“Pablo, apóstol del Señor”, por Félix González Moreno

Destacó sobre sus compañeros cuando militaba en el judaísmo y luego lo hizo igualmente en el cristianismo.

13 DE JUNIO DE 2019 · 19:45

Pablo el apóstol, de Rembrandt. / Wikimedia Commons,
Pablo el apóstol, de Rembrandt. / Wikimedia Commons

Ante mí tengo las páginas abiertas de la biografía de San Pablo escrita por el francés Ernesto Renán en el siglo XIX. La versión española que manejo es de Gonzalo Calvo, publicada por Casa Editorial Mauci en Barcelona el año 1901.

Ernesto Renán nació en 1822 y murió en París en 1892. Estudió para sacerdote católico. A los 22 años abandonó los estudios eclesiásticos y abrazó el racionalismo, concepción de la vida originada en los antiguos filósofos griegos. En el caso de Renán, influyeron mucho los escritos del filósofo alemán Ludwig Feuerbach. Viajó por Asia Menor, Palestina y Grecia tras los pasos de Jesús, cuya divinidad se propuso negar, aunque como hombre lo califica de incomparable. Regresó a Francia con el material suficiente para escribir los siete tomos de su Historia de los orígenes del Cristianismo. El primer volumen fue la Vida de Jesús, donde el autor se esfuerza por humanizar al Cristo Dios, aun cuando lo idealiza delicadamente.

El tercer tomo de la Historia está dedicado al apóstol San Pablo. Renán, jubilado de la fe católica, cuestiona la autoría de algunas epístolas atribuidas al predicador de los gentiles, afirma no comprender que se le atribuya la carta a los romanos escrita cuando él no había estado aún en Roma y afirma que toda su literatura está envuelta en una impenetrable oscuridad.

Afortunadamente, llegan autores en nuestros días que reivindican la persona de Pablo, lo reconocen como autor único de todas las epístolas que llevan su nombre en el Nuevo Testamento y se inclinan ante la gigantesca figura del apóstol. Estos autores aportan un vendaval de aire fresco con sus estudios sobre Pablo basados en la ley, el testimonio, en la veracidad inspirada de la Palabra.

Uno de ellos es Félix González.

González es, en palabras de George Sand, un libro viviente en el que Dios, con su propia mano, ha escrito su pensamiento.

Hombre de fe cimentada en los 66 libros de la Biblia.

Hombre que recibe del cielo la chispa que inflama y la trasmite domingo tras domingo a la congregación que pastorea en una Iglesia Bautista de Madrid.

Nacido en Huelva, en 1953, con 15 años emigró con sus padres a Alemania. Fue aquí donde tuvo lugar su conversión, en la que intervino Francisco Robles, a su vez convertido a Cristo en la Iglesia Bíblica de Tánger. Decidido a adquirir la necesaria preparación para dedicar su vida al ministerio eclesial, ingresó en un Instituto de Teología en Basilea, Suiza. Siete años estuvo pastoreando la Iglesia española en Duisburgo, Alemania. Su regreso a la madre patria se debió a la llamada de la primera Iglesia Bautista en Elche (Alicante). De aquí pasó a una responsabilidad mayor, la histórica Iglesia Bautista que se reúne en el número 18 de la calle General Lacy, en Madrid. González ha escrito 18 libros y es director del periódico bimestral Puerta abierta.

El que estoy comentando es el primero de una serie dedicada a la vida y a la obra del apóstol. Las 253 páginas exponen los episodios vividos por Pablo entre Jerusalén y Damasco. La serie que proyecta constará de 12 volúmenes. De estos ya han aparecido seis. Los iré comentando en próximos artículos. El que figura en la ficha técnica de este es el primero. 

Aquí González describe minuciosamente la primera aparición de Pablo en la Biblia, que está relacionada con la muerte de Esteban, según se lee en el capítulo 8 del histórico libro de Los Hechos, versículo 1. “Lo que Pablo vio de cerca en aquella ocasión fue suficiente para dejar en él una huella imborrable”, escribe González. A Pablo se le había confiado la tarea de detener y destruir el Cristianismo naciente. Pero se encontró con Esteban. Escuchó su largo discurso en defensa de la fe cristiana, vio brillar su rostro como el de un ángel, orar por quienes le mataban, diciendo: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (Hechos 7:60). ¿Cómo podían ser enemigos de Dios personas como Esteban? “Aunque Pablo todavía por un tiempo se aferrase a la idea de que Esteban era un hereje que había abandonado la fe de sus padres, no obstante se sentía obligado a reconocer que éste hombre tenía algo especial y glorioso que a él le faltaba”, continua González.

La furia de Pablo contra los cristianos se debilitó ante aquella escena, acabando con las rodillas en tierra cuando escuchó la voz del Cristo resucitado que le hablaba directa y exclusivamente: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4).

En este primer volumen sobre la persona de Pablo Félix González abarca una serie de temas no siempre bien estudiados, no siempre conocidos: Pablo estudiante de la Biblia. En qué consistía la persecución de los cristianos. El perseguidor antes y después de su conversión, camino de Damasco. ¿Qué  ocurrió con los compañeros de viaje de Pablo? ¿En qué consistía el aguijón? ¿Se repuso Pablo totalmente de la ceguera? El protagonismo de Ananías. La grandeza de la frase pronunciada por Jesús: “Instrumento escogido me es este” ¿Son instrumentos de Jesús sólo los líderes o todos los cristianos, desde el intelectual al analfabeto, desde el millonario al más pobre, desde el blanco al negro o al amarillo? Bautismo y ayuno de Pablo. El tiempo que Pablo pasó en el desierto, hecho del que sólo tenemos una ligera referencia en Gálatas 1:15-17. Después de su bautismo Pablo viaja a Arabia, al territorio de los nabateos, en el desierto, no lejos del propio Damasco, ciudad a la que regresa para predicar el Evangelio. Según la documentación aportada por González, después de Damasco el apóstol se dirige a Tarso. “El Señor sembró la semilla en el corazón de Pablo en el camino a Damasco –dice-. En el desierto de arabia comenzó a germinar. Pero para su eclosión definitiva fueron necesarios los años de silencio y anonimato en Tarso”.

En este primer volumen Félix González inicia la biografía del hombre que después de Cristo es a quien más debe el Cristianismo. Sobresale por encima de los demás apóstoles como persona, como obra y como pensamiento. Destacó sobre sus compañeros cuando militaba en el judaísmo y luego lo hizo igualmente en el cristianismo. Quedamos en espera de las próximas entregas, que serán dadas a conocer al igual que esta, en Protestante Digital. Los editores de este primer tomo lo recomiendan a “pastores y predicadores, quienes encontrarán en sus páginas un rico filón para comparar experiencias del apóstol con sus propias experiencias y sacar de ello un valioso material espiritual para instruir a sus congregaciones”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - “Pablo, apóstol del Señor”, por Félix González Moreno