Un Abraham nihilista

Un nuevo cuento de Antonio Cárdenas.

13 DE ABRIL DE 2018 · 06:25

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Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.

La noche que Abraham escuchó esta voz, había dormido muy mal debido a la digestión pesada de una cena de judías secas con butifarra. Así que puso en cuarentena todo lo que le pasó a consecuencia de ello.

Pero como quiera que aquella voz dejó una mella persistente en su conciencia, decidió consultar a su sobrino Lot para aclararse un poco.

—Usted mismo ha dado la explicación, una cena copiosa no puede concluir en un sacrificio humano a un dios que no reconoce en esa petición— dijo Lot.

—Sí, ¿verdad? Tendré que cambiar mi dieta nocturna, tienes razón.

Y de este modo Abraham se libró de un dilema disparatado.

Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Yahvé, que por cuanto no has hecho esto, y me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto no te bendeciré, ni multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia no poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente no serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto desobedeciste a mi voz.

Y es que, a veces, otorgar una trascendencia descomedida a una cena también tiene sus inconvenientes.

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