Ida Vitale: premio FIL de Guadalajara y premio Cervantes

El trabajo que manifiestan sus composiciones es algo de lo que más se ha celebrado en su labor lírica, pues esos textos poéticos son resultado de una búsqueda obsesiva hasta la incandescencia.

03 DE DICIEMBRE DE 2018 · 08:00

Vitale leyendo su poesía.,
Vitale leyendo su poesía.

Tejo y destejo

porque creo en el fuego,

una trama falaz, enardecible.

 

Ida Vitale, Culpa y corolario

Ida Vitale, poeta uruguaya nacida en 1923, una de las mayores voces de la lírica en lengua castellana actual, ha obtenido en los días recientes dos de los premios literarios más importantes. Primero, el FIL de Literaturas Romances que otorga cada año la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, así como el Cervantes, máximo galardón de las letras en este idioma. El anuncio del segundo se hizo a unos días del comienzo de la FIL de Guadalajara, lo que vino a sumarse a otros premios que ha recibido recientemente: Alfonso Reyes (2014), Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015), García Lorca (2016) y Max Jacob (2017). Antes, había ganado el Octavio Paz (2009). El anuncio del Premio Cervantes afirma que su lenguaje “es “uno de los más destacados y reconocidos de la poesía en español, que es al mismo tiempo intelectual y popular, universal y personal, transparente y honda, convertida desde hace tiempo en un referente fundamental para poetas de todas las generaciones en todos los rincones del español”. El ministro español de Cultura, José Guirao, dio a conocer el nombre de la ganadora y, antes de hacerlo, leyó el poema “Gotas”: “¿Se hieren y se funden?/ Acaban de dejar de ser la lluvia./ Traviesas en recreo,/ gatitos de un reino transparente,/ corren libres por vidrios y barandas,/ umbrales de su limbo,/ se siguen, se persiguen,/ quizá van, de soledad a bodas,/ a fundirse y amarse.Trasueñan otra muerte”. Es la quinta mujer que lo recibe, luego de María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992), Ana María Matute (2010) y Elena Poniatowska (2013). 

 

La poetisa uruguaya, Ida Vitale.

Esta acumulación de reconocimientos se explica plenamente por la gran calidad de su larga trayectoria poética de Vitale, iniciada en 1949 (bajo la influencia tutelar de Juan Ramón Jiménez) con La luz de esta memoria y continuada con Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Oidor andante (1972), Jardín de sílice (1980), Sueños de la constancia (título de su recopilación de 1988), Jardines imaginarios (1996), De varia empresa (1998), Procura de lo imposible (1998), Un invierno equivocado (1999), Reducción del infinito (2002, antología y nuevos poemas), Trema (2005), Mella y criba (2010), Sobrevida (2015, antología elaborada por Minerva Margarita Villarreal), Mínimas de aguanieve (2016). Ha recopilado toda su obra en el amplio volumen Poesía reunida (2017, edición de Aurelio Major). Preparó una antología de Enrique Casaravilla Lemos, coterráneo suyo que admiró siempre. También son importantes sus traducciones de diversos autores, como Gaston Bachelard. En prosa ha publicado: La poesía de Jorge de Lima (1963), La poesía de Cecilia Meireles (1965), Juana de Ibarbourou. Vida y obra (1968), Léxico de afinidades (1994, 2012), Donde vuela el camaleón (1996), De plantas y animales: acercamientos literarios (2003), El abc de Byobu (2004) y Shakespeare Palace. Mosaicos de mi vida en México (2018).

 

Vitale con la generación del 45. Detrás de ella, en el centro, Juan Ramón Jiménez.

Considerada como miembro de la llamada Generación del 45, junto con Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Ángel Rama (su primer esposo) y la también poeta Idea Vilariño, entre otros, estudió Humanidades y se dedicó a la enseñanza. Fue profesora de literatura hasta 1973, cuando la dictadura la obligó a exiliarse en México (junto a su esposo, el poeta Enrique Fierro) durante una década (1974-1984). En México, formó parte del consejo asesor de la revista Vuelta, dirigida por Octavio Paz (algo que le ha criticado su colega Saúl Ibargoyen, también exiliado en el país azteca), y fue cofundadora del diario Unomásuno, en 1982. En 1984 regresó a Uruguay, donde dirigió la página cultural del semanario Jaque, y en 1989 se trasladó a Austin, Texas, desde donde volvió recientemente a su país.

 

Poesía reunida, de Ida Vitale.

En un país con una gran tradición de poesía escrita por mujeres (Juana de Ibarbourou, Esther de Cáceres, Sara de Ibáñez, Clara Silva, Amanda Berenguer, Idea Vilariño, Cristina Peri Rossi…), Vitale se ha ganado un lugar notable debido a su estilo conciso, directo y con un manejo extraordinario del idioma. Tal como escribió José María Espinasa a propósito del Premio Alfonso Reyes: “Muchos poemas de Ida Vitale tienen la transparencia del aire que miran: son apariciones que no se ven, que no se pueden ver, que sólo se nombran, y así aparecen. Parecería que una poesía tan trabajada y precisa formalmente no le costara ningún esfuerzo. Heredera de las vanguardias supo también tomar distancias de los fuegos fatuos e iluminarse, como su admirado Bachelard (a quien tradujo espléndidamente) con el chisporroteo de la llama en los ojos de un gato”. Precisamente el trabajo que manifiestan sus composiciones es algo de lo que más se ha celebrado en su labor lírica, pues esos textos poéticos son resultado de una búsqueda obsesiva hasta la incandescencia.

