De Pentecostés a Babel y Groucho Marx

En este tiempo de la posverdad lo que importa no es la realidad de las posturas, principios o ética personal o institucional. Sólo la apariencia de imagen con los intereses que hay detrás de ella.

Redacción PD

07 DE JUNIO DE 2017 · 10:00

Groucho Marx,Groucho Marx
Groucho Marx

El cristianismo del Jesús de los Evangelios se alejó de la confusión babilónica -con sus muchas formas de expresar las ideas y el lenguaje- a las lenguas inefables y a la vez incomprensibles pero que todos entendían que giraban en torno a la persona del Mesías y al Espíritu de Dios flotando sobre las aguas de su Iglesia.

Desde entonces, con las luces de personajes que defendieron con su vida el estar arraigados en esa verdad -que no es relativa, ni acomodable a cada lenguaje o tiempo- la iglesia institucional (católica, y ¡ay! también evangélica) tiende a ir por el camino a favor de la corriente, totalmente contrario.

El ejemplo más reciente es precisamente el encuentro que conmemora Pentecostés entre el papa Francisco y pastores evangélicos, mayoritariamente carismáticos. Nunca las lenguas confundieron tanto.

Un Papa que en nada ha cambiado la doctrina de Trento (claramente anti Reforma, con lo que implica de contraria a los principios bíblicos) hablando de unidad y “ecumenismo de sangre”.

Sin minusvalorar que quien da su vida por Jesús indica un grado de fe y fidelidad enormes, el hecho de derramar la sangre por una misma idea no convierte automáticamemnte a los mártires en lo mismo, especialmente cuando alguien intenta mezclar esta idea con la adhesión a una institución humana como es el Estado Vaticano con sus dogmas y Magisterio.

La dictadura franquista persiguió con saña y sangre a masones, protestantes, socialistas, independentistas y comunistas que clamaban por libertad, y que sepamos no se creó un ecumenismo de sangre, sino un foro común (Congreso, Constitución) donde cada cual mantiene y defiende su identidad propia.

Otro caso que nada tiene que ver con la fe cristiana, pero que sí ilumina claramente este escenario que tan bien definió Groucho Marx con aquella frase insigne: “Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”.

El partido político Podemos, defensor a ultranza de la separación Iglesia-Estado y de los postulados laicistas, ha apoyado la concesión de la medalla de oro del Ayuntamiento de Cádiz a la imagen de la Virgen del Rosario, después de criticar galardones similares en el pasado por parte de otros partidos, en especial el Partido Popular.

Y es que en este tiempo de la posverdad lo que importa no es la realidad de las posturas, principios o ética personal o institucional.

Sólo se presenta la apariencia de la imagen que venden los medios, con los intereses que hay detrás de ella, en este caso la (falsa) unidad de los cristianos bajo la sombra del Vicario de Cristo y el pragmatismo político de la búsqueda de poder y de votos.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Editorial - De Pentecostés a Babel y Groucho Marx