Las gaviotas, ¿ratas del aire?

(…) el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán según su especie; (Lv. 11:16)

El término hebreo shajaph, שַׁחַף, que se tradujo en el Antiguo Testamento por “gaviota” significa literalmente “delgadez” y hace alusión al aspecto general esbelto de estos animales voladores. Únicamente aparece en dos lugares, en Lv. 11:16 y en Dt. 14:15, a propósito de las listas de aves clasificadas como impuras. En las costas de Israel y lagunas internas todavía hoy son frecuentes diversas especies de aves marinas, tales como gaviotas, charranes o golondrinas de mar.

Una de las especies de mayores dimensiones es la gaviota del Caspio (Larus cachinnans), parecida a la gaviota argéntea del norte de Europa, aunque posee las patas amarillas así como también el pico, en cuyo extremo inferior luce una mancha roja grande. Suele ser abundante a lo largo de la costa mediterránea de Tierra Santa. Alcanza una longitud de 58 cm y se alimenta de peces, moluscos u otros invertebrados marinos que obtiene del agua o del suelo.

Grupo de gaviotas del Caspio (Larus cachinnans) descansando sobre las rocas de la costa mediterránea de Cesarea del Mar (Israel).

El vuelo de la gaviota reidora (Larus ridibundus) es majestuoso cuando persigue a las embarcaciones en el mar de Galilea, buscando las migajas de pan que los turistas le lanzan al aire. Son capaces de realizar espectaculares acrobacias aéreas para atraparlas.

La gaviota reidora (Larus ridibundus) es una especie que se aproxima mucho a los enclaves humanizados. Este ejemplar está posado sobre la baranda donde se apoyan quienes bajan a bautizarse en las aguas del río Jordán.

La alimentación de las gaviotas es sorprendentemente variada, básicamente comen cualquier cosa que sea comestible, además de pequeños animales marinos. Incluso consumen organismos terrestres como caracoles, babosas, ratones, ratas, pájaros, patos, palomas, pollos de otras aves, sus propios huevos e incluso carroña.

Actualmente, ciertas especies son frecuentes en los basureros y algunos las califican como auténticas “ratas del aire”. No es extraño, por tanto, que los judíos de los tiempos bíblicos aceptaran fácilmente las prescripciones de Levítico, acerca de que a tales aves había que incluirlas entre los animales impuros.