El gálbano del incienso

En la Biblia, el gálbano aromático sólo se menciona una vez (Ex. 30:34) a propósito de la elaboración del incienso del tabernáculo.

12 DE SEPTIEMBRE DE 2019 · 19:10

El gálbano común (Ferula communis) es la especie más abundante del género y se puede encontrar por toda la geografía de Israel. Esta imagen la tomé en las ruinas de Betsaida, al noreste del mar de Galilea. / Antonio Cruz.,
El gálbano común (Ferula communis) es la especie más abundante del género y se puede encontrar por toda la geografía de Israel. Esta imagen la tomé en las ruinas de Betsaida, al noreste del mar de Galilea. / Antonio Cruz.

Dijo además Jehová a Moisés:  Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso (Ex. 30:34)

El gálbano aromático es una resina gomosa y pegajosa, de olor desagradable, que se extrae con fines medicinales de la raíz de una planta de la familia de las Apiáceas, llamada Ferula gummosa, que es originaria de Persia, aunque crece también desde Siria hasta la India.

Se trata de un vegetal herbáceo y perenne de gran tamaño (puede tener de uno a cuatro metros de altura). Su tronco alcanza entre 5 y 8 cm de diámetro en la base.

Las hojas son dentadas y con los extremos filiformes, las flores de color amarillento se disponen en grandes umbelas, mientras que las simientes parecen lentejas.

El género Ferula engloba más de 200 especies que son originarias de la región mediterránea y del Asia central. Viven preferentemente en los climas áridos.

En la Biblia, el gálbano aromático sólo se menciona una vez (Ex. 30:34) a propósito de la elaboración del incienso del tabernáculo.

Sin embargo, en Tierra Santa existen varias especies pertenecientes al género Ferula, susceptibles de producir resinas similares, como Ferula sinaica, que se encuentra al sur del Mar Muerto; F. biverticillata (en el Monte Carmelo); F. communis (por todo Israel); F. daninii (junto a la frontera con Egipto); F. hermonis (sólo en el monte Hermón); F. neguevensis (del Neguev) y F. orientalis (propia de Samaria, entre el río Jordán y el Mediterráneo).[1]

Todas estas plantas exudan un líquido lechoso con diversas propiedades.

En las distintas especies del género Ferula se han encontrado nuevos compuestos químicos con diferentes esencias y aromas que se desconocían.[2]

La savia lechosa que se obtiene de las raíces o la parte inferior del tallo se endurece al contacto con el aire y forma el gálbano, que era uno de los ingredientes principales del incienso usado por los hebreos en sus ceremonias religiosas.

Si el gálbano se quema solo, produce un olor repugnante, pero si se le añaden otras sustancias aromáticas, aumenta la fragancia de éstas y origina un olor agradable y duradero.

Actualmente, el aceite esencial de gálbano se recomienda para combatir la fatiga psíquica y el estrés. También es eficaz contra los dolores musculares, artrosis, contracturas y reumatismos. Cicatriza las heridas y retarda la formación de las arrugas de la piel.

El gran teólogo y filósofo, Agustín de Hipona, escribió estas palabras:

“David vivía en una época en la que todavía se ofrecían a Dios sacrificios de animales, pero en visión profética vislumbraba ya los tiempos futuros. ¿Acaso no nos sentimos identificados en sus palabras? Los antiguos sacrificios eran anuncio y figura del sacrificio único salvador y redentor. ¿Y qué sucede ahora? ¿Nos hemos quedado nosotros sin sacrificio que ofrecer a Dios? ¿No podemos ofrecerle nada? ¿Nos acercaremos a él con las manos vacías? (...) No. Lo que hemos de ofrecerle está al alcance de nuestra manos. No hace falta que nos esforcemos en comprar inciensos, basta con que le digamos: “Te tributaré alabanzas” (Salmo 56:12). No necesitamos ir lejos en busca de un animal para inmolarlo, pues dentro de nosotros mismos está aquello que ofrendar: “Sacrificio es para Dios un espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no lo desprecias”. Desprecia por completo los toros, carneros y cabritos, pues la época de ofrecerlos quedó atrás; se ofrecieron cuando eran necesarios, cuando eran figura de la realidad que había de venir, cuando eran promesa; pero una vez vino ya aquello que había sido prometido, las promesas carecen de sentido. Al corazón contrito y humillado, Dios nunca lo desprecia, ya que precisamente por ser el Dios altísimo, actúa a la inversa de como actúan los hombres: Si te exaltas a ti mismo, se aleja; cuando te humillas, se te acerca”.[3]

[1] Danin, A., 2019, Flora of Israel Online, http://flora.org.il/en/plants/ferori/

[2] Miyazawa, N. y otros, 2009, “Novel key aroma components of galbanum oil”, NCBI, Feb 25; 57(4):1433-9. doi: 10.1021/jf803157j.

[3] Spurgeon, C. H., 2015, El tesoro de David, CLIE, Viladecavalls, Barcelona, p. 1204.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - El gálbano del incienso