Crematorio, serie de TV sobre “la corrupción y caída de la generación del pelotazo”

Esta nueva producción española ofrece un retrato “duro y realista” que alcanza a todos los sectores de la sociedad española, “herida en su desencanto y desesperanza”, afirma José de Segovia.

MADRID · 05 DE ABRIL DE 2011 · 22:00

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Crematorio es un ambicioso proyecto que Canal+ está llevando a la pantalla con la producción de David Trueba. Una serie que se basa en la obra literaria de Rafael Chirbes del mismo nombre, que en su reconocida novela trata el tema de la corrupción en España como pocos se han atrevido a hacerlo. La obra de Chirbes va más allá de discursos políticos o críticas puntuales, ya que consigue explorar el entorno en el que se mueve y reconocer cómo la corrupción “lo ha invadido todo”. Se trata de una obra que impacta. “Es como un puñetazo en el estómago”, describe el crítico José de Segovia. “Es un libro difícil de digerir por su contenido tan duro. Tal vez nunca se ha visto tan desencarnada la corrupción y caída de una generación como la que vivió España”, explica. Una generación que se encontró tras la transición con la oportunidad de construir un país, una idea que poco a poco “todos fueron traicionando”. HISTORIA DE LA DECADENCIA Crematorio cuenta la historia de Matías Bertomeo, que durante la transición traiciona todos los ideales y se ve explotando el ecologismo. “Un hombre que hace una gran fortuna inmobiliaria gracias a la corrupción”, cuenta José de Segovia. La novela reúne en el elenco de personajes a varias generaciones, mostrando la decadencia total de la sociedad actual. Lo que se presenta “es como un tremendo guiñol con un aspecto desolador”, afirma. El escritor consigue retratar a la generación del desencanto. Son aquellos que accedieron al poder y sucumbieron a la corrupción, traicionando cualquier ideal. “Son los restos de un naufragio de ideales, ya que se convierten en vendedores de humo”, describe de Segovia. “Ha logrado describir esa desilusión total” que afectará a muchos niveles. De hecho, “los personajes de Chirbes son personas solas, con relaciones rotas”. En ellas se pueden encontrar retratos que tristemente se identifican con nuestra sociedad, un entorno “decadente en el que las posibilidades económicas no salva de caer en la droga”, o donde “los políticos que gobiernan son como gente satisfecha, que se homenajean a sí mismos, piensan que han traído todo, se consideran excepcionales cuando en realidad lo que hay es un cuadro de corrupción que se extiende”. Unos personajes que caen en el autoengaño. “Todo siempre es culpa de otros. La evidente situación de crisis se debe a otros, no se asumen responsabilidades, todos son víctimas. Este es el aspecto que te conmueve de la novela”, resume José de Segovia. Chirbes considera que la corrupción es un mal generalizado, que no afecta sólo a políticos. Crematorio también tiene referencias duras hacia la juventud en el personaje de una chica “implicada en ONG, antiglobalización, pero que nunca renuncia a lo suyo”. Se describe como “la cultura de supermercado: niños que han disfrutado de todo”, denuncia el escritor. UN ESCRITOR AUTOCRÍTICO Rafael Chirbes es un escritor poco conocido en España comparado con su éxito en otros lugares de Europa. “Es una figura casi mítica en Alemania. Sus traducciones allí han tenido un impacto impresionante”, cuenta José de Segovia. Quizá triunfa fuera porque aquí “no existe lugar para un planteamiento autocrítico”. @MULT#IZQ#41432@En Crematorio, sin embargo, se percibe una sensibilidad de frustración también consigo mismo. “Él forma parte de esta generación que vivió un activismo político. Allí vive su desencanto y desengaño”, cuenta de Segovia del escritor, que ahora vive “casi recluido” en un pueblo, apartado de la vorágine cultural y de los medios de comunicación. En cada novela “impresiona la sinceridad, la honestidad, la forma tan absolutamente transparente de reflejar su tragedia”. Esta separación de “la farándula” le hace un desconocido para el gran público, aunque la crítica ha valorado positivamente su trabajo literario. “Se ha convertido en un autor de culto. Es un escritor que en el mundo intelectual le ha mitificado. Pero sigue siendo una minoría lúcida y crítica que hace que se respete su obra”, afirma José de Segovia. Se trata además de un autor que no huye de la autocrítica. Para el crítico, “asombra su presencia en un mundo de tanta pedantería y vanidad como el que se suele dar en el entorno cultural de este país. Chirbes es consciente de sus fallos y fracasos, cosa que poca gente parece dispuesta a reconocer”. PERSONAS BUSCANDO ESPERANZA Ante el cuadro que pinta Crematorio, todo apunta a la desesperanza ante la imposibilidad de cambiar la situación. “Vivimos en un mundo desesperanzado. Encontramos a mucha gente de vuelta de todo. Lo han probado todo. Esta gente está cansada, harta de la vida. Han llegado al fondo tras tocar techo. La cuestión es qué salida tienen”, reflexiona José de Segovia. Es por eso que el evangelio surge como una necesidad para todos estos “sedientos del único mensaje que nos da una luz en este túnel”. José de Segovia afirma que “el evangelio es esperanza. El mundo nos ofrece la desolación del Crematorio, Cristo nos ofrece vida y resurrección. El contraste es total. Vida en medio de la muerte. En la resurrección se nos libera del miedo a la muerte. Nos da una vida que perdura y que nos da plenitud, como nada más da en esta vida”. Para José de Segovia, la clave está en reconocer que “de la realidad del hombre no podemos esperar nada, pero de Dios podemos esperarlo todo. La fe es la certeza de que aquello que no podemos, Dios sí puede”. El contraste es total, porque “la visión del evangelio es gloriosa. Es un reino futuro pero cierto, donde se habla de ese poder de ese reino en el presente, y cómo actúa ya en medio nuestro. Debemos poner nuestros ojos en Cristo Jesús. Mirar más allá de las ruinas para ver renacer nuestra esperanza”. “La lectura del libro no debe llevar a una compasión genuina”, afirma de Segovia. “A Dios le complace restaurar a los arruinados. Se complace en dar vida en este reino de muerte. Él quiere darnos algo nuevo. Quiere darnos vida, que su luz brille en nosotros con fuerza. En esta sociedad cansada, aburrida, él tiene que traer el poder de algo diferente. El poder de lo alto nos habla de otra vida mejor, que está en Cristo Jesús”. Más información en Protestante Digital: ARTÍCULO:José de Segovia escribe sobre Crematorio

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