‘Vestidos’ y otros poemas de Gerardo Oberman

Textos del pastor, músico y poeta argentino, miembro del Consejo Asesor Iberoamericano de la Red Tiberíades.

22 DE FEBRERO DE 2019 · 09:51

Gerardo Oberman con Grety Ouwerkerk, su esposa.,
Gerardo Oberman con Grety Ouwerkerk, su esposa.

Aquí les presento tres poemas de Gerardo Oberman (Argentina,1965), pastor desde 1993 y  presidente de las Iglesias Reformadas en Argentina desde 2009, habiendo sido parte de su directiva desde comienzos del 2000. Como poeta ha publicado el libro “Barro y cielo” (Hebel, Santiago de Chile, 2017) y forma parte del Consejo Asesor Iberoamericano de TIBERÍADES, Red Iberoamericana de Poetas y Críticos Literarios Cristianos. Oberman hizo sus estudios teológicos en el ISEDET (Buenos Aires) y en la Universidad Libre de Amsterdam (Holanda). Ha colaborado en diversos organismos ecuménicos en Argentina, integrando la directiva de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas. Es uno de los fundadores y Coordinador continental desde sus orígenes (2004) de la Red Crearte, espacio dedicado a la formación y renovación litúrgica y musical en América Latina.

 

Foto: José Mador Martín

 

VESTIDOS

 

"Me alegro en Dios,
pues me vistió con ropas de salvación
y me arropó en un manto de justicia"

(Isaías 61:10)

 

Hay quienes pretenden vestirnos
con los ropajes de sus prejuicios,
con los vestidos de su odio,
con el color de sus mentes
teñidas de antivalores, de deshumanidad,
de amores pobres y exclusivos.

Hay quienes quieren que vistamos
nuestros cuerpos de miedos,
que encarcelemos nuestras libertades,
que escondamos lo que somos y sentimos,
que nos ajustemos a convenciones que esclavizan
y a normas que potencian 
el poder perverso del patriarcado.

Hay quienes, en su loca retórica 
recelosa de cualquier derecho que dignifique,
buscan colocarnos el sayo de la esclavitud,
convirtiéndonos en caricaturas
de sus lógicas de mundos pequeños,
en títeres de sus dogmas de muerte,
en víctimas de sus perversiones.

Pero no, 
no vestiremos colores que marginen, 
que encasillen, que condenen, que limiten,
que impidan ser lo que se desea ser.
Nos vestiremos con los vestidos
de la fuerza creadora,
para salvarnos de las hienas,
para seguir construyendo justicia,
para seguir abrazando nuevas libertades.

Nos vestiremos de lucha,
de resistencia,
de esperanza,
de coraje.
Uniremos las manos,
gritaremos fuerte,
marcharemos juntas y juntos,
con vestidos multicolores,
mirando de frente el porvenir
que no les pertenece
ni a rosas ni a azules.

 

 

Foto: José Mador Martín

 

 

TIEMPO DE QUITARSE LAS CARETAS

(A la luz de Juan 8:1-12)

 

No corras más, no te escondas,
no dejes que te insulten
ni que te acusen ni que te lastimen 
con sus palabras hirientes y sus bromas soeces.

Es tiempo de quitarse las caretas
y de ver quién es quién.
No temas, mujer, que tu pecado
no excusa los otros pecados
ni da derecho al juicio
a quienes se escudan en apariencias
de piedad, de bondad, 
de cumplimiento de la ley,
de perfecta santidad,
de generosidad y hasta de decencia.

Quienes te traen a los pies de Jesús
dicen haberte encontrado amando,
quizá a quien no debías,
sin dudas fuera de la ley de aquel entonces.
Pero ignoran que su dedo acusador,
el veneno de sus lenguas filosas,
y las piedras que cargan en sus manos 
o que esconden en sus bolsillos,
no pueden engañar el corazón del Maestro.

De pronto, ante una mirada y una pregunta simple,
los argumentos condenatorios se derrumban, 
la trampa se desenmascara
y uno a uno comienzan a irse
aquellos que se creían dueños de la verdad,
aquellos que sin misericordia
y buscando justificarse,
querían hacerle una zancadilla
al proyecto de Dios.

Levanta la vista, mujer,
ponte en pie, deja el suelo de la vergüenza
al que te arrojaron con desprecio
y recupera la dignidad que quisieron arrebatarte
aquellos cobardes de medias verdades.

Jesús no condena… 
Jesús abraza, perdona,
restaura, anima, enseña,
¡dignifica!

Tu regreso a la vida cotidiana, mujer,
será un permanente recordatorio
para quienes te trajeron, primero,
y luego te dieron la espalda,
de la necesidad de revisar la propia vida.
Y será, por todos los tiempos,
una señal esperanzadora
para todas las personas calumniadas
por odios discriminadores,
deshumanizadas por leyes crueles,
estigmatizadas por su raza, su condición social,
su religiosidad o su vida sexual;
será un signo luminoso
para las personas arrojadas al suelo del desprecio,
pisoteadas en su fragilidad,
víctimas de sistemas opresores
y de una religiosidad que se ha vaciado de Dios.

Levántate, mujer,
ya no hay piedras, 
sólo un camino nuevo por descubrir
y mucha luz 
en el horizonte de tu vida restaurada.


Foto: José Mador Martín

 

 

DESCLAVARES

 

¿No será tiempo de desclavar
la identidad protestante
del museo de las glorias pasadas?
Por amor a la verdad
y en el afán de sacar a la luz
las verdades evangélicas
para nuestros contextos
de indulgente tolerancia
a los poderes del mal.
Tiempo de quitarle los clavos
al dogma muerto
para que abrace los dolores
y los desafíos nuevos,
para que dialogue
con las preguntas del aquí, del hoy,
para que mire de frente
al mundo roto por los odios
de quienes se proclaman
seguidores de algún cristo
que en nada se parece
al Jesús de las bienaventuranzas
para las personas perseguidas,
oprimidas, marginalizadas,
migrantes, estigmatizadas.
Tiempo de sacar
de la puerta antigua y herrumbrada
la fe dormida y acomodada,
que se ha conformado
con el mero cumplir y el repetir
de los rituales y las tradiciones
y las palabras oxidadas
Tiempo de nombrar la cizaña,
de denunciar la penitencia hipócrita
y de anunciar la gracia que libera
de la ilusoria seguridad de la paz
a las almas enmohecidas.
Desclavar la osadía
de quienes se resistieron
al poder represivo
y desenmascararon la mentira
para transformar aquella obediencia
en nuevas y necesarias resistencias,
para seguir reformando y reformándonos
secundum verbum Dei
para la Soli Deo Gloria.

 

Oberman en el muro de la Reforma, en Ginebra.

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Barro del Paraíso - ‘Vestidos’ y otros poemas de Gerardo Oberman