“La Trinidad”, por Daniel Benítez

Misterio es todo aquello que no podemos comprender ni explicar. Aquí encaja la Trinidad.

21 DE MARZO DE 2019 · 20:00

“LA TRINIDAD”, por Daniel Benítez, Consejo Evangélico de Formación Bíblica, Comisión de Publicaciones, Trafalgar 32, Madrid 2018, 133 páginas.,
“LA TRINIDAD”, por Daniel Benítez, Consejo Evangélico de Formación Bíblica, Comisión de Publicaciones, Trafalgar 32, Madrid 2018, 133 páginas.

Hace poco estuve pronunciando dos conferencias sobre la influencia de la Biblia en El Quijote en la Iglesia bautista que se reúne en la calle Casiodoro de Reina, Sevilla este, y un líder evangélico en Andalucía llamó mi atención con esta pregunta: “¿Has observado lo mucho que se predica sobre el Padre y el Hijo en nuestras iglesias y lo poco, o nada sobre la Trinidad? El autor del libro que estoy comentando adelanta una respuesta. Dice: “¿No será porque somos tan orgullosos que no queremos convivir con el misterio, con ideas que no podemos comprender al cien por cien y que nos superan y por eso tendemos a rebajarla?”.

Misterio. Siempre el misterio.

Misterio es todo aquello que no podemos comprender ni explicar.

Aquí encaja la Trinidad.

No podemos comprenderla intelectualmente.

No podemos explicarla racionalmente.

Pero la Trinidad, sobre la que escribe Benítez con sabiduría del cielo y conclusiones de la tierra, ¿es el único misterio que encierra la vida?

Vivimos rodeados de misterios.

Misterio es el Dios Padre y la persona de Cristo.

Misterio es la naturaleza que nos abruma con su presencia.

Misterio es la misma existencia humana.

Misterio es el alma.

Misterio es la muerte.

Misterio es el amor y nos abrasa con su fiebre.

Misterio era la Luna antes de que Neil Armstrong la pisara en julio de 1969.

Si el hombre es creación de Dios, misterio.

Si es producto de una evolución, misterio.

Si salió de la nada, misterio.

La Trinidad es un misterio, pero no el único. Vivimos en la habitación del misterio.

El teólogo norteamericano Edgar Y. Mullins dice que la idea de la Trinidad se desarrolla lado a lado con la perfección de la idea de la religión y el cumplimiento de la relación entre Dios y el hombre.

Daniel Benítez lo tiene claro y escribe un pequeño grande libro sobre el tema. En el subtítulo de la portada advierte, en interrogación, que la Teología de la Trinidad no es negociable porque es fundamento esencial de la doctrina bíblica. Insiste que “en la medida que la Trinidad está claramente evidenciada en la Palabra (la Biblia) nosotros podemos aceptarla sin discusión…Es evidente que esta doctrina está implícita en multitud de sus páginas, ya que todos los elementos mencionados son declarados o supuestos constantemente desde el principio de las Escrituras”.

Daniel Benítez nació en Tánger, Marruecos. Su padre, Manuel, era secretario de la Iglesia Bíblica en la ciudad internacional. El y su esposa eran miembros consagrados y activos en la dicha Iglesia.

Daniel fue convertido a la fe cristiana en Málaga a la temprana edad de 17 años. Durante cuatro años estudio Teología en el Centro de Investigaciones Bíblicas dirigido en Santa Cruz de Tenerife por un hombre dinámico a quien siempre he admirado, Manuel Díaz Yanes. Después de graduarse, Benítez se incorporó al Centro como profesor de la misma asignatura, extendiendo el ministerio docente al Foco Bíblico Andalucía. Dedica tiempo a la coordinación del Comité Regional del Taller de Predicadores en Andalucía. En San Pedro Alcántara, costa del sol malagueña, ejerce un bendecido ministerio espiritual al frente de la congregación local. De todos los trabajos que le encargó el Maestro de Galilea, el más aplaudido tal vez sea el que desarrolla a favor de las personas ciegas mediante Nueva Luz, obra iniciada por quien fuera amigo mío desde los años 60, Antonio Padilla.

Las 133 páginas de “La Trinidad” están estructuradas en torno a siete capítulos.

En el primero Benítez discute las evidencias que apoyan la Trinidad en el Antiguo Testamento y en el Nuevo.

En el segundo formula admirablemente la doctrina de la Tri-Unidad. En Dios hay un Yo, un Tú y un Él. Dios Padre es quien toma las decisiones ejecutivas, quien ordena. Dios Hijo ejecuta la obra diseñada por el Creador, el Padre. Al Dios Espíritu Santo lo vemos existiendo y activo desde los primeros versículos del Génesis.

Benítez dedica el capítulo tres al desarrollo histórico de la doctrina de la Trinidad. Buen capítulo. Bien trabajado. La Historia es testigo de las edades; cuenta los hechos desde la altura del tiempo y describe para nosotros los atropellos de los siglos.

Daniel Benítez penetra en las páginas de la Historia con mentalidad de investigador y expositor para explicar la formulación de la doctrina de la Trinidad a lo largo de los siglos pasados. Cuenta que tres de los llamados Padres de la Iglesia, Orígenes, Tertuliano y Anastasio formularon una doctrina adecuada del Misterio. Siguen ocupándose de la Trinidad el Concilio de Nicea, año 325 y el Concilio de Constantinopla, 381. Las conclusiones a las que llegaron los participantes de estos Concilios fueron eminentemente bíblicas: El Padre inicia la revelación, el Hijo la continúa, el Espíritu Santo la completa.

El cuarto capítulo del libro muestra a un autor metido en profundidades: las intervenciones gnósticas, platónicas, la influencia de Orígenes, el arrianismo, las sectas unitarias y, ya en nuestros días, los Testigos de Jehová, el Movimiento “Sólo Jesús” y los llamados cristiadelfianos, quienes creen que la doctrina de la Trinidad no se  encuentra en la Biblia. 

Daniel baja el tono en el contenido del capítulo cinco. Lo hace más asequible, más cercano, menos polémico. Pero un capítulo muy bonito, bien escrito, dedicado a temas del siglo XXI: La Trinidad en la creación y en el ámbito personal. Las implicaciones de la Trinidad en el bautismo, en el desarrollo de los dones, en la misión, en la oración, en la adoración, en el ámbito de la gloria final, en la teología evangélica, y, en una nota general, el papel de la Trinidad en la salvación.

Los dos capítulos finales, breves de páginas, están redactados a modo de conclusión: La importancia de la Tri-Unidad en las vidas de quienes creemos y en la experiencia personal.

La bibliografía detalla 43 obras consultadas por el autor.

Es el primer libro que ha escrito Daniel Benítez. Si admite un consejo de este crítico literario que ya ha escrito y publicado 56, aquí va: Sigue escribiendo, Daniel. Tienes talento, tiene dones, manejas en su justa medida la pluma, el bolígrafo o el ordenador. Del estilo no te preocupes. El estilo es el tuyo, porque el estilo es la persona. Escribir es una cosa pesada, cansada, pero el arte de escribir es lo más delicioso que el hombre ha imaginado. Y en tu caso de divulgador cristiano te remito al novelista asturiano Armando Palacio Valdés: “El escritor debe tomar la pluma como un instrumento sagrado que Dios puso en sus manos para ennoblecer la vida”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - “La Trinidad”, por Daniel Benítez