Desacuerdos a golpe de tuit

Las posiciones políticas de máximos y la exposición diaria en redes no ayudan en una de las tareas políticas más importantes: la negociación.

Redacción PD

17 DE JULIO DE 2019 · 17:12

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En 1978, siete políticos en posiciones muy alejadas negociaron durante varias semanas, no sin problemas ni presiones, un texto Constitucional que sería abrumadoramente aprobado por el Congreso y luego en referéndum. Se logró un “consenso”, el acuerdo de diferentes en puntos comunes. Hace solo unos meses los políticos actuales pudieron recordarlo en el 40º Aniversario de la Constitución Española.

¿Hubiera sido posible esta proeza en los tiempos de Twitter? El arte de la negociación parece haber quedado olvidado para dar paso a un tiempo de consignas. Todo se ha vuelto más inmediato y menos paciente. Vivimos embarcados en una sociedad que consume actualidad a un ritmo nunca antes visto y los políticos parecen notar que si no estás presente en las redes, no existes.

En las redes sociales, la apelación a las emociones y las posiciones de firmeza dan buen resultado. Esta retórica consigue afirmar a los fieles y generar una posición con escasos matices, una política a base de 140 caracteres. No es extraño que tantos mensajes políticos vayan en esta dirección en época electoral. Pero una vez terminado ese período, ¿qué habría que esperar de un político?

Creemos que un político debería dejar a un lado la confrontación directa y trabajar con el resultado obtenido. Se necesitaría ejercer la prudencia, la discreción, la conversación tranquila, el diálogo entre equipos y la construcción de un espacio de confianza. Se esperaría que un político respete lo prometido en su programa, pero que a la vez sepa explicar a los ciudadanos aquellas cosas que no ha podido obtener o cumplir; por eso se llama negociación y no imposición. Se esperaría que el político pudiera aceptar sus limitaciones, y que aún a pesar de partir de una posición de poder o de superioridad, tuviera cuidado de entender a las minorías y procurase construir para el bien común y no solo el de los suyos.

En el último barómetro del CIS, la “situación política” aparecía ya en segundo lugar como la mayor preocupación de los ciudadanos. Pero los políticos no son muy distintos de la sociedad que les ha elegido. Tal vez necesitamos una reflexión común sobre qué valores son los que queremos para nuestras relaciones y para el futuro de nuestra sociedad. ¿O querríamos a seguir votando hasta que alguien acabe imponiendo su razón a los demás?

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Editorial - Desacuerdos a golpe de tuit