Berlusconi sigue en una Italia católica; Clinton no pudo en unos EEUU protestantes

`En Italia el problema no es que Berlusconi no acepte su obligación de rendir cuentas de sus actos, sino que el electorado se lo tolere´, opina Manuel Suárez, Vicepresidente de la Alianza Evangélica.

MADRID · 12 DE FEBRERO DE 2011 · 23:00

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Berlusconi

Silvio Berlusconi está, una vez más, ante la posibilidad de ser juzgado. La fiscalía de Milán pidió a principio de semana que se procesara al primer ministro italiano de inmediato. Son las consecuencias del ‘caso Ruby’, la participación de prostitutas menores de edad en fiestas organizadas por el máximo mandatario del país. Los fiscales han cuantificado en 15 años su petición de prisión para Berlusconi. Doce por el delito de cohecho, es decir, por abusar de su poder. Tres más por prostitución de menores. En total han presentado a la juez de Milán casi 800 páginas de información sobre el caso, y es la magistrada quien ahora debe decidir si tiene suficientes competencias sobre el caso. ATAQUE A “LOS PURITANOS” Berlusconi, por su parte, sigue defendiéndose en los medios de comunicación. Cree que este nuevo proceso es “un juicio farsa” e incluso ha definido a los fiscales que piden que se aclaren los hechos como “la vergüenza que enfanga Italia”. En una entrevista que acaba de publicar el diario “Il Foglio”, además, Berlusconi considera que la justicia sólo busca crear “una república de la virtud, con tonos puritanos”. El primer ministro lleva meses intentando comunicar a los italianos que se le está persiguiendo públicamente y que llevarle ante los tribunales es “lo contrario de un sistema basado en la libertad, la tolerancia”. Reconoce errores, pero los utiliza para contraatacar: “Yo, de vez en cuando, soy como cualquiera un pecador, pero hay justicia moralizante que es azuzada para que vaya contra mí”. Sus ataques van contra “la idea de una élite que se cree sin pecado, algo que es simplemente escandaloso, la falta de libertad en estado puro”, asegura Berlusconi. Curiosamente, un grupo de cristianos evangélicos le pedían hace unos días que se fijara en la Biblia para hacer una seria reflexión sobre sus errores en el poder. “SER PECADOR” COMO EXCUSA ¿Es válido para Berlusconi, un católico confeso, excusarse en el hecho de ser un “pecador más”? Manuel Suárez, responsable del Área de Participación Pública de la AEE, cree que no, y considera que los ciudadanos que aún le apoyan deberían ser más críticos. “La democracia para muchos es el gobierno de la mayoría, sin más”. Para muchos, opina Suárez, “Berlusconi les representa coherentemente” porque consideran que se permitirían los mismos despropósitos si estuvieran en su posición. Desde un punto de vista protestante, sin embargo, “la democracia es algo más y requiere un código ético básico, un código en el que no todo vale aunque lo apoye una mayoría electoral”. Ante los burlas de Berlusconi contra los “moralistas y puritanos”, Suárez recuerda que “fue la sociedad puritana la que generó con sus valores el sistema occidental de libertades en los países con más profundidad democrática”. Las diferencias de una herencia protestante o católica en la sociedad de un país se notan claramente en estos casos: “Berlusconi puede mantener su autoridad en un país como Italia; Bill Clinton no pudo mantenerla en los EEUU”. LA RESPONSABILIDADES DEL PODER ¿Cree entonces Berlusconi realmente que no tiene rendir cuentas a nadie? ¿ni siquiera a su electorado? “En Italia el problema no está tanto en que Berlusconi se sienta por encima de la obligación de rendir cuentas de sus acciones, como en que el electorado se lo tolera”, opina Suárez. “La oposición brama, pero tengo dudas de que si estuviese en el poder rendiría cuentas de la forma que le exigen a Berlusconi”. Por tanto, “no es una cuestión de ideología, sino de mentalidad general, de valores compartidos que deben ser cambiados”. ¿Sería las cosas diferentes en otro sitio? “En un país de valores protestantes la situación estaría resuelta ya hace tiempo”, cree Suárez. BERLUSCONI FRENTE AL REY DAVID Suárez, al igual que los bautistas evangélicos italianos que escribieron al primer ministro, también creen que Berlusconi debería mirarse en el espejo del rey David. El monarca bíblico “tuvo en un momento de su vida una conducta sexual miserable, acompañada de abuso de poder; sus maniobras para tapar lo que había hecho tuvieron una