Diez años de Protestante Digital

En este tiempo se ha pasado de 8.000 visitas mensuales a más de 500.000 visitas y cerca de 4 millones de páginas vistas este pasado mes de agosto.

01 DE SEPTIEMBRE DE 2013 · 22:00

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Diez años y parece que fue ayer. El cinco de septiembre de 2003 nace al público Protestante Digital. Surge tras un proyecto previo similar (Imagen y Comunicación protestante), que durante casi cinco años llevó adelante la web I+CP. El responsable del mismo fue Pedro Tarquis, por encargo del VI Congreso Evangélico Español (diciembre de 1997). Murió “de éxito” al querer darle forma legal a la vista de su buena marcha, debido a la falta de consenso y acuerdo de las partes implicadas (y a pesar de la voluntad de todas ellas por querer sacarlo adelante). El “certificado de defunción” tiene como fecha junio de 2003. Surge entonces Protestante Digital, también bajo la dirección de Pedro Tarquis, y con el apoyo de la Alianza Evangélica Española como entidad de la que depende, y el respaldo personal de Juan Antonio Monroy como Presidente honorario. Desde entonces el proceso ha sido de constante crecimiento, como muestran las cifras. En estos diez años de vida Protestante Digital ha pasado de 8.000 visitas mensuales en septiembre de 2003 a más de 500.000 visitas y cerca de 4 millones de páginas vistas este pasado mes de agosto. Un crecimiento que multiplica por 62.5 el número de visitas en estos 10 años. Sólo recordar que P+D está concebido como un medio autónomo, profesional, no sólo “religioso” sino atento a todo lo que pueda ser de interés cultural y social, e intentando hacer compatible la objetividad de la información con la cosmovisión evangélica de la vida que nos rodea e intentando establecer un diálogo con los que son diferentes o nos ven diferentes. Pero quizás además de lo cuantitativo – que es sin duda importante- lo esencial es lo cualitativo. La meta que marcó la identidad de Protestante Digital (P+D) fue querer hacer llegar a la sociedad la imagen de quienes son los evangélicos, en España y a nivel internacional, alcanzando a la sociedad “no evangélica” rompiendo tabúes, prejuicios, desinformaciones e imágenes estereotipadas. Hoy en día constatamos que partidos políticos, periodistas, profesionales, creyentes de otras religiones (especialmente católicos y cristianos “sin apellido”) nos siguen como medio. En webs y blogs vinculados a todos estos colectivos se reproducen de forma permanente u ocasional mucha de la información y opinión que publicamos. Queda mucho por hacer, pero lo logrado es un sueño hecho realidad. Sin dejar de reconocer otras vías, medios y colectivos, P+D hace visible a los evangélicos a la sociedad española y al mundo. Un factor más es la credibilidad. Nos esforzamos para que lo que publicamos sea cierto y riguroso, ni defendemos una confesión o institución, ni atacamos a quienes piensan distinto. Defendemos la verdad y atacamos la mentira, y ante la duda, no nos importa expresarla. No que seamos perfectos, sino que con los fallos que sin duda tenemos, nosotros, como expresó Lutero ante Carlos V, sólo somos cautivos de la Palabra revelada a nuestras conciencias. Y eso, lo saben ustedes y se lo aseguramos nosotros, tiene un precio. En cuanto al futuro, estamos inmersos en un salto importante, que intenta subir un escalón más para convertirnos en un medio que aumente la producción propia (aunque en la actualidad somos posiblemente uno de los medios evangélicos en castellano con un mayor porcentaje de noticias realizadas por el propio medio, sin fuentes ajenas). Pero no queremos aburrirles con nuestra historia y datos. Tampoco dar la lista de nombres y personas a las que agradecemos su labor pasada y/o presente, porque no queremos dejar injustamente a nadie fuera; y gracias a Dios son muchas (muchísimas) las personas que han hecho y hacen posible esta publicación. Sí queremos dejar constancia de que con nuestros escasos recursos para la dimensión en que nos movemos (el 90% de los colaboradores son voluntarios) sólo una alta dosis de idealismo hace posible mantenerse, construir y avanzar. Y en nuestro caso ese idealismo es la persona de Jesús. El mejor periodista, palabra hecha carne, que escribió el más estremecedor y bello relato con la tinta de su sangre. Y además, ¡volvió para contarlo!

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