Quiero entender la Biblia, de Ernest F. Kevan

Por su muerte como el Cordero de Dios (Juan 1:29), la santidad y el amor de Dios encuentran su expresión más armoniosa, siendo Él "[…] el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús" (Romanos 3:26).

17 DE ENERO DE 2019 · 17:00

Ernest F. Kevan. ,
Ernest F. Kevan.

Un fragmento de “Quiero entender la Biblia”, de Ernest F. Kevan (Editorial Peregrino, 2005). Puede saber más sobre el libro aquí.

 

Capítulo 1. Dios

Cuando Nuestro Señor estuvo hablando con la mujer de Samaria, Él respondió a una de sus preguntas diciendo: «Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren» (Juan 4:24). Esta es una de las cosas más fáciles de creer para nosotros, y al mismo tiempo es una de las más difíciles para nuestra mente. Estamos tan acostumbrados a ver y a sentir las cosas que no nos es fácil pensar en Uno a quien no podemos ver con nuestros ojos ni tocar con nuestras manos. Nuestro Señor Jesucristo dijo en una ocasión: «[…] un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo» (Lucas 24:39). De estas palabras deducimos que Dios no subsiste con un cuerpo material como nosotros, aunque Él pueda algunas veces utilizar un cuerpo como el nuestro. El apóstol Pablo llama a Dios el «Dios invisible» en Colosenses 1:15, y en 1 Timoteo 1:17 da honor y gloria «al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios […]».

 

DIOS SE MANIFIESTA A SÍ MISMO

Acabo de decir que aunque Dios no subsiste con un cuerpo físico semejante al nuestro, Él sí aparece algunas veces en forma corporal. Esto nos recuerda aquellas ocasiones en las que Dios se manifestó a los hombres de esta manera externa. Se nos dice, por ejemplo, que Moisés, Aarón y los ancianos de Israel «vieron al Dios de Israel» (Éxodo 24:9-10). Este es un pasaje bíblico muy misterioso, y no se nos dice con claridad cómo era la apariencia de Dios en esta ocasión. Isaías nos dice que él también vio al Señor una vez (Isaías 6:1). Pero imagino a alguien decir: ¿Qué vamos a hacer con las palabras de Juan 1:18 donde leemos «a Dios nadie lo vio jamás? Y qué haremos con las palabras del apóstol Pablo que dicen que Dios es invisible? Aquí no hay contradicción, porque lo que Moisés vio, y lo que vio Isaías, no fue a Dios mismo en su realidad invisible, sino más bien una forma en la cual Dios apareció a estos hombres. Ellos vieron lo que podemos llamar adecuadamente una manifestación de Dios.

Me pregunto si te habrás interesado alguna vez en lo que el Antiguo Testamento dice acerca del «Ángel de Jehová». Si estudias pasajes bíblicos tales como las experiencias que Agar tuvo de Dios, relatadas en Génesis 16:7-13 y Génesis 21:17-18, e igualmente la experiencia de Abraham en Génesis 22:11-12, prestando cuidadosamente atención al versículo 12, verás que «el Ángel de Jehová» no es otro sino Jehová mismo. Estudia con atención las otras manifestaciones de Dios a Abraham relatadas en Génesis 18:1-33, así como también lo que se dice concerniente al Ángel de Jehová en jueces 2:1-5. En el hebreo de nuestro Antiguo Testamento se hace una clara distinción entre «un ángel de Jehová» y «el Ángel de Jehová». Muchos fieles estudiantes de las Sagradas Escrituras piensan que este «Ángel» de Jehová era el Hijo de Dios antes de venir a la Tierra en forma humana.

Ningún pensamiento referente a las formas en que Dios se ha manifestado a sí mismo puede ser considerado completo sin alguna referencia al propio Señor Jesucristo. Utilizando las palabras de Juan 1:14, podemos decir: «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad». El apóstol Pablo dice que Dios envió a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado (Romanos 8:3); y escribiendo a los creyentes cristianos en Corinto afirma que el conocimiento de la gloria de Dios se ve en la faz de Jesucristo (2 Corintios 4:6). De la misma manera, Nuestro Señor explicó a sus discípulos que aquellos que tuvieron el privilegio de verlo, vieron realmente al Padre (Juan 14:9). Nuestro Señor Jesucristo es el camino más elevado y final por el que Dios se ha manifestado en forma material y física.