eficacia inicial, pero el resultado final fue catastrófico para él personalmente, pero también para su pueblo”. El paralelismo de David con Berlusconi va más allá aún. Explica Suárez que cuando en la Biblia Natán confronta a David poniendo sus actos de forma objetiva, “sucede con muchos dirigentes: consideran inaceptable en otros lo que disculpan en sí mismos o en los suyos”. El resultado final en el caso de David (en el salmo 51) acaba siendo “un rey David sinceramente arrepentido y restaurado”, algo que contrasta con la actualidad, observa Suárez, ya que “muchos dirigentes políticos creen que pedir perdón es muestra de inconsistencia y debilidad, pero lo cierto es que un dirigente que sabe pedir perdón gana credibilidad, sobre todo cuando lo hace antes de ser cazado”. LA IMAGEN CRISTIANA DE ‘IL CAVALIERE’ Vistas las declaraciones de esta misma semana, el arrepentimiento de Berlusconi no parece estar a la vista. Sus raíces católicas y la buena cercanía de su partido con el Vaticano no han hecho mella en su conducta. El impacto es más bien el contrario, el comportamiento público y privado de Berlusconi afecta “por extensión” a la autoridad a otros cristianos. En situaciones así, la imagen pública de los cristianos “se deteriora”, porque parece que “no creen consistentemente en lo que dicen y lo que dicen creer semeja que se queda en un rinconcito de su privacidad”. Suárez cree que con el cristianismo sucede como en el “intrusismo en una profesión: cuando hay mucha gente que lo practica sin reparos, la propia profesión pierde credibilidad aunque existan profesionales que la ejerzan con rigor”. EL PAPEL DE LOS MEDIOS… En todos los escándalos que han rodeado al líder italiano, los medios de comunicación han tenido un papel fundamental. Al igual que la población, éstos se han partido en dos bloques muy definidos. Unos se han mantenido bajo la influencia del hombre más poderoso del país (que tiene en propiedad televisiones y diarios). El resto de medios se encuentran en el otro extremo, convirtiéndose en el altavoz de la oposición. “El cuarto poder tiene el reto de informar desde la independencia, sin tapar a Berlusconi ni demonizarlo, aportando información contrastada que permita que cada ciudadano elabore su propio criterio en libertad”, según Suárez. Es decir, bastaría con respetar la deontología periodística. “Si fuese cierto que el primer ministro compra voluntades en los medios, esos medios deberían comprender que esto es pan para hoy y hambre para mañana”. Cuando en Italia llegue un cambio de gobierno, estos mismo medios leales a Berlusconi “tendrán que decidir si siguen la misma estrategia de sometimiento al poder, y entonces les será difícil vender con credibilidad que lo que antes apoyaban ahora lo denuncian, o continúan dependiendo de Berlusconi, que para entonces tendrá pocas posibilidades de seguir sosteniéndoles”. …Y LA FUNCIÓN DEL VATICANO Por su parte, La Iglesia Católica se ha mostrado muy contenido ante la cadena de escándalos. Suárez cree que “el Vaticano tiene problemas de autoridad moral para opinar sobre este tema”, porque debería empezar por “aclarar si ejerce como estado o como institución religiosa, no puede estar al mismo tiempo en la misa y en el campanario”. Si decidieran opinar como institución religiosa, opina, deberían “hablar con la claridad pero también la humildad de quien tiene entre sus filas innumerables casos de escándalo sexual por pederastia con abuso de poder, no muy diferentes de los que son motivo de acusación contra Berlusconi”. LA NECESIDAD DE PODER CONFIAR EN LOS LÍDERES Suárez acaba planteando que “el ejercicio de la política tiene una inevitable componente ejemplarizante”, algo que también los “políticos españoles deberían aprender”. “Pr 29.2 dice: ‘Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando domina el impío, el pueblo gime’. Quienes tienen una ética personal elevada deberán diseñar leyes más justas. Las leyes justas se construyen siempre desde valores éticos elevados, no existe tal cosa como ética neutral”. Por tanto, los ciudadanos deberían “desconfiar siempre de quien dice defender leyes justas y mantiene una incoherente moral personal. En este tema el valor de la confianza es fundamental y la confianza está en el meollo de la vida política de las sociedades democráticas”. MÁS INFORMACIÓN También pueden leer la noticia “Evangélicos piden a Berlusconi una reflexión honesta”

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