Un canto a la gente buena

Miramos al sol y nos quejamos de que nos ciega. La vida es así, la misma luz que nos alumbra puede dejarnos sin ver, y perdernos lo mejor de la vida.

09 DE MAYO DE 2010 · 22:00

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Hoy queremos ver lo mucho bueno que hay a nuestro alrededor. Personas que son amigos, que nos siguen con cariño, desde la diferencia a veces, pero con la complicidad de coincidir en lo importante y esencial. Estos días han sido especiales porque en el esfuerzo que en estos momentos llevamos adelante, difícil de explicar con palabras, pero que nos pesa y consume, hemos podido descubrir luz dentro de la luz en vez de quedarnos deslumbrados. Dice la Palabra que los que siembran con lágrimas recogerán con regocijo. Lo creemos, siempre lo hemos creído. Pero ahora nuestros ojos ven unas gotas que anuncian lluvias en la tierra seca. Oímos canciones donde había silencio. Sentimos abrazos donde sólo se contraían músculos en tensión por el esfuerzo. No ha pasado nada y ha ocurrido todo. Vemos por fe lo que las razones del corazón anuncian. Vale más sostenerse por un segundo en una corriente de seguridad invisible que todos los cerrojos que entierran tesoros seguros en cajas de acero insensible. Hay gente buena a nuestro alrededor, que nos entiende, nos perdona, nos ayuda, nos anima, rectifica, sueña junto a nosotros. Quizás no se entiendan bien estas líneas, pero ¡qué más da! Los misterios, cuando se explican, pierden la fuerza de su poder intangible. Déjese empapar por este poder de la vida que brota del esfuerzo y de las derrotas, de los sueños y las realidades, de los conflictos y la paz. Es posible soñar sueños, aunque seamos ancianos, y volar como las águilas aunque las fuerzas de la juventud nos abandonen. Dios lo convierte en posible, y El hace nuestros pies como de ciervas y en nuestros imposibles nos hace caminar. Hay gente buena… gracias a Dios, sobre la tierra. Gente que tiene ideales vivos. En la iglesia, en la sociedad, en la política. Gente íntegra, valiente, generosa, que quiere construir un mundo mejor. Nos sumamos a ellos, como ellos se han entrelazado con nosotros, desde el corazón y por el corazón.

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