Aarón Sáenz Garza: el protestante que pudo ser presidente de México (I)

Una de las causas por las que Sáenz Garza no resultó electo candidato a la presidencia de México fue precisamente su adscripción religiosa.

13 DE ABRIL DE 2018 · 07:50

Parte de la portada de la biografía que Pedro Salmerón dedicó a Aarón Sáenz Garza.,
Parte de la portada de la biografía que Pedro Salmerón dedicó a Aarón Sáenz Garza.

Comenzaremos con una afirmación abiertamente polémica: buena parte (sino es que la mayoría) de las iglesias evangélicas mexicanas de la actualidad desconoce la manera en que se ha relacionado su presencia con los acontecimientos históricos del pasado ya no tan reciente. Ahora que, en tiempos electorales, se discute apasionadamente a qué confesión se adscribe el candidato que lleva la delantera en las preferencias (Andrés Manuel López Obrador, apoyado por el Movimiento de Regeneración Nacional [Morena], el Partido del Trabajo y el Partido Encuentro Social [PES], este último de corte confesional no católico), [1]al parecer ha quedado en el olvido el episodio de Aarón Sáenz Garza (1891-1983), abogado, militar y diplomático de formación presbiteriana, quien en 1929 pudo haber sido el primer candidato presidencial por el naciente Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Luego de sus años iniciales, en 1911 “continuó sus estudios en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y en 1913, inmediatamente después de los asesinatos de [Francisco I.] Madero y [José María] Pino Suárez [presidente y vicepresidente dela República], salió de México en busca de Carranza, ya convertido en el jefe de la Revolución Constitucionalista, quien lo envió a incorporarse a las fuerzas revolucionarias de Sonora, que pronto habrían de constituir el pie veterano del Cuerpo de Ejército del Noroeste”. [2] Con una larga carrera política posterior (embajador en Brasil, regente de la capital, ministro de Educación, Industria y Comercio, y de Relaciones Exteriores), siempre fiel a los principios emanados de la Revolución Mexicana, y en estrecha cercanía con los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles (con quien incluso emparentó), fue derrotado en la histórica convención llevada a cabo en Querétaro entre febrero y marzo 1929, por Pascual Ortiz Rubio, quien finalmente sería presidente (1930-1932), aunque sin terminar su periodo. Así resume Raymundo Riva Palacio lo acontecido en aquella ocasión, trazando puentes con la situación presente: “La fortaleza de López Obrador en las preferencias electorales desafía la historia política de México. Desde 1929 no se había tenido un aspirante protestante a la presidencia, cuando el general Aarón Sáenz desafió a Pascual Ortiz Rubio —el “delfín” de Plutarco Elías Calles, quien ordenó la Guerra Cristera—, pero fue relegado por el propio Partido Nacional Revolucionario, precursor del PRI, por su inclinación religiosa”.[3]

 

Retrato de Aarón Sáenz Garza.

Y es que, efectivamente, una de las causas por las que Sáenz Garza no resultó electo candidato a la presidencia fue precisamente su adscripción religiosa: “Mientras estaba reunido el cónclave saencista, Gonzalo N. Santos [operador político de Plutarco Elías Calles] pronunció un atronador discurso en el que, quitándose por fin la careta, acusó a Sáenz de reaccionario y de ser obispo protestante”.[4] Otra reconstrucción de lo sucedido, que coincide en lo esencial, puede leerse en el libro El partido de la revolución institucionalizada. La formación del nuevo Estado en México 81928-1945), de Luis Javier Garrido (México, Siglo XXI, 1982). Miguel Ángel Granados Chapa se refiere a la enorme animadversión que le causaba esta filiación a José Vasconcelos (candidato católico de la oposición en 1929), quien lo calificaba despectivamente como “pocho”, “pastor” o “agringado”.[5]

