Mujeres reales, de Maija Nyman

En la Biblia se menciona a 2.930 personas, de las que 196 son mujeres citadas por nombre.

04 DE JULIO DE 2019 · 16:00

Portada del libro.,
Portada del libro.

Un fragmento de “Mujeres reales. Semblanzas de personajes femeninos en la Biblia” (2019, Clie), por Maija Nyman. Puede saber más sobre el libro aquí.

Con este libro quiero llevarte, a ti que me lees, al pozo donde se cruzan muchas mujeres de la Biblia. Tienen oficios diferentes, pertenecen a medios sociales distintos, son dirigentes o dirigidas, madres o estériles, defectuosas y fracasadas. Quieren contarte su historia.

Ojalá las escuches y mires conmigo sus rostros reflejados en la superficie del agua. Su mundo y sus sentimientos pueden venir a tu encuentro en medio de tu propia vivencia. Quizá te veas tú misma con más claridad y tengas así el valor de comenzar de nuevo hacia un mañana con el cubo lleno. Incluso si las puertas de tu vida están cerradas, en algún lugar hay una ventana por la que verás la luz y respirarás aire puro.

Vikkala, en el tiempo de las frambuesas, 2001. Maija Nyman

 

AGUADORAS

 

Portada del libro.

Las mujeres de la Biblia remoloneaban junto al pozo.

Era allí donde se contaban las noticias, donde se zanjaban las disputas, donde se tomaba partido, donde se influenciaban unas a otras, y donde se transmitían las tradiciones de boca en boca. Allí se atendía a los corazones partidos y, muy probablemente, donde también se hería a otros. Allí se daban los pleitos, los celos y la competencia entre mujeres.

Cualesquiera que fueran las circunstancias, buenas o malas, se recomponían, colocaban su cubo sobre la cabeza y volvían a casa. Traían el agua, aquella agua que purifica y sostiene la vida, sin la cual todo cuanto está vivo moriría. Traían pues, la vida.

¡Hay tantas cosas que limpiar en el mundo, tanta sed! Todo ser humano se mancha, ya sean sus manchas visibles o invisibles. Tanto el ateo declarado como el pecador honesto tienen ambos sed y necesidad de limpieza.

Quien trae el agua trae también lo necesario para vivir.

La sed puede saciarse de muchas maneras. Con el trabajo, los estudios, los amores apasionados, las experiencias arriesgadas, los viajes... En nuestros pozos intercambiamos las últimas noticias y compartimos unos con otros folletos publicitarios y vales de compra, de modo que es fácil pasar por alto el agua fresca sencilla y volver a casa con el cubo vacío.

Los ingredientes de una buena vida nos son ofrecidos en abundancia, pero no he visto que tal cosa haya hecho a nadie verdaderamente feliz. Hay de todo, pero si no tenemos la paz interior y no comprendemos la vida en su conjunto, sentimos un gran vacío.

¿Qué es lo que no funciona para que la mujer occidental esté tan a menudo amargada y fría, perdida e insatisfecha? Vive al límite de lo que puede soportar. Con demasiada frecuencia, el hilo de la vida se rompe tristemente en medio mismo de la prosperidad.

Se dice que la esclavitud ya no existe, pero de hecho está ahí con otras formas y otros nombres. Hemos caído en la trampa.

 

Maija Nyman.

He oído muchas veces criticar a la Biblia debido a su estrechez de espíritu. La imagen de mujer que tradicionalmente se nos muestra allí no motiva a parecérsele. Es demasiado perfecta, sin defectos, exangüe y estéril.

Me gustaría abrir una vía hacia aguas más libres.

El encuentro con Dios me ha llevado a las mujeres de la Biblia, pero también ha traído esas mujeres hasta mí. Han tomado color y movimiento y han comenzado a hablarme. Son mujeres que han llegado hasta el final, y se han convertido en mis hermanas y compañeras de viaje, yo que no tengo ni hermanas ni hermanos.

El tiempo se detiene, los milenios no tienen ya sentido. Frases que parecían muertas comienzan a hablar de la vida verdadera y de personas bien reales.

La gran bendición de la Biblia es que el ser humano sabe interpretarla y que está autorizado para hacerlo. No hace falta tener diplomas de teología. Incluso sin ellos podemos comprender las cosas en su conjunto y captar el mensaje de Dios para la humanidad. Lo que facilita su lectura es que la Biblia no maquilla la condición humana, sino que la muestra tal cual es. No nos oculta la verdad. Por esa misma razón he encontrado en ella tesoros que he utilizado a lo largo de mi recorrido como mujer, en la jungla de las relaciones humanas y en medio de los problemas familiares, así como los secretos del diálogo entre Dios y el ser humano.