Por su parte, Leila Guerriero escribió: “Vitale es una poeta estricta, erudita, disciplinada, pero también alguien que puede pasar semanas habituando a una paloma a comer en la ventana de su casa, cosa que hizo a lo largo de nueve meses y que terminó inspirando su poema “Viaje de vuelta”: “Regresar es/ volver a ocuparse/ de devolver a la tierra/ el polvo de los últimos meses;/ recibir del mundo/ el correo dormido/ intentar saber/ cuánto dura/ una memoria de paloma/ También reconocerse/ como una abeja más / que es para la colmena/ apenas una unidad que zumba/. Eso, sólo una abeja más/ muy prescindible”. Quizás no tenga razón. Quizás haya abejas más imprescindibles que otras”.

 

Portada de Sueños de la constancia.

En su país ha tenido mucho eco esta cadena de premios. El periodista Hugo Burel afirmó: “La trayectoria de Ida Vitale como poeta, traductora, ensayista, profesora y crítica literaria avala holgadamente su importancia en el panorama de nuestras letras […] El Cervantes es la superlativa confirmación de todos los premios que le antecedieron”.

He aquí una pequeña muestra de esta poesía. Se puede ver a la autora leerlos en el sitio del diario uruguayo El Observador

 

Fortuna

Por años, disfrutar del error

y de su enmienda,

haber podido hablar, caminar libre,

no existir mutilada,

no entrar o sí en iglesias,

leer, oír la música querida,

ser en la noche un ser como en el día.

No ser casada en un negocio,

medida en cabras,

sufrir gobierno de parientes

o legal lapidación.

No desfilar ya nunca

y no admitir palabras

que pongan en la sangre

limaduras de hierro.

Descubrir por ti misma

otro ser no previsto

en el puente de la mirada.

Ser humano y mujer, ni más ni menos.

 

Aclimatación

Primero te retraes,

te agostas,

pierdes alma en lo seco,

en lo que no comprendes,

intentas llegar al agua de la vida,

alumbrar una membrana mínima,

una hoja pequeña.

No soñar flores.

El aire te sofoca.

Sientes la arena

reinar en la mañana,

morir lo verde,

subir árido oro.

 

Pero, y aun sin ella saberlo,

desde algún borde

una voz compadece, te moja

breve, dichosamente,

como cuando rozas

una rama de pino baja,

ya concluida la lluvia.

 

Entonces, contra lo sordo

te levantas en música,

contra lo ardido, manas.

 

Venturas naturales

Contra las presunciones, sol insiste,
fuera, no dentro,
incandescente informe no rector.

Otros días su luz es una endecha,
una plática suave.
Casi como si fuésemos
musgos o hierbas de semilla o árboles frutales
el día segundo de la creación.
Como si fuese simulacro el fin del paraíso.

 

Culpa y corolario

Tejo y manejo el yerro

en el día tendido,

en la noche,

a lo largo del viento,

a lo corto de la memoria.

Tejo y destejo

porque creo en el fuego,

una trama falaz, enardecible.

Y cambia la verdad,

y me equivoco.

Apenas toco algo

por detenerle

en su paso de ajena maravilla,

hecho cenizas queda,

y no me vale.

Tengo sembrado de ascuas

lo que veo,

y el corazón que nadie mira

en ascuas.

Pero después del fuego,

es la ceniza,

la durable ceniza

la que gana.

 

Para bajar a tierra

Se calza uno las botas de la lluvia,
los ojos de la lluvia
y el pesimismo del posible granizo,
acepta la encandilada taza de la mañana,
barrunta el barro,
el frío contra la piel caliza,
urde planes contrarios,
apostrofa y desmanda,
supone el ronroneo del poema
cobijado en la cama, como un gato.
Pero transige poco a poco,
baja, y entra al campo del radar de la muerte,
como todos los días,
natural, tautológicamente.

 

Residua

Corta la vida o larga, todo

lo que vivimos se reduce

a un gris residuo en la memoria.

De los antiguos viajes quedan

las enigmáticas monedas

que pretenden valores falsos.

De la memoria sólo sube

un vago polvo y un perfume.

¿Acaso sea la poesía?

 

Notas

1 Juan Carlos Delgado, “La poeta Ida Vitale gana el premio Cervantes”, en ABC,Madrid, 15 de noviembre de 2018, www.abc.es/cultura/libros/abci-vitale-gana-premio-cervantes-201811151404_noticia.html

2 Cf. Roxana Rügnitz Garabedián, “Ida Vitale: último bastión de la generación del 45”, en DiverGénte,13 de julio de 2018,https://divergenteeducacion.wordpress.com/2018/07/13/ida-vitale-ultima-bastion-de-la-generacion-del-45-por-roxana-rugnitz

3 J.M. Espinasa, “Un retrato de Ida Vitale”, en Revista de la Universidad de México, núm. 156, 2017, pp. 57-58,www.revistadelauniversidad.unam.mx/ojs_rum/files/journals/1/articles/17611/public/17611-32366-1-PB.pdf

4 L. Guerriero, “Una abeja imprescindible”, en El País, Madrid, 15 de noviembre de 2018,https://elpais.com/cultura/2018/11/15/actualidad/1542305194_575060.html

5 H. Burel, “El ejemplo de Ida Vitale”, en El País, Montevideo, 25 de noviembre de 2018,www.pressreader.com/uruguay/el-pais-uruguay/20181125/281930249033095

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