‘Ya no sé qué creer’

“Nada es verdad ni mentira, depende del color del cristal con que se mira”.

16 DE ABRIL DE 2017 · 23:05

,bolas cristal, bolas colores

No se preocupen, no es una manifestación de duda en el Jesús del Evangelio, todo lo contrario.

Nos referimos en concreto a la realidad de nuestros días.

Nadie es culpable, nadie sabía nada (o “no le constaba”), pero surgen unos tras otros desfalcos, timos, corrupciones, traiciones y manipulación.

Si hay una versión de una situación, inmediatamente surge la contraria. Las declaraciones son tergiversadas, y al final, como dice el titular de este Editorial, ya no sabemos qué creer.

Y esta situación surge en el aquí y ahora, en hechos que se transcriben no sólo al papel (físico o digital) en blanco y negro, sino también en fotos, videos. En realidades que, surjan donde surjan, incluso en el más remoto rincón del mundo, se difunden como un tsunami a través de redes sociales y medios de comunicación.

Finalmente, “nada es verdad ni mentira, sino que depende del color del cristal con el que se mira”. O dicho de otra forma, como dijo Pilatos lavándose las manos delante de Jesús, ¿qué es la verdad?

Y esa es la grandeza de los sucesos que se recuerdan esta pasada semana llamada santa (en realidad vacacional y recreativa para la mayoría de ciudadanos).

En aquel lejano rincón de lo que hoy es Oriente Medio, Jesús, el hijo de un obrero judío existió, y así lo reconocieron seguidores y detractores no sólo en los Evangelios, sino en las claras referencias  históricas de aquel tiempo (es más segura la existencia y los hechos que referiremos en este Editorial de Jesús de Nazaret que los de Aristóteles, Platón o Julio César, por poner algunos ejemplos).

Aquel hombre, y así lo reconocieron seguidores y detractores, afirmó ser Dios mismo hecho hombre ¿Loco, mentiroso o increíblemente cierto?

Y su tortura y muerte no pudo ser más visible, certificada y avalada por seguidores y detractores; ejecutado en muerte pública de crucifixión.

Finalmente, seguidores y detractores afirman, sin duda alguna, que sus discípulos proclamaron que había resucitado de entre los muertos, sin que se hayase su cadáver ¿Locura, mentira o increíblemente cierto?

Los discípulos de Jesús de Nazaret dejaron todo registrado. Sin fotos, videos, imprentas,radios, televisión, internet, ni redes sociales

Pero sí en unos textos que se conservan de testigos oculares. Testigos que dieron sus vidas defendiendo la veracidad de lo que creían, y con la confianza de una vida eterna junto a su Maestro. Textos que el tiempo sólo sirve para confirmar su verosimilitud, con Jesús de Nazaret como el Hijo del Hombre. El Mesías resucitado.

Sin duda no existe ninguna evidencia absoluta. Dios lo quiso así, que su mensaje de salvación, de paz, de esperanza presente y eterna no dependiese de la prueba racional irrefutable, o de lo inteligente, erudita, astuta o afortunada que fuese cada persona.

Pero tampoco nos dejó huérfanos en nuestra razón, que llega hasta el último peldaño de la lógica para ahí escuchar ante el abismo que nos separa de Dios: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe (en Jesús) vivirá”. (Romanos 1:16-18)  ¿Crees tú esto?

Podemos decir que en esta sociedad de la información pocas cosas son creíbles. Pero sí podemos afirmar que si hay alguna verdad, alguna roca inconmovible por los siglos, alguna esperanza para el ser humano, alguna verdad, es la que encarna, es y proclamó aquel Hombre de Galilea.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Editorial - ‘Ya no sé qué creer’