“A Dios por el ADN”, por Antonio Cruz

La labor de la ciencia no tendría que paralizarse al aceptar la existencia de un Dios creador. Se dice que la Biblia no es un libro de ciencia; sí lo es.

16 DE MAYO DE 2019 · 20:20

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Cuando Víctor Hugo escribió Nuevas Odas en 1824 estampó en el libro este pensamiento: “No hay más que un Dios verdadero, justo en su clemencia, pero los caminos para llegar a Él son múltiples”.

Antonio Cruz nos presenta un camino que el gran poeta y novelista francés desconocía: el ADN. Tampoco conocía el llamado Diseño Inteligente, al que Cruz dedica las páginas del libro que estoy comentando. “Las mutaciones casuales en las moléculas de ADN -dice- seleccionadas por el medio ambiente, serían las únicas responsables de semejante diseño”.

Antonio Cruz sabe lo que dice. Es uno de los intelectuales más destacados que tiene en estos tiempos el protestantismo de habla hispana. La primera página de A Dios por el ADN está dedicada, íntegra, a un breve esquema biográfico sobre su persona y sus trabajos. Por ella sabemos que ha sido Catedrático de Biología y jefe del Seminario de Ciencias Experimentales. Biólogo investigador del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona, ha pronunciado conferencias sobre Dios y evolución, fe y ciencia en todos los países de la América hispana y Estados Unidos. Esto le ha valido el reconocimiento de importantes Universidades en Honduras, Guatemala y México. Como escritor ha publicado 14 libros. Actualmente y por encargo de Editorial Clie trabaja en un Diccionario sobre plantas y animales de la Biblia. En su faceta cristiana ha ejercido como pastor en iglesias de Terrassa y Sevilla. También como profesor del Centro de Estudios Teológicos en Barcelona. Como especialista en Biblia colabora con la Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos.

Por mi parte, he dedicado años de mi vida a la crítica literaria, plasmada en libros como El sueño de la Razón, Los intelectuales y la religión y Literatura y Espiritualidad. Admito que soy un crítico literario poco ortodoxo. A diferencia de otros autores, cuando comento un libro me gusta citar los títulos de los capítulos que contiene. De esta forma el lector del artículo que escribo tiene una idea del contenido general de la obra.

Antonio Cruz divide las 301 páginas de su libro en 10 capítulos sobre temas de interés primordial. Son estos:

Aceptación histórica del diseño.

La peligrosa idea de Darwin.

El Darwinismo y sus ejemplos.

El origen de la vida.

El misterio de la información biológica.

Sugerencias del Diseño Inteligente.

El diseño del Universo.

ADN y conciencia neandertal.

Creacionismos y evolucionismos.

Crítica al Diseño Inteligente.

Los capítulos del libro van precedidos por una introducción y finalizados con una conclusión.

Un tema discutido a lo largo de siglos que Cruz retoma y desarrolla inteligentemente es el de los días de la creación. Cree, con el Génesis, que Dios formó, ordenó y pobló la Tierra de seres vivos en seis días como los nuestros, de veinticuatro horas. Admite que dentro del cristianismo existen cuatro posturas principales sobre el tema. La que defiende que los once primeros capítulos del Génesis han de ser interpretados literalmente, la que afirma que la Tierra fue creada progresivamente, la que dice que el relato del Génesis es una mera parábola teológica y la que interpreta el primer capítulo del Génesis a la luz de lo que creían los antiguos pueblos del Próximo Oriente.

Cruz se declara creyente en la literalidad del relato bíblico que atribuye a Dios la creación del universo físico y la creación del ser humano. Y añade: “Después de más de cuarenta años interesándome por estos temas, pienso que es bueno alejarse de dogmatismos, seguir investigando y estar abiertos a nuevos matices e interpretaciones bíblicas. Creer que uno tiene la verdad absoluta en estos resbaladizos asuntos es, cuanto menos, una pretensión poco humilde”.

Enfrentado a la teoría de la evolución propuesta al principio por Charles Darwin, Antonio Cruz asegura que numerosos hechos la contradicen. Si se acepta a rajatabla la idea de que el universo, la vida, el hombre, la conciencia humana son productos naturales de una evolución, como apuntaba Darwin al publicar su libro más conocido, El origen de las especies, entonces no queda lugar para Dios como creador único y absoluto. La creación paraliza la acción de la ciencia. Aceptar la verdad creacionista del Génesis deja sin trabajo a los científicos, porque no les queda campo para la investigación. Por otro lado, la labor de la ciencia no tendría que paralizarse al aceptar la existencia de un Dios creador. Se dice que la Biblia no es un libro de ciencia; sí lo es. Y el primero y más grande científico es Dios.

La teoría de la evolución es incapaz de explicar el origen natural del ADN, si bien es una realidad científica que está prestando gran servicio a la humanidad.

El libro de Antonio Cruz tiene como subtítulo la propuesta del Diseño Inteligente. Entrando en sus páginas topamos con una pregunta clave: ¿es científico el Diseño Inteligente? Según el autor es una de las cuestiones que con frecuencia suele formularse. Y surge otra pregunta basada en acontecimientos naturales: ¿No habría que desterrar al D.I. del ámbito científico precisamente por apelar a una inteligencia sobrenatural como causa original de todo? “Apelar a un diseñador sobrenatural no es explicar nada, mientras no se demuestre primero el origen de tal ser”. Concluye Antonio Cruz: “¿Por qué las plantas buscan la luz? Porque fueron diseñadas por una mente inteligente. También los seres humanos deberíamos imitar a los vegetales y escudriñar diligentemente aquella otra energía espiritual capaz de iluminar nuestra vida. Como dijo Jesús de Nazaret: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - “A Dios por el ADN”, por Antonio Cruz