Según la autopsia a la niña Mariluz Cortés la arrojaron aún viva a la ría de Huelva

Mari Luz Cortés todavía estaba viva cuando la arrojaron a la ría de Huelva. El informe de la autopsia permitirá acusar de asesinato a Santiago del Valle y a su hermana Rosa como cómplice del crimen de la hija del pastor gitano Juan José Cortés.

HUELVA · 26 DE NOVIEMBRE DE 2008 · 23:00

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Cuando abandonaron a Mari Luz Cortés sobre la marisma del Rincón del Estero, en la ría de Huelva, la niña estaba viva. Después tragó agua y se ahogó. El estudio toxicológico con membrete del Ministerio de Justicia que figura en el sumario del caso confirma que, cuando se deshicieron de ella arrojándola al agua, Mari Luz aún no había muerto. Unas algas microscópicas tenían la respuesta. Los restos de médula ósea llegaron al Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses en un bote de tapadera negra. Los investigadores encontraron en ellos algas diatomeas de los géneros navícula, synedra y amphora. Estas algas no aparecerían si la niña hubiera llegado muerta al agua. Pero si estaba viva, sí. "Los hallazgos de diatomeas en la muestra de médula ósea son sugestivos de que se haya producido inhalación pre-mortem de agua", constata el estudio científico. "Desde el punto de vista cualitativo también se cumplen los criterios de sumersión, al haberse identificado los mismos tipos de algas en las muestras de agua que en las de médula", certifica el informe. Además, otros tres forenses del Instituto de Medicina Legal de Huelva confirman esta versión. Carmen Álvarez Villanueva, directora del centro, Rosario Gómez, jefe del servicio de Patología forense y Pedro Manuel Garamendi, forense del instituto, afirman en su informe pericial, fechado el 21 de septiembre, que la niña se ahogó. "La muerte fue debida, de acuerdo con los resultados de las dos autopsias y de los informes complementarios, a una asfixia por sumersión, posiblemente en aguas de las marismas de Huelva", concluyen. "Estos hallazgos son sugestivos de que la muerte haya sido producida por sumersión", concluye el estudio. UN HECHO BÁSICO Lo que podría parecer un simple detalle es sin embargo muy importante. Tanto que permitirá acusar a Santiago del Valle de asesinato y condenarle por ello, si se demuestra que él la llevó allí. De hecho, el pederasta ya admitió que lo había hecho, aunque en su versión dijo que la niña se había caído y se había dado un golpe en la escalera de su casa, y que entonces el la trasladó en un carrito de la compra, sin saber si estaba viva o muerta. Podrían caerle entre 15 y 20 años sólo por eso. Si se demuestran agravantes (y la indefensión de la niña lo es) la pena podría subir a los 25. A eso habría que sumarle tres años más por abusos sexuales, incluso aunque no haya quedado marca alguna después de que el cuerpo de la niña pasase 54 días en el agua, dado que él mismo admitió que buscó a la niña con esa intención y es un pederasta reincidente. "Los abusos se demuestran solos. Eso es lo que lo explica todo", dicen fuentes de la investigación. Pero, además, su hermana Rosa también podría ser acusada de cooperación necesaria o complicidad en el crimen. Si la niña hubiera estado muerta al llegar al agua, no se la hubiera podido acusar de tratar de ayudar a Santiago a deshacerse de un cadáver. Pero con la niña viva, la cosa cambia. "Abrí el maletero desde dentro del coche. Santiago metió el carrito. Él no dijo nada en todo el viaje. Lo dejé en un polígono. No sé si dentro del carrito estaba la niña", le dijo Rosa a la jueza. Según su relato, Santiago se apeó cerca del Estero del Rincón, una manga de agua de la ría de Huelva que comunica directamente con la desembocadura del río Tinto, a unos cinco kilómetros. Y fue exactamente allí donde el 7 de marzo se encontró el cadáver de Mari Luz. La semana pasada, en una carta, la hermana del pederasta trató de exculparse y se desdijo, asegurando que la policía la había amenazado. OTROS DATOS DE LOS FORENSES Además de confirmar que Mari Luz vivía antes de caer al agua, los tres forenses del Instituto de Medicina Legal de Huelva sacan otras conclusiones. Según dicen, los resultados de las pruebas confirman que la niña murió, al menos, cuatro semanas antes de que se encontrara su cuerpo parcialmente sumergido. Tambien constatan que la agresión sexual, de haberse producido, no fue "capaz de dejar evidencias" en el cuerpo de la niña. Marcas que, de haber existido, el agua del río Odiel bien podía haberse encargado de borrar. Sin embargo, los forense sí encuentran pruebas de "otros tipos de violencia traumática" que la ría no hizo desaparecer y apoyan la "sospecha de una muerte violenta", explican. Son "contusiones en la región craneal, hemitórax izquierdo, muñeca, codo y rodilla derechos".

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