Entrevista sobre la alianza entre Morena y el partido Encuentro Social

La revista Siempre! ha publicado recientemente una entrevista con Leopoldo Cervantes-Ortiz .

02 DE FEBRERO DE 2018 · 17:10

Página de la revista Siempre con la entrevista.,
Página de la revista Siempre con la entrevista.

Patricia Gutiérrez-Otero es una poeta, ensayista y traductora mexicana. Cuenta con una maestría en Teología por el Instituto de Estudios Teológicos de Bruselas, de la Compañía de Jesús, y con estudios de maestría en Letras.

Fundadora y subdirectora de la revista Ixtus, en la que colaboró directamente con Javier Sicilia, ha sido profesora en la Universidad Iberoamericana y en otras instituciones, y es editora de una colección de filosofía política en el Colegio de Puebla.

Escribe regularmente en la revista Siempre! en donde recientemente publicó esta entrevista con Leopoldo Cervantes-Ortiz. Esta versión se ha modificado ligeramente.

 

La alianza del Partido Encuentro Social (PES) con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Partido del Trabajo (PT) da mucho de qué hablar dado que el PES se presenta como un partido evangélico con opciones conservadoras en la vida social, ajenas a la izquierda, como el rechazo a la despenalización del aborto o a los matrimonios entre homosexuales, e incluso tiene una opción basada en la llamada “teología de la prosperidad”. Para comenzar, ¿puedes decirnos qué tipo de protestantismo representa el PES? ¿Cuál es, brevemente, su historia?

Encuentro Social es, en efecto, un partido de inspiración cristiano-evangélica, no exactamente protestante, según la terminología “clásica”, que forma parte de la explosión de partidos políticos similares, tal como se han desarrollado en varios países latinoamericanos, según los han estudiado el profesor Jean-Pierre Bastian y otros autores.1

Su conservadurismo salta a la vista, pues su origen (marcado por la formación neo-pentecostal de su dirigente, Hugo Éric Flores Cervantes) no tiene nada que ver con el liberalismo (mayormente juarista) que caracterizó al protestantismo mexicano desde sus inicios en la segunda mitad del siglo XIX.

El PES procede de las reuniones de culto que se hicieron en el círculo de Liébano Sáenz al final del sexenio de Ernesto Zedillo. Flores es un egresado de Harvard que, al convertirse a la fe que ahora se denomina más como “cristiana” (de moda, dicho sea de paso), creyó conveniente formar primero una agrupación política nacional y luego un partido para hacer visible la participación de esta corriente religiosa en la vida del país.

Estos movimientos recientes (Casa sobre la Roca, en particular, relacionado después con Felipe Calderón y su esposa), al desligarse de la historia del protestantismo, asumen posturas un tanto “adánicas”, es decir, como si con ellos hubiera comenzado el despertar político de los cristianos no católicos, lo que en realidad aconteció al momento de los cambios constitucionales en materia religiosa, entre 1993 y 1994.

En Chiapas, y en el sureste en general, surgieron iniciativas que no cuajaron, pero que propusieron la organización de partidos confesionales, como ahora lo es, de manera atípica, el PES.

 

Hugo Éric Flores.

¿Cómo percibe la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) a este partido que se ha ligado pragmáticamente tanto con el PAN (2006) como con el PRI (2012), y ahora con Morena?

La pregunta es interesante porque Arturo Farela, dirigente de esa organización, siempre ha estado en el centro de las propuestas políticas de algunos sectores evangélicos. Como pastor neo-pentecostal (debido a que no pertenece ya a ninguna de las corrientes del pentecostalismo tradicional), ha simpatizado con algunas de esas iniciativas, aunque luego suele distanciarse, según muestren su perfil más abiertamente.

Así lo ha hecho desde los años 90, cuando se arrogó la representación (escasamente real) de la mayoría de las iglesias evangélicas (véase: L. Cervantes-O., “Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias: mentalidades, discursos, acciones” [1995], en Lupa Protestante, 19 de junio de 2013.

Entre ellas, él es muy conocido por el trabajo que realiza como agencia de registro de innumerables asociaciones religiosas, lo que le ha permitido tