Ricardo Blázquez, de nuevo al frente de la CEE

La Conferencia Episcopal Española afronta una nueva etapa desde esta semana, con la salida definitiva de Antonio María Rouco Varela de la dirección de la Iglesia Católica y la elección de Ricardo Blázquez como nuevo presidente. No hubo sorpresas, dado que Blázquez era el principal candidato y hasta ahora vicepresidente de la Conferencia Episcopal. Sin embargo, el cambio puede estar en el resto de relevos que se han producido, principalmente con la elección del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, como vicepresidente. Blázquez comenzó su mandato con un mensaje de apertura en el que prometió “una Iglesia que tiene que ser una casa de puertas abiertas”, advirtió que “no tiene programa” y que espera una participación de todos para recorrer el camino. El también Arzobispo de Valladolid expresó su sintonía con Francisco, de quien quiere seguir el ejemplo de mostrar “cómo el amor de Dios se testifica con amabilidad”. Tuvo además una preferencia en su discurso hacia los más desfavorecidos. “El evangelio siempre coloca a los pobres en su corazón”, dijo Blázquez. El diario El País define en su editorial de este jueves a Blázquez como “moderado en sus formas” lo que “no implica necesariamente un cambio trascendente”. Recuerda que durante el mandato de Blázquez en la CEE, de 2005 a 2008 y en el que coincidió con el gobierno socialista en España, se cerró el acuerdo financiero que tanto ha beneficiado estos últimos años a la iglesia católica en su recaudación, frenando la intención de autofinanciación que se especifica en los Acuerdos de la Santa Sede con el Estado firmados en 1979. Concluía El País considerando que “el nuevo presidente de los obispos opta por la continuidad tanto en cuestiones doctrinales como en el statu quo de la organización”. Al menos sí se espera un cambio con respecto a las formas y los énfasis, muy criticados en el caso de Rouco. En Religión Digital, el periodista especializado Jesús Bastante afirma que vienen “aires nuevos” a la Iglesia Católica con la dirección de Blázquez y Osoro. “Representan una iglesia amable, moderada, que apostará por la colegialidad y por seguir los signos de los tiempos”, afirma. “Un año después, la primavera al fin, comienza llegar a Añastro”, expresa efusivamente.