Combate espiritual

Sentado en medio del jardín, en una silla tambaleante a la deriva de un mar de hierba medio devorada por plantas trepadoras... le espero (Dios nunca llega tarde, soy yo el que ha llegado pronto). Seguro que hoy me va a enseñar algo.

04 DE OCTUBRE DE 2019 · 06:56

Imagen; Alain Auderset,
Imagen; Alain Auderset

Inusual cita...

Tengo una cita en el jardín, detrás de casa, con Dios.

Sentado en medio del jardín, en una silla tambaleante a la deriva de un mar de hierba medio devorada por plantas trepadoras... le espero (Dios nunca llega tarde, soy yo el que ha llegado pronto). Seguro que hoy me va a enseñar algo… (?)

Oigo crecer a las plantas.

Qué fantástica selva sería si yo fuera del tamaño de un playmobil... De repente, qué desgracia, mis ojos se detienen y se encogen a medida que aumenta mi decepción, porque allí delante de mí, se extiende “el imperio del mal” (pronunciar con una voz grave).

 

El reino de las espinas

En efecto, el fondo del jardín es el reino de las asquerosas espinas. Tan pronto como me acerco, ellas me atrapan sin razón (supuestamente porque estoy demasiado cerca, pfff qué tontería)...

Además, les encanta arañar mi cara de inocente cristiano...

 

Pero bueno… ¡eso es así!

Por lo que recuerdo, siempre he conocido así este lugar. Me hace pensar en algunos terrenos espinosos de mi vida, con los que tengo que “vivir”... (todos tenemos uno, ¿no es verdad?) ¡Oye!... ¿y si lo viera de otra forma?

 

Combate espiritual

Con las tijeras de podar en una mano y la oración en la otra, corto las ramas asesinas del arbusto de la muerte:

¡Oh! Dios, de igual manera, quita estas espinas de mi carácter, y aquí las de esta relación, y allí, las de este problema en particular...

Si tuviera vecinos ávidos de sensaciones, de misterio, ¡los tendrían de sobra! Pues cada mañana durante una hora, el montón de espinas tiembla en mi casa, mientras dejo salir imprecaciones solemnes como:

¡Te corto en nombre de Jesús! ¡Y a ti también! ¡AY! ¡¡#*@!! ¡Toma, y toma esto tú también!

¡¡Ajá!! ¡Oye, tú! Ataduras malsanas del pasado! ¡Crack!

Corto las ataduras de las espinas al mismo tiempo que las de mi vida.

 

¡Vaya! ¡Algo se mueve!

Durante la semana, la persona por la que más oro, casualmente en una conversación, me muestra su brazalete negro adornado con puntas de hierro y me dice:

-Ves, tengo espinas... ¡increíble, ¿no?!

 

Los guantes de la justicia

Un día, una persona mayor me da unos super guantes de cuero nuevos, así, sin motivo, raro pero bueno... Gracias a ellos, ahora agarro fácilmente a manos llenas puñados de espinas como si nada. Estos guantes me hacen pensar en la justicia que nos cubre cuando confiamos nuestra vida a Cristo.

¡¡¡No aconsejo a nadie que ataque el mundo espiritual sin estar completamente cubierto por ella!!! Pero el uso causó un pequeño agujerito de nada en uno de los dedos del guante (¡el dedo corazón! No me digas...). Y es en ese lugar no protegido donde me suelo lastimar tanto que sangro.

Señor, ¿hay algún área de mi vida que no te haya dado?

 

El fin de un mundo

Al cabo de una semana el terreno ha cambiado.

-¿Y ahora, Señor? ¿Qué hay del terreno de la “verdadera” vida?

Créanlo si quieren, pero fue entonces cuando sucedió: Así, sin avisar, sin que yo lo toque, el móvil que tengo en la mano me cita en voz alta un texto de la Biblia (lo tengo completo en mi teléfono):

“Así habla el Señor que hizo el universo... ¡Yo consumiré y devoraré sus espinas y sus ortigas, en un solo día!”

…Hubiera preferido un cambio inmediato, pero una promesa de cambio de su parte... ¡Es estupenda! (Pero estoy pensando... ¿¡está poseído este teléfono, o qué!?)

 

Los beneficios del combate

Ahora, el sol tiene libre acceso al fondo del jardín, la hierba tierna por fin puede comenzar a crecer. Mis hijos (y sus nietos después de ellos) caminarán descalzos con toda tranquilidad y disfrutarán de la quietud de las tardes del verano. Y hasta donde puedan recordar, así es como siempre habrán visto esta tierra.

 

La última palabra

Tus desgracias no son inevitables... ¡Buena pelea!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cita con Dios - Combate espiritual