La red que nos atrapa

El verdadero desarrollo así como el bienestar y la felicidad, desde la óptica bíblica, nunca se conciben de manera egoísta o individualista.

15 DE FEBRERO DE 2018 · 21:10

La gacela común (Gazella dorcas) es un antílope muy adaptado a los desiertos. En Israel sólo existen actualmente entre 1000 y 1500 de estas gacelas. / Antonio Cruz.,
La gacela común (Gazella dorcas) es un antílope muy adaptado a los desiertos. En Israel sólo existen actualmente entre 1000 y 1500 de estas gacelas. / Antonio Cruz.

Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en la redllenos de la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo (Is. 51:20).

Los antílopes son mamíferos herbívoros que se caracterizan por tener las patas terminadas en pezuñas (ungulados) y pertenecer a la familia de los bóvidos (que incluye también toros, ovejas, cabras, etc.).

Los machos suelen poseer cuernos huecos (a diferencia de los ciervos que los tienen macizos). Aunque, en algunas especies de antílopes, también las hembras pueden tener cuernos. Lo cierto es que el término “antílope” es muy general e impreciso.

Habitualmente se refiere a las especies de gacelas de la subfamilia antilopinae, pero también puede aplicarse a especies de los géneros Oryx, Hippotragus, Addax, etc. El tamaño de todas estas especies animales varía desde los 30 centímetros de altura a los 180 centímetros. No obstante, la mayoría ronda el metro.

En la Biblia se emplean cuatro palabras hebreas para designar otras tantas especies de antílopes. La primera es dîshon (Dt. 14:5) y generalmente suele aceptarse que se refiere al adax (Addax nasomaculatus), animal de piel blanquecina con cuernos largos fuertemente anillados y que se enroscan sobre sí mismos en forma de espiral.

La segunda es çebhi (Dt. 12:15) y se refiere a las gráciles gacelas como la Gazella dorcas. En tercer lugar, aparece el término  (Dt. 14:5; Is. 51:20) que parece referirse al búbalo o alcéfalo (Alcelaphus buselaphus), animal relacionado con el ñu (Connochaetes gnou), de cuernos en forma de lira, que fue domesticado por los egipcios y utilizado para los sacrificios.

El cuarto término hebreo para antílope es yáhmur (Dt. 14:5), nombre que también usan los árabes para el antílope blanco u oryx del desierto de Arabia (Oryx leucoryx). Antílope de piel blanca con las patas negras y manchas también negras en el rostro. Sus cuernos son largos, anillados y casi rectos o muy poco curvados.

Tanto por medio de pinturas rupestres como por datos arqueológicos se sabe que ciertas especies de antílopes habitaban las tierras de Canaán durante los tiempos bíblicos.

El profeta Isaías emplea también la imagen de un antílope atrapado en la red de los cazadores (Is. 51:20), que yace rendido, exhausto y desvalido, sin poder huir para alcanzar de nuevo la libertad.

Se refiere a los habitantes de Jerusalén, cuando estaban en el exilio de Babilonia, abrumados por su desdicha y sin ánimo para hacer nada que les liberara. Dios estaba enojado con ellos y había permitido tales acontecimientos porque Jerusalén se había entregado a la idolatría. Sin embargo, más adelante, se les promete que pronto llegaría el día de la liberación y restauración del pueblo de Dios.

En la actualidad, muchas personas se sienten también como antílopes atrapados en una red. El mundo occidental experimenta hoy momentos de desconcierto. Cada cual busca ansiosamente su interés particular por encima del bien común universal.

La globalización ha hecho que las clases medias vivan frustradas porque sus expectativas de mejora han fracasado. La desigualdad entre ricos y pobres se ha incrementado polarizando el mundo. Ya no quedan nuevos relatos utópicos en el horizonte de la humanidad.

La cuarta revolución industrial se vislumbra rodeada de negros nubarrones. Algunos profetas de la economía predican que los robots fabricados en Europa le robaran el trabajo a la tercera parte de los trabajadores de este continente.

Se acentúa el divorcio entre poder y política, mientras la democracia se considera con resignación como el menos malo de los sistemas políticos, por estar casi vacía de contenido. Corrupción, populismo y desafección social son el pan nuestro de cada día.

Vivimos el miedo generado por el terrorismo del fanatismo, que da a luz el rechazo del extranjero, así como la defensa de una supuesta identidad propia. El mensaje xenófobo arraiga en muchos corazones y se alía con la falta de soluciones de la sociedad utilitarista y materialista para producir ese vacío moral general que se ha venido inculcando durante los últimos años.

Frente a esta inmensa red que nos atrapa hoy, ¿existen propuestas alternativas desde la fe cristiana o acaso debemos resignarnos definitivamente?

La globalización injusta que amenaza la igualdad entre las personas, así como a la democracia y que genera nuevas formas de violencia y terror, se debería cambiar por otra globalización fundamentada sobre la justicia universal y bien común.

Sería más en consonancia con la ética cristiana la construcción de una sociedad en la que el progreso de los números macroeconómicos fuera sustituido por el progreso de los últimos de la escala social.

El verdadero desarrollo así como el bienestar y la felicidad, desde la óptica bíblica, nunca se conciben de manera egoísta o individualista sino que consisten, sobre todo, en la consideración de que aquello que es bueno para mí, solamente lo será de verdad, si también resulta bueno para los demás y para mejorar la vida de la mayoría de las personas.

Esto significa que hay que acabar con esa idea errónea de crecimiento y explotación tanto de seres humanos como de la Tierra. Hay que fomentar toda ética que haga más digna la vida de todas las personas de este planeta.

Para salir de la red, debemos pasar del egocentrismo a una libertad que sea también garantía de la libertad de los demás.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - La red que nos atrapa