Diezmar el eneldo

Es oriundo de la región oriental del mar Mediterráneo, por lo que en Israel abunda en estado natural y también se ha venido cultivando desde tiempos bíblicos.

04 DE JULIO DE 2019 · 19:40

Las semillas de eneldo, así como las flores y toda la planta fresca, crecen en suelos sin cultivar y eran ya muy apreciados en Israel, en el antiguo Egipto, en Grecia y Roma, como planta medicinal y culinaria. ,
Las semillas de eneldo, así como las flores y toda la planta fresca, crecen en suelos sin cultivar y eran ya muy apreciados en Israel, en el antiguo Egipto, en Grecia y Roma, como planta medicinal y culinaria.

!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. (Mt. 23:23) 

El eneldo o aneto (Anethum graveolens) es una hierba anual aromática, que apenas alcanza los tres palmos de altura. Se conoce y cultiva desde la más remota antigüedad.

En el papiro egipcio llamado de Ebers (1500 a.C.), uno de los más antiguos tratados médicos y de farmacopea que se conocen, ya figura el eneldo, que se usaba como planta tonificante, estomacal, entiséptica, diurética y carminativa.

Sus hojas están divididas en tiras estrechas o lacinias capilares y se dilatan en la base en una amplia vaina. Las flores son amarillas y los frutos comprimidos, de 6 ó 7 mm de longitud, con tres filetes dorsales y dos alas laterales.

 

Las semillas del eneldo parecen pipas pequeñas ya que son comprimidas, miden de 6 a 7 mm de longitud y presentan tres filetes dorsales y dos alas laterales. guarda cierta similitud con el hinojo y el anís, precisamente por su aroma y sabor anisado.

El olor que desprende toda la planta no suele ser muy agradable. Es oriunda de la región oriental del mar Mediterráneo, por lo que en Israel abunda en estado natural y también se ha venido cultivando desde tiempos bíblicos.

El eneldo en hebreo, es shabath, en árabe shibith, en griego ánethon (ἄνηθον) y en latín anethulum, que es el diminutivo de anethum.

Los fariseos, siguiendo las directrices del rabino Eliezer, aplicaban estrictamente las prescripciones de Levítico 27:30 y decían que también había que pagar el diezmo de semillas como las del eneldo, aunque otros judíos religiosos consideraban que esto era algo exagerado.

Jesús se enfrentó a ellos acusándoles de hipócritas, ya que daban demasiada importancia a cosas insignificantes, mientras que actuaban sin justicia ni misericordia (Mt. 23:23). Lo cual ponía en entredicho toda su religiosidad y supuesta fe en Dios.

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