Contamos nuestras historias
Poema de Edwina Gately, tomado de la obra Caín, ¿dónde está tu hermana? Dios y la violencia contra las mujeres, editado por Adelaide Baracco Colombo. (Selecciona Isabel Pavón)
14 DE JUNIO DE 2018 · 16:00
Contamos nuestras historias, eso es todo.
Nos sentamos y escuchamos el uno al otro,
atentos al camino recorrido por cada alma.
Nos sentamos en silencio y entramos en el dolor de cada uno
y compartimos su alegría.
Escuchamos el anhelo de amor
y las búsquedas solitarias de amor y afirmación.
Escuchamos sobre sueños destrozados y visiones que volaron;
sobre esperanzas y risas convertidas en dureza y oscuridad.
Sentimos el dolor del aislamiento y la amargura de la muerte.
Pero en cada valiente y solitaria historia
se abrió paso la ternura de Dios,
y escuchamos música en la oscuridad
y apreciamos el perfume de flores en el vacío.
Sentimos que la creación florecía en la búsqueda de cada alma
y discernimos la belleza de la mano de Dios
en cada camino, aun retorcido y lleno de fango.
Y la voz de Dios cantó en cada historia.
La vida de Dios brotó de cada muerte.
Nuestro compartir se hizo una sola historia
de una simple búsqueda en solitario de vida y esperanza
y unidad en un mundo que gime ansiando amor.
Y sabíamos que en nuestro compartir
la voz de Dios estaba diciendo con fuerza:
Amaos los unos a los otros y daos la mano.
Porque sois uno, aunque muchos, y en cada uno de vosotros vivo.
Escucha, pues, mi historia y comparte mi dolor y muerte.
Escucha mi historia, levántate y vive conmigo.
Edwina Gately
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