La guerra contra los malditos pulgones

Para vencer a los pulgones, primero hay que combatir la organización de las hormigas.

  · Traducido por Victoria Diaz Melendrez

31 DE OCTUBRE DE 2018 · 19:35

Foto: Alain Auderset.,
Foto: Alain Auderset.

¡Ejércitos de pulgones han aparecido en los pequeños manzanos plantados delante del taller de cómics! Chupan la energía de los árboles, por lo tanto ya no tienen frutos y al final: ¡se mueren!

¡Armado con fórmulas baratas, los rocío con jabón negro! ¡Qué locura, hasta me parece oír cómo se ríen de mí!

-¡Gracias por el champú, Pardillo! (es un pequeño apodo que me han puesto… ¡Ay! ¡qué bromista es un pulgón!) No solo se han multiplicado (¿¡es algo afrodisíaco o qué!?) ¡¡hasta estaban en mis plantas de interior!! ¡Qué horror! ¿Pero qué pasa? ¿¡es una maldición o qué!?

Corro hasta el bosque para hablar con Dios:

-¿¡Eh, Señor, has visto eso!?... humm, por casualidad, ¿no estarás intentando decirme algo?

Un pensamiento claro como el agua atraviesa mi mente:

- Esos pulgones son las críticas.

- ¿!?...

-Esos pulgones son las críticas.

-¿!?...

El silencio de mi cabeza dio paso a  un sunami de cuestionamientos…

-¡Oh! ¡perdón, Señor, lo siento, es cierto, eso es algo que “constató”* mucho en los demás…

*Constatar: palabra hipócrita para “criticar” 

 

Puesta en práctica

Estoy reunido con unos amigos (creando estrategias para conquistar el mundo).

-¿Y tú, Alain, qué opinas de Juampe?

(Ese no es su verdadero nombre … no lo diría ni loco: ¡es un luchador furioso escapado de un asilo de susceptibles!) Juampe… ¡Hay tantas cosas sabrosas que criticar sobre él que es una delicia! Pero vuelvo a pensar en mi conversación en el bosque… y me contento con resaltar sus lados positivos. (¿cómo…?’¡¡¡de hecho tiene un montón!!!)

En ese preciso momento, siento como me atraviesa una fuerza bondadosa. (¡Guau! ¡seguro que es una ayuda del Espíritu Santo)

Mi pequeño público que, por adelantado, saboreaba ese postre de chismes gratinados llamado Juampe, se encuentra con el freno puesto, la boca tapada, y luego conmovido.

Clima de paz

Sara y Valeria (mis precedentes secretarias que forman parte de mi comité) me lanzan espontáneamente:

-Lo bueno que tienes, es que siempre ves el lado bueno de la gente 

(eso no es verdad, pero me gusta). Y en el espacio de un instante, ellas también se sienten bien, porque, si se evita una tentación como la de Juampe, inconscientemente, ellas saben que a sus espaldas, aquí, no vamos a decir nada malo de ellas tampoco …

Pregunta: ¿Por qué una persona que critica a alguien delante de ti no haría lo mismo contigo en cuanto le des la espalda?

Tú eres su próxima víctima.

 

Guerra total

(Para leer con la música de Rocky 3 ¡Tam! ¡Tatatam!  ¡Tata Taaaaa!)

Tengo la mirada fija y arrugada, los dientes tan apretados como mi determinación. En mi espalda: el jet-pack de Rocket-man, conectado al chicle de la muerte (bueno, en realidad, solo se trata de una especie de bomba de agua manual, conectada con un tubo de caucho podrido… pero bueno…

La guerra contra los pulgones dura mucho tiempo (la de las críticas todavía no ha terminado). Armado con los consejos de mi suegra (esto sí que los va a matar...) Las rocío con una decocción de hojas de ruibarbo (ya no me queda más napalm*) ¡y esto les quema mucho! (¡de Pardillo con amor!)

*( yo ya había usado todo el stock de las bombas incendiarias que andaban por el sótano)

Cada tres días (os lo aseguro, sigo haciendo cómics), les doy otra dosis. Esta vez con estiércol de ortiga, eficaz pero ¡socorro! ¡¡hay que ver cómo apesta!!

Mi espray chorrea por todas partes, para delicia de mis chicos que huyen de mí bajando la calle finjiendo una catástrofe química apocalíptica.

Consigo también un comando de ataque aéreo de mariquitas voraces que suelto sobre mis queridos árboles …

A pesar de todos mis esfuerzos, siempre quedan algunos… ¡no hay nada que hacer! De repente, lo entendí… ¡tienen un cómplice poderoso!

 

Las hormigas

¿Lo sabíais? Ellas crían a los pulgones y los ordeñan para recoger la ligamaza (como nosotros con la leche de las vacas). Defienden su rebaño como temibles guerreras

(chorros de ácido, mordeduras, armas blancas, rasguños y además tiran del pelo).

Para vencer a los pulgones, primero hay que combatir la organización de las hormigas. Para combatir las críticas, primero hay que vencer su sistema de pensamiento. Descubro en efecto un hormiguero escondido cerca, que ayudo a trasladar.

 

Victoria

No tengo ninguna manzana, ok, pero al menos mis árboles siguen vivos ¡y sobre todo sin pulgones!

…¡A menos que sea porque estamos en invierno! (¡Glups!)

 

P.D.: Juampe, después de estar años en el paro ha encontrado un pequeño trabajo. Tengo la extraña impresión de que el hecho de haberle “bendecido”(decir algo bueno de) ha tenido algo que ver… ¿quién sabe?... (?)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cita con Dios - La guerra contra los malditos pulgones