El príncipe enclenque

No fue el príncipe que se dirigió a la cueva del dragón, sino la curiosidad de esta bestia inmunda la que le condujo al escondite del joven,

02 DE AGOSTO DE 2018 · 20:35

Foto: Unsplash.,
Foto: Unsplash.

La verdadera historia del dragón, el príncipe y la princesa no es como cuenta la tradición.

Es cierto que el zagal pretendía a la princesa, pero la naturaleza le dotó de un cuerpo enclenque y débil, y por lo tanto incapaz de librarla de las fauces de la bestia llameante por métodos manuales.

No fue el príncipe que se dirigió a librar batalla a la cueva del dragón, sino la curiosidad de esta bestia inmunda la que le condujo al escondite del joven, animada por el morbo malvado de descubrir y de paso zamparse a ese ser débil y desfavorecido.

Cosa que ya imaginaba el joven, por tener estudios del comportamiento de los monstruos, así que astutamente aprovechó la ausencia del bicho de su guarida para rescatar a la princesa y escapar lejos.

No hizo falta espada pero sí tenazas para cortar la cadena con que estaba sujeta.

Los príncipes se casaron, fueron felices y comieron perdices…. pero la princesa siempre receló de aquella liberación: el dragón estaba vivito y coleando y temía que tarde o temprano vendría a por ella.

El príncipe se desentendía del asunto diciendo: Ah, ¿pero te libré o no te libré?

Y sucedió lo temido, el monstruo se presentó en su casa mientras el príncipe estaba en su trabajo de registrador de la propiedad, con la intención de zampársela.

Pero, y es algo que se ha sabido en época reciente, la princesa zanjó el tema del dragón propinándole un soberbio alpargatazo y apagándole la llama bucal de un escupitajo.

“Es que es así, digan lo que digan los cuentos, si te has de librar de algo, mejor hacerlo con tus propios medios”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cuentos - El príncipe enclenque