Como bien lo documenta su biógrafo Pedro Salmerón Sanginés, toda la familia Sáenz (sus padres, Juan y Concepción, y sus hermanos/as Moisés, Josué, Ana, Jesusa, Herminia y Elisa,) pertenecieron a la Iglesia Presbiteriana desde su natal Nuevo León, en el norte de México. Tanto fue así que el propio Aarón, durante su militancia en las juventudes de esa iglesia, en 1909, hizo un resumen de las celebraciones por el 400º aniversario del nacimiento de Juan Calvino (en Saltillo, Coahuila), quien por cierto era comparado con el prócer mexicano Benito Juárez.[6] Así lo describe este autor: “Concepción Garza habían sido convertida a la Iglesia Presbiteriana por dos misioneros norteamericanos que desarrollaban su labor en los alrededores de Monterrey, los esposos Isaac y Ana Boyce, y entonaba salmos un día cuando el joven comerciante le preguntó sobre su canto. A los pocos meses Juan Sáenz estaba casado y convertido a la fe protestante”.[7] Y sintetiza: “Así, pues, tres fueron las primeras influencias vitales y culturales de Aarón Sáenz: la vida ranchera y el trabajo del campo; la ética propia del calvinismo; y la educación formal de la época, nacionalista, liberal y positivista”.[8]

Miguel Ángel Granados Chapa, por su parte, se refiere a la familia Sáenz de este modo:

La familia es presbiteriana, y nómada. No es, entonces, un producto extraño en el norte. Formaron el tronco don Juan Sáenz Garza y doña Concepción Garza. Cuando viven en El Mezquital, municipio de Apodaca, en 1888 nace allí su hijo Moisés. Luego, ya en Monterrey, serán paridos Josué y Aarón. La fascinación por el Gran Libro está presente en los nombres. También lo estará en la formación de Moisés, que vendrá a la capital para estudiar preparatoria en la escuela presbiteriana de Coyoacán.{9}

 

Placa en honor a Sáenz Garza.

 

Con el tiempo —agrega Salmerón Sanginés— Aarón Sáenz terminaría desligándose de la Iglesia Presbiteriana, pero entre tanto la disciplina, el amor al trabajo —el vicio por el trabajo— y la idea de que sólo la educación y el progreso harían de México un país rico y fuerte, fueron principios e ideas determinantes en la construcción de su concepción del mundo”.[10] He ahí, en germen, el desarrollo de un político de origen evangélico que aspiraría a la máxima magistratura del país como parte de un proceso de reacomodo de las fuerzas ideológicas de la época. La huella de la Revolución Mexicana, como puede apreciarse, era muy fuerte en ese momento. Y Sáenz se ubicó decididamente en esa vertiente.

 

Notas

[1]Véase el artículo de Raymundo Riva Palacio, “Andrés el cristiano” [sic], en El Financiero, 20 de marzo de 2018, Cf. L. Cervantes-O., “¿Un presidente evangélico en México?”, en Magacín, de Protestante Digital, 7 de mayo de 2006, y Bernardo Barranco, “El voto religioso y presidenciables piadosos”, en La Jornada, 4 de abril de 2018. Recientemente, Barranco ha dedicado tres emisiones consecutivas de su programa televisivo, Sacro y Profano, en el Canal 11, a analizar el creciente impacto de los evangélicos en la política mexicana: “Irrupción de lo religiosos en las elecciones de 2018”, 5 de marzo de 2018; “La constitución moral de AMLO”, 12 de marzo de 2018; y “Evangelismo político en las elecciones de 2018”, 19 de marzo de 2018.

[2]Pedro Salmerón, “Los orígenes de la disciplina priísta: Aarón Sáenz en 1929”, en Estudios, ITAM, vol. 3, núm. 72, 2005, p. 101.

[3] R. Riva Palacio, op. cit.

[4] P. Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz Garza: militar, diplomático, político, empresario. México, Miguel Ángel Porrúa, 2001, p. 173.

[5] Miguel Ángel Granados Chapa, “Los barones de la banca”, en Nexos, 1 de noviembre de 1982, www.nexos.com.mx/?p=4121.

[6] P. Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz…, p. 31. El texto en cuestión, “En honor de Juan Calvino”, apareció en El Faro, t. XXV, núm. 31, 30 de julio de 1909, p. 488. Puede consultarse en la Hemeroteca Nacional Digital de México.

[7] P. Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz..., 2001, p. 28.

[8] Ibíd., p. 29.

[9] M.Á. Granados Chapa, op. cit.

[10] P. Salmerón Sanginés, Aarón Sáenz..., 2001, p. 31.

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