La escatología que viene

Un asteroide con nombre de demonio egipcio –Apophis- amenaza la Tierra. Hemos vivido el invierno más cálido de la historia registrada, lo que hace presumir que ya no sólo el verano, sino los próximos años verán un aumento gradual de la temperatura del planeta con sus consecuencias previsibles (y otras que se irán descubriendo). Por último, el islam late apresuradamente por el rumor de la construcción del tercer Templo de Jerusalén.

19 DE MARZO DE 2007 · 23:00

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Y por si fuera poco, aparecen falsos Cristos a los que muchos siguen, como El predicador de origen puertorriqueño José Luis de Jesús Miranda. Todas ellas son noticias que estremecen e inquietan. Puede que supongan un anuncio de que entramos en una época difícil. Al menos semejan a algunas de las ideas que rondan en la memoria colectiva evangélica como señales del final de las edades, o simplemente sean casualidades de sucesos que van y vienen en el crisol del tiempo. En cualquier caso, es totalmente cierto que vivimos en una aldea global cada vez más sacudida de manera universal por diferentes acontecimientos. Ya no hay plagas locales que terminan con una región, país o un continente. El sida, el cáncer, los males del mundo moderno son una desgraciada propiedad de todos los países sin respetar fronteras de ningún tipo. También los conflictos armados y las tensiones políticas y sociales han superado las barreras locales, más o menos circunscritas, y se convierten en leviatanes que abren sus mandíbulas abarcando todo el planeta: la crisis Norte-Sur, el terrorismo internacional, los enfrentamientos de Oriente Medio… No es difícil adelantar que esta situación es una olla a presión que llegará en algún momento (más o menos lejano, más o menos próximo) a un punto insostenible, que clamará por alguien que de una respuesta. No debe esto alterar a quienes descansan en quien es el dueño de la Historia, Rey de reyes y Señor de señores. Nuestro destino está en sus manos, y podemos descansar sabiendo que aquí, ahora y siempre (hasta la eternidad) el tiene el control de todas las cosas por muy caóticas u oscuras que parezcan. De hecho, Jesús nació en un periodo en el que Israel era un pueblo oprimido por un Imperio, alejado del Dios de sus padres y de su Palabra, y con un Gobierno inmoral y tiránico representado perfectamente por la figura de Herodes. Casi nada parecía ir bien, y sin embargo se iba a producir el hecho más increible y maravilloso realizado nunca por Dios, el cumplimiento de su voluntad en medio de toda la creación y de todos los milenios. Han pasado más de 2.000 años, y Dios no ha cambiado. Ni Apophis, ni el cambio climático, ni la globalización, ni el Tercer Templo de Jerusalén, ni los falsos Cristos suponen más que anécdotas en los puntos suspensivos de nuestro siglo. Amemos a Dios con todas nuestras fuerzas, y al prójimo como a nosotros mismos (en este orden). En esto se encierran la Ley y los profetas. Lo demás está controlado y escrito. Al fin y al cabo, ¿hay mayor escatología que la personal, la que todos hemos de vivir al final de nuestras horas en esta Tierra? Si ésta está resuelta, descansa. Y si no, busca; seguro que encuentras.

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