Azor

Para poderse mover bien entre las ramas de los árboles, sus alas son cortas y redondeadas, mientras que la cola es larga. Lo cual le otorga una gran capacidad de maniobra.

07 DE FEBRERO DE 2019 · 17:00

Foto: Antonio Cruz,
Foto: Antonio Cruz

Los términos “azor” y “gavilán” aparecen varias veces en las distintas versiones Reina-Valera de la Biblia (Lv. 11:13, 16; Dt. 14:12, 15; Job 39:26). Mientras que en otras, la palabra hebrea hā-‘ā-zə-nî-yāh, הָעָזְנִיָּֽה׃ se traduce por “milano” (Biblia Peshitta).

De hecho, en las tierras bíblicas existen especies pertenecientes a todos estos grupos de aves rapaces. Los azores y gavilanes pertenecen al género Accipiter, que se incluye dentro de la familia Accipitridae. En Israel abunda la especie Accipiter nisus, denominada vulgarmente gavilán común (en hebreo, netz matzuy), que posee una envergadura de 70 cm y está especializada en cazar pequeños pájaros en los bosques.

Para poderse mover bien entre las ramas de los árboles, sus alas son cortas y redondeadas, mientras que la cola es larga. Lo cual le otorga una gran capacidad de maniobra. Otra especie similar, relativamente común en Tierra Santa es el gavilán griego (Accipiter brevipes) (en hebreo, nets ktar-etsba’ot). Es habitual en los bosques de Grecia, los Balcanes, sur de Rusia, Israel, la península arábiga y el noreste de África. Su cola el más corta que la del gavilán común y sus alas más puntiagudas.

En cuanto a los milanos, también está presente en Israel el milano negro (Milvus migrans) (en hebreo, daya shehora) que tiende a capturar comida de la superficie del agua en un descenso rápido, usando sus garras para atrapar el alimento y llevárselo consigo para comerlo en el aire. Su área de distribución comprende desde España y el norte de África hasta Finlandia, los Balcanes e Israel. Suelen formar grupos pequeños en los que se les ve luchar y perseguirse mutuamente. Son bastante agresivos entre ellos en su búsqueda de alimento y pueden comer casi de todo. Incluso presentan un comportamiento carroñero, alimentándose de cadáveres en muladares o estercoleros, junto a otras aves como buitres y cuervos.

En Israel pueden verse centenares de milanos negros (Milvus migrans), como el de la imagen, revoloteando en busca de alimento sobre los estercoleros.

En el año 1618, el clérigo inglés John Rawlinson, comentado las palabras del salmista: ¿Quién me diese alas como de paloma? (Sal. 55:6), con la intención de huir de sus enemigos, escribió que la crítica destructiva es casi siempre indulgente con los inicuos y poderosos, pero atormenta sobre todo a los débiles e indefensos: “La red no se lanza sobre las aves rapaces como el halcón y el milano; sino que cae sobre los pobres pajarillos indefensos, aquellos que jamás han hecho daño alguno”.[1] Una triste analogía ornitológica que por desgracia refleja bastante bien la realidad de la condición humana.

[1] Spurgeon, C. H., 2015, El Tesoro de David, CLIE, Viladecavalls, Barcelona, p. 1226.

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