Poderes

Érase una vez una tribu del África donde vivía un individuo al que se le atribuían poderes sobrenaturales.

― Si camináis por esa estrecha pasarela, os mataréis.

Y efectivamente, dos de ellos resultaron muertos.

― Si os peleáis mirad que no os matéis.

Y de la pelea resultó uno muerto.

― Si no acotáis el fuego, mirad que no se propague un incendio.

Y así pasó, se incendió todo el poblado.

Todos le tenían un respeto temeroso.

― Si no segáis a tiempo, se perderá la cosecha.

Esta vez le hicieron caso y a los dos días de cosechar cayó un intenso aguacero.

Cuando llegó al final de sus días, y estando ya en el lecho de muerte, los más jóvenes de la tribu le visitaron inquietos.

― Queremos que nos transmitas tu don adivinatorio antes de partir de este mundo ¿Dónde reside tu poder?

Balbuceando desde la agonía, y casi sin entenderse parece que pronunció dos palabras.

― Seeen..tido cooo…mún.