sin estado europeas, el que ama lo propio y respeta lo ajeno y defiende su identidad para entenderse con los demás”.

 

EL FUTURO POLÍTICO EN ESPAÑA

Lo ocurrido con Syriza en Grecia hace pensar en la situación en España, con una fuerza política como Podemos irrumpiendo en el panorama nacional.

Ante las próximas elecciones generales, “pocos están convencidos de que Podemos pueda finalmente ganar las próximas elecciones – reflexiona Suárez -, la mayoría está persuadida de que el electorado tendrá sentidiño y no se entregará a utopías irrealizables; pero yo creo que depende de hasta qué punto el electorado se sienta apretado económicamente o engañado políticamente, hasta qué punto le incomode la corrupción; es posible que acabe haciendo una enmienda a la totalidad a la clase política española y se entregue en manos de alguien que no ha demostrado nada, pero ofrece algo nuevo”.

“Estamos viviendo una situación de “hartazgo” social”, admite Elísabet Rodríguez. “Cada día las noticias de casos de corrupción llenan de indignación al ciudadano que está viviendo en sus propias carnes, el esfuerzo por salir de esta crisis. Todo esto hace del populismo y la demagogia irresponsable, un caldo de cultivo donde “lideres mediáticos” sean para muchos el eco y el reflejo de lo que piensan sobre los políticos y sobre la manera en la cual se debería estar gobernando. Pero el hecho más peligroso es, que este tipo de personajes nacen de la frustración y el desánimo de una sociedad cansada”.

Para Rodríguez “muchas de las pociones mágicas que se están vendiendo, son rancias y viejas recetas de un socialismo recalcitrante y abusivo, donde el líder se sube en la ola de los sentimientos de los ciudadanos para decirles lo que estos quieren escuchar, con el fin de llegar al poder, cueste lo que cueste”.

Suárez también se pregunta acerca de la fiabilidad de Podemos. “La conseguirá con un programa coherente (y hasta ahora es un programa de ida y vuelta, inestable, que pierde credibilidad por el camino) y con una ética de partido intachable; tienen poco tiempo para demostrarla, pero empieza a haber señales de que llevan el mismo pecado original que los demás partidos, el hooliganismo político: el mismo pecado es mortal en los otros y venial en los míos; la credibilidad de Podemos en este momento se juega en demostrar si es capaz de apartar a sus dirigentes implicados en fraude o si al final, es como todos”.

Para Elísabet Rodríguez el caso de España, a pesar de las semejanzas, tiene también diferencias. “No podemos comparar los graves problemas de Grecia y todo el trabajo que nuestro Gobierno, durante estos tres años ha llevado a cabo y que solamente gracias al esfuerzo de los ciudadanos, está generando esos cambios que eran tan necesarios en materia de economía. El problema es que esta recuperación, todavía no ha llegado al conjunto de los ciudadanos, de las familias y este año va a ser decisivo para poder sentir que realmente estamos en el buen camino”, expresa la representante del Partido Popular.

En definitiva, opina Xesús Manuel Suárez, “los electorados se mueven por razones absolutamente humanas, tienen un corazón colectivo que piensa y reacciona como lo hace cada persona, y por tanto, dificultades para asumir su responsabilidad y su culpa”. Así la culpa de los males se proyectan “en los demás” y por eso el electorado “busca sentido en una vuelta al interior, a lo que cree que son sus más profundos valores de identidad. Sigue buscando nuevos modelos y utopías, un corazón colectivo que sufre, desea, envidia, ama y busca la luz en decisiones colectivas como la que estamos analizando. Un corazón pecador, pero hecho a la imagen de Dios. Los cristianos tenemos algo que decirle: hay que aprender a escucharles y a abrirles el mensaje de la Biblia”.

Descargable (PDF):

Opinión de Xesús Manuel Suárez

Opinión de Elísabet Rodríguez de Castro

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