FEREDE participa en el coloquio `Religiones y poder público en la Unión Europea´ en París

El pasado 17 de diciembre, el presidente Nicolás Sarkozy convocó un coloquio en París titulado “Religiones y poder público en la Unión Europea”. Fue casi un acto de despedida de su período como presidente de la Unión Europea.

MADRID · 05 DE ENERO DE 2009 · 23:00

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Los 27 países de la UE fueron invitados a enviar una delegación participante, con la recomendación de que ésta estuviera integrada por un responsable de Asuntos Religiosos del Estado, acompañado de un sacerdote, un pastor, un rabino y un imán. Juan Ferrerio y José María Baena, representaron a España en el coloquio en París En representación de España asistieron el Subdirector General para las Relaciones con las Confesiones, Juan Ferreiro, y el pastor evangélico José María Baena, vicepresidente de FEREDE. Algunas asociaciones laicistas francesas protestaron por lo que entienden es la forma en que la presidencia francesa "concreta los compromisos verbales asumidos en la visita del Papa Benedicto XVI, integrando las religiones en la gestión pública de los Estados". Argumentan que la convocatoria del presidente de la República francesa "es una violación manifiesta de la ley de 1905 sobre la separación de las Iglesias del Estado y una violación de la Constitución francesa que menciona expresamente la laicidad de la República". Otros, en cambio, valoran positivamente el encuentro y el diálogo, recordando que en Francia la separación entre la República y las religiones es absoluta junto con la libertad de culto, y a ello contribuyen las autoridades religiosas de las principales creencias. Añaden, además, que a pesar de que algunos defensores a ultranza del laicismo acusan al presidente Sarkozy de inclinarse hacia el neoconservadurismo integrista estadounidense, lo cierto es que Francia se descristianiza y las vocaciones religiosas están descendiendo año tras año desde hace una década. La “laïcité positive” de Nicolas Sarkozy no se refiere a la separación de Iglesia y Estado rubricada en 1905, sino que admite la exposición pública de las diferentes creencias, hasta ahora limitadas a la práctica privada. Facilitar el diálogo entre los poderes públicos, la sociedad civil y las grandes Iglesias y religiones; consultarlas antes de tomar decisiones que les conciernen; de eso se trata. Católicos, protestantes, judíos y musulmanes, no reclaman posiciones de privilegio, están perfectamente imbuidos de las reglas de separación entre política y religión.

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