Un Museo de la Inquisición en Sevilla recuerda a los protestantes torturados y asesinados por su fe

A principios de diciembre se ha inaugurado el que podría denominarse «Museo de la Inquisición». El Castillo de San Jorge, sede del Tribunal de la Inquisición desde el siglo XV al XVIII, abre sus puertas al público con un recorrido que rememora el terrible pasado que albergaron sus muros. Una sala sensorial, una pasarela interpretativa, una galería de personajes -donde se destaca a varios protestantes- o un muro de la reflexión llevan al visitante a enfrentar la intolerancia desde una perspectiva

SEVILLA · 14 DE DICIEMBRE DE 2009 · 23:00

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El nombre concreto de este recorrido en una parte pequeña recuperada del castillo de la Inquisición es: «Un marco para la reflexión. Castillo de San Jorge». Esta historia centra el recorrido. La «sala sensorial», por ejemplo, presenta en la planta alta tres espacios cuyas videoinstalaciones intentan mostrar al visitante lo que supone ser víctima de un juicio de valor y del abuso de poder. A continuación, se entra en la pasarela interpretativa. Se pasea por encima del empedrado del castillo, se contemplan los restos de paredes y arcos. Las paredes son las mismas que amortiguaban los gritos de los torturados. Varios atriles informan de la vida cotidiana en la casa del portero, las cuadras, las casas del nuncio y el notario, la cocina, la bodega, la casa del primer inquisidor. MÁRTIRES DE LA FE En la sala de referencias históricas se encuentran también los mudos testimonios de ilustres protestantes. La guía del Museo no los olvida. Personas que sufrieron el poder inquisitorial: Casiodoro de Reina, Constantino Ponce de la Fuente y María de Bohorques. De María de Bohorques, se destaca su pertenencia al «grupo protestante de Ponce de León, hijo del conde de Bailén, al que acusaron de recibir literatura protestante de un arriero llamado Julián Hernández». Ella era una «joven muy culta: defendió sus creencias como católicas. Antes de su ejecución dos jesuitas y dos dominicos trataron de «salvar su alma». Salieron impresionados por su sabiduría y por la defensa de su fe». Algo que no la salvó de la muerte. «Fue agarrotada –estrangulada– por luterana y después quemaron su cuerpo». Casiodoro de Reina, al que los evangélicos recuerdan con especial aprecio por su traducción de la Biblia al castellano, se presenta como «maestro de la comunidad evangélica que se había formado en el monasterio de los jerónimos de San Isidoro del Campo». Hombres que ante la persecución tuvieron que huir a Ginebra, y «entre ellos se encontraban Cipriano de Valera y Antonio del Corro, figuras destacadas de la Reforma europea». La Inquisición quemó una imagen suya en un auto de fe en 1562. Otro protestante mencionado es Constantino Ponce de la Fuente, «canónigo magistral de Sevilla por intervención del Vaticano apoyado por el Cabildo catedralicio». A éste «el Santo Oficio en 1558, le acusó de ´Luterano´. Los inquisidores, que habían censurado y quemado sus libros públicamente, arremetieron contra su vida, encerrándole en el castillo de Triana, donde murió antes de escuchar sentencia». RECORDAR PARA NO REPETIR El Museo del Castillo de San Jorge fue inaugurado por el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, y el consejero de Turismo, Comercio y Deporte, Luciano Alonso. Para suplir el elevado coste ha contado con una inversión de 2,5 millones de euros, financiados en un 40% por el Ayuntamiento y un 60% por la Junta. Los artífices del proyecto han procurado salirse de los tópicos de la materia para adentrarse en la propia condición humana: que puede ser objeto de la intolerancia de otros, y otras veces sujeto activo de la misma. El proyecto, como destaca Emilio Monjo, del Centro de Investigación y Memoria del Protestantismo Español, no hubiera sido posible sin la intervención de «Sotero Martín Barrero, en el ámbito del área de Turismo; y Valentín Trillo Martínez como arquitecto del recorrido que se ofrece al visitante». «Es una gran emoción poder estar dentro de esos muros que fueron testigos de la fe de nuestros padres», escribe Monjo. La intolerancia y la opresión pueden sentirse en el castillo desafiando al visitante. «Cada uno se puede encontrar consigo mismo: en la soledad e impotencia ante el poder, y ejerciendo ese poder contra otros», explica, convencido del acierto del recorrido de la exposición. El folleto que indica el recorrido de la visita lo encabeza esta propuesta: Tú eres el protagonista de esta historia. Esta historia habla de ti. «Se trata, en definitiva, de traspasar las enseñanzas que nos ofrece el hecho histórico a las motivaciones y preocupaciones de la sociedad presente». Para que la historia nunca se vuelva a repetir.

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