Reaparece Ibaka tocado de la mano de Dios

Serge Ibaka asombra con su juego y su curación: "Creo en Dios y en los milagros y mi vuelta en 10 días ha sido uno de ellos, escuchó mis oraciones"

EE.UU. · 25 DE MAYO DE 2014 · 22:00

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Un tapón de Serge Ibaka en la NBA

El pívot nacionalizado español reapareció apenas dos semanas después de romperse el gemelo ante los Clippers. "Ha sido un milagro". Así explicaba Serge Ibaka su triunfal regreso a las canchas. Descartado para la serie de la final de la NBA ante los Spurs -aunque nadie en San Antonio se lo creía- y para una hipotética final de la NBA e incluso el Mundial de España -según deslizó el manager general de los Thunder-, Su vuelta fue el factor diferenciados para los Thunder, que recortaron a 2-1 la serie ante los Spurs, y la Cúpula del Trueno rugió con la entrega del ÑBA: anotó, reboteó, intimidó, taponó, bloqueó, animó, impulsó y provocó un cortocircuito en los Spurs. Horas antes del partido todos se preguntaban cómo Ibaka podía pasar de descartado lo que restaba del año a estar disponible a las órdenes de un entrenador que había asegurado que si el pívot hispano congoleño reaparecía él se vestiría de Sinnead O'Connor. "Dios y hielo. Dios y hielo", explicaba Keri Hilson, la novia de Serge Ibaka cuando la preguntaban por la milagrosa reaparición del pívot. Él lo confirmó en redes sociales. "Creo en Dios y en los milagros y creo que todo es posible. Soy un hijo de Él", señalaba Ibaka al USAToday tras el choque. Ibaka asiste a una iglesia en Oklahoma. Cristiano devoto desde República del Congo (donde nació) y habitual lector de la Biblia, su padre es pastor de una iglesia no denominacional en África. En su vida espiritual mantiene una estrecha relación con el pastor Herbert Cooper, que no paró de orar por el pívot. Cooper sumó así su granito de arena para ayudar a una sacrificada persona que siempre se vuelca con los necesitados y que siempre estuvo ahí tras los desastres de inundaciones y huracanes. La ayuda de Cooper surtió efecto. "Ha sido un partido especial y me ha demostrado que Dios está de mi lado y me quiere. Escuchó mis oraciones porque con estas lesiones necesitas al menos cuatro semanas de baja. Y yo he vuelto en 10 días. Ha sido un milagro", repite Ibaka.

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