El abuelo Cirilo

Se sentaba un buen rato en la sala de espera, y en ese tiempo iba recobrando la salud perdida.

22 DE NOVIEMBRE DE 2019 · 08:10

Foto: Pixabay (CC0),
Foto: Pixabay (CC0)

El abuelo Cirilo tenía por costumbre personarse en el ambulatorio cada vez que se encontraba mal.

Por lo general salía airoso de sus complicaciones de salud. Pero este anciano tenía una particularidad que lo hacía único, jamás programaba hora con el médico ni se visitaba de urgencias.

Vaya, ni siquiera entraba en la consulta para ser observado.

Se sentaba un buen rato en la sala de espera, y en ese tiempo iba recobrando la salud perdida.

Nadie le decía nada ni sospechaban de esa conducta hasta que tuvo que dar explicaciones a la chismosa del barrio.

― Sí, así es como lo hago, ¿qué necesidad hay de molestar al médico? ¿Y para qué colapsar innecesariamente el sistema de salud?

― Pero usted es un caso raro, jamás he oído hablar de curaciones sin ver ni conocer al terapeuta.

¿Seguro? Hay un precedente en el siglo I.

Y fue entonces cuando Cirilo explicó a la mujer aquella ocasión en que Jesucristo sanó al siervo de un centurión sin necesidad de verlo ni tocarlo.

La maruja estuvo tentada a pensar que estaba chiflado si no fuese porque el anciano superaba los noventa años. Algo no haría mal.

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