Las mujeres de la Biblia son como nosotras, de carne y hueso. Representan distintos oficios y diferentes destinos, nos encontramos con ellas en el nacimiento y en la muerte, en el odio y en el amor, en las intrigas y en el espíritu de sacrificio.

Ejercieron el poder y también estuvieron sometidas al poder. Sus circunstancias familiares fueron distintas, algunas fueron empresarias independientes pero otras fueron con frecuencia explotadas. Sufrieron por no tener hijos, tuvieron problemas de comunicación con los varones, dificultades con la educación de sus hijos o bien problemas en sus relaciones con sus compañeras de trabajo. También disfrutaron de la vida, se enamoraron y fueron amadas.

En la Biblia se menciona a 2.930 personas, de las que 196 son mujeres citadas por nombre. De hecho hay muchas más, identificadas por su lugar de residencia, su oficio, el nombre de sus maridos o por su cometido. Incluso si se habla de ellas sin decir su nombre, eso no las hace personas sin importancia. Alguna de esas mujeres anónimas fue llamada a desempeñar un papel determinante junto a alguien, sea para vida o para muerte.

Las mujeres de la Biblia no tienen una espiritualidad sensiblera. Su naturaleza se desvela con honestidad, con sus luces y sus sombras. No hay una sola de ellas sin tacha y sin pecado. Pero viven en relación con Dios, o mejor, bajo la mirada de Dios, y son conscientes de ello. En cierta manera se ven confrontadas con la realidad de Dios. Su humanidad y la santidad de Dios se encuentran. Pueden enseñarnos muchas cosas.

El ser humano no puede escapar de la realidad de Dios. Dios deja huella incluso allá donde apenas se cree en él.

El destino de las mujeres del Antiguo y del Nuevo Testamento muestra así la manera incomparable en la que Dios obra. Con frecuencia, sorprende al lector la forma como Dios llama, escoge y conduce a las personas en la Biblia. El Dios de la fe cristiana es el Dios de la historia.

El entorno, la cultura, las costumbres y el lugar de residencia de las mujeres de la Biblia determinan el marco en el que viven. En consecuencia, la posición y la valía de la mujer son diferentes, su libertad de movimientos limitada. Y, sin embargo, incluso si yo vivo en los comienzos del siglo XXI, mi alma de mujer recorre los mismos caminos. En este aspecto, tenemos más cosas en común que las que nos separan.

Leila Leah Bronner, investigadora y escritora judía, fue profesora en la Universidad de Johannesburgo y enseña en la actualidad en el Instituto de Judaísmo de los Ángeles. En su libro From Eve to Esther (De Eva a Esther) describe el destino de varias mujeres del Antiguo Testamento. «Incluso si las figuras de mujer del Antiguo Testamento han sido interpretadas, maquilladas y uniformizadas a lo largo de generaciones, siguen ejerciendo una influencia significativa sobre el cómo la mujer es tratada y estudiada en la cultura occidental. El papel de la mujer en la sociedad occidental moderna, en constante crecimiento, ha hecho nacer un nuevo interés por la vida de las mujeres de tiempos pasados. Aunque sus experiencias varían de una sociedad a otra, la situación de base sigue siendo la misma, independientemente de las diferencias de clase, de raza y de nacionalidad. En la sociedad de la Biblia, la desigualdad entre el hombre y la mujer se refleja en las cuestiones del adulterio, del matrimonio, del divorcio, del reparto de la herencia, del voto, de los oficios religiosos, de las posiciones de responsabilidad, de la protección garantizada por la ley. El lenguaje de la Biblia es marcadamente masculino, mostrando a hombres y sus actos. También a Dios se le muestra en términos masculinos».

Sin embargo, en la época de la Biblia, numerosas figuras femeninas del Antiguo Testamento se levantan para obrar de manera extraordinaria. Algunas se convirtieron en influyentes junto a hombres, otras lo fueron en función de su contexto familiar, y otras más a causa de su fuerte personalidad y de su carácter. Algunas de ellas desempeñaron papeles importantes en la vida política de los pueblos.

Y una de ellas fue la primera en todo.

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