 

UN DIOS, TRES PERSONAS

Los israelitas vivieron entre paganos que adoraban a muchos dioses. La gloria de la religión de Israel era que a ellos se les había revelado el hecho de que solo existe un Dios verdadero. Esto es lo que Moisés quiso dar a entender en Deuteronomio 4:35, donde dice: «A ti te he mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él». Con este propósito Dios escogió a Israel como su testigo de cara al mundo. Ver Isaías 43:10; Isaías 44:6 e Isaías 45:5. El Señor Jesús confirmó esta gran verdad en Marcos 12:29-30. Esto tiene una consecuencia práctica e importante en nuestra vida espiritual, al conocer que «hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Timoteo 2:5).

Aunque es verdad que solo hay un Dios, también se nos ha revelado el misterio de que Dios es Tres en Uno y Uno en Tres. Lo he llamado misterio porque es el misterio más profundo de todo lo que nos ha sido revelado. Cuando hablamos de la Trinidad de Personas en Dios, nos referimos a este misterio. Considera pasajes bíblicos como Génesis 1:26; Génesis 3:22 e Isaías 6:8. Si examinas estos pasajes atentamente, hallarás que Dios habla de sí mismo en la forma plural, utilizando pronombres como «nosotros» y «nuestra». Si lees Juan 1:1 descubrirás allí la misma verdad. El Hijo de Dios, a quien se le llama «el Verbo», se dice que es Dios y que era con Dios. Esta verdad acerca de la Trinidad se ve reflejada con más claridad en pasajes como Mateo 28:19 y 2 Corintios 13:14. No trates de explicarte a ti mismo cómo Dios puede ser Tres y al mismo tiempo Uno. Debemos aceptar esto como algo que Dios nos ha dado a conocer acerca de sí mismo. No hay nada de lo que debamos extrañarnos ante el hecho de encontrar misterio en la revelación de Dios. Él dejaría de ser «Dios» para nosotros si pudiéramos medirlo, explicarlo y comprenderlo completamente.

 

EL CARÁCTER DE DIOS

 

Portada del libro.

Si bien nos desconcertamos al sondear las profundidades del Ser maravilloso de Dios, no encontramos tan difícil apreciar su carácter.

El carácter de Dios puede ser correctamente entendido como amor santo. Necesitamos ambas palabras para describirlo adecuadamente, y si acaso separamos su santidad de su amor, o su amor de su santidad, solo tendremos una idea pobre y parcial de Dios.

En el uso más antiguo del lenguaje, la palabra «santo» significaba que Dios está apartado de nosotros; pero en la Biblia significa, más especialmente, la distinción de Dios por su pureza, fidelidad y verdad. En estas cosas Él está muy por encima de nosotros, y es esto lo que significa cuando la Biblia dice que Dios es santo. Considera pasajes como Josué 24:19; Isaías 6:3 e Isaías 57:15. En Isaías 5:16 aprendemos que es solo con la justicia como honramos la santidad de Dios. El apóstol Pedro recuerda a los cristianos de su tiempo que debido a que Dios es santo, Él espera santidad en ellos. Léelo en 1 Pedro 1:15-16.

Por causa de su santidad, Él tiene que resistir el mal y castigar todo pecado. La ira de Dios es la expresión de su santidad cuando esta está en la presencia de la iniquidad y el pecado. Ver Deuteronomio 25:16; Éxodo 34:6-7 y Salmo 5:4-6. Lee en el Nuevo Testamento las solemnes palabras de Romanos 1:18-21.

La justicia, la rectitud, la verdad y la fidelidad de Dios están basadas en su santidad. Con estas palabras quiero decir la forma en que un Dios santo actúa con respecto a sus criaturas. Él recompensa el bien (2 Timoteo 4:8; Hebreos 6:10) y castiga el mal (Ezequiel 18:4; Romanos 6:23). Habla verdad (Hebreos 6:18) y guarda sus promesas (Deuteronomio 7:9; 1 Tesalonicenses 5:24; 1 Juan 1:9). Podemos estar seguros de que Dios siempre hace lo que es justo y recto. Ver Génesis 18:25 y Salmo 145:17.

El amor de Dios está tan claramente expuesto en la Escritura como lo está su santidad. De este amor se habla tan abundantemente en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. En el Antiguo Testamento se habla a menudo de él como misericordia o bondad, y en este sentido tiene una referencia especial al amor de Dios hacia el pecador. El Salmo 103:8 dice: «Misericordioso y clemente es Jehová, lento para la ira, y grande en misericordia». Considera también pasajes como Deuteronomio 4:31 y Salmo 86:15. La misericordia de Dios se promete a los que confiesan y se apartan de sus pecados, y solo a ellos (Proverbios 28:13). Dios se deleita en mostrar su misericordia hacia aquellos que verdaderamente se arrepienten. Considera pasajes como Éxodo 34:7; Salmo 51:1; Isaías 55:7 y Miqueas 7:18, y comprueba si estas hermosas palabras no hacen que tu corazón lata más de prisa.

El amor de Dios alcanza plena expresión al darnos al Señor Jesucristo. Lee despacio y reverentemente palabras tales como las que se hallan en Juan 3:16; Romanos 5:6-8 y Juan 4:9-10. Fue por el amor de Dios por lo que vino el remedio para el pecado (Efesios 2:1-10), y por ese mismo amor somos elevados hasta el punto de formar parte de la familia misma de Dios (1 Juan 3:1-2).

¡Amor santo! Piensa en estas dos palabras, y piensa siempre en ellas dos juntas. Dios nunca es santo a costa de su amor; ni es amor a costa de su santidad. La manifestación perfecta y similar del amor y la santidad de Dios se halla en la persona y la obra de Nuestro Señor Jesucristo. Nadie amó jamás a los pecadores como Él lo hizo; y, sin embargo, nadie reveló más perfectamente la impecable pureza del Dios santo como Él. Las palabras más tiernas de comprensión y perdón salieron de los labios de Jesús (Juan 8:1-11; Marcos 2:1-13; Lucas 23:39-43); pero de Él también recibimos las denuncias más duras y severas del pecado así como amenazas de juicio (Mateo 11:20-24; Mateo 23:13-15). Por su muerte como el Cordero de Dios (Juan 1:29), la santidad y el amor de Dios encuentran su expresión más armoniosa, siendo Él «[…] el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús» (Romanos 3:26).

 

PREGUNTAS PARA REPASO

1. ¿Dónde enseña Nuestro Señor que Dios no subsiste en un cuerpo físico?

2. ¿Cuál es la diferencia entre un espíritu y un hombre?

3. Hay dos pasajes en 1 Timoteo que se refieren al hecho de que Dios no puede ser visto. Escríbelos.

4. ¿Ha visto alguien a Dios alguna vez tal como Él es en sí mismo?

5. ¿Quién quería ver la gloria de Dios y a quién se le dijo que no podía ver su rostro? Busca la respuesta en Éxodo.

6. ¿Puede el «Ángel de Jehová» ser considerado como una manifestación de Dios? Responde utilizando Génesis 22.

7. ¿Qué inferencia sacó Pablo de nuestro ser «linaje de Dios». Busca la respuesta en el libro de Hechos.

8. ¿Qué rey pagano vio a Dios en apariencia humana? La respuesta la hallarás en el libro de Daniel.

9. ¿Qué palabras en el Evangelio de Juan, aparte de las de Jesús, muestran que Dios había tomado forma humana?

10. ¿Qué dijo Nuestro Señor a Felipe acerca de ver al Padre?

11. ¿Hay más de un Dios? Busca la respuesta en Marcos.

12. ¿De qué manera se relaciona la unidad de Dios con el camino de la salvación? La respuesta está en 1 Timoteo.

13. ¿Qué indicación hay en la historia de la Caída del hombre que sugiere la doctrina de la Trinidad?

14. En 2 Corintios hay algunas palabras muy conocidas que enseñan la doctrina de la Trinidad. Escríbelas.

15. Al final de uno de los Evangelios hay una declaración que implica la Trinidad de la Deidad. Indica el versículo.

16. ¿Dónde indica el apóstol Juan que una persona de la Trinidad es «Dios» y era «con Dios»?

17. ¿Cuál fue la alabanza celestial que Isaías oyó en su visión de Dios?

18. ¿Qué da Pedro como razón para la santidad del cristiano?

19. ¿Qué dice Moisés acerca de los que hacen injusticia? Esto se encuentra en el libro de Deuteronomio.

20. ¿Sobre cuántas generaciones visita Dios la iniquidad? Búscalo en

Éxodo.

21. ¿Qué dice Pablo acerca de la ira de Dios en Romanos 1?

22. ¿Qué dice la Epístola a los Hebreos acerca de Dios y el «trabajo de amor» de sus hijos?

23. ¿Debe Dios hacer siempre lo recto? Busca la respuesta en la vida de Abraham.

24. ¿Dónde se nos dice que nuestro perdón depende de la justicia de Dios? Mira en la Primera Epístola de Juan.

25. ¿Es fiel la promesa de Dios? Considera 1 Tesalonicenses.

26. ¿Qué dice el Salmo 145 sobre los caminos de Dios?

27. Miqueas habla de la incompatibilidad de Dios. ¿En qué sentido dice esto?

28. ¿Qué viene primero, el amor de Dios a nosotros o nuestro amor a Él? La respuesta está en 1 Juan.

29. ¿Qué ejemplos tenemos en los Evangelios del amor perdonador del Salvador en momentos límite?

30. ¿De qué pasaje de Pablo aprendemos que Dios, al salvar pecadores, satisface su amor y su santidad? Búscalo en la Epístola a los Romanos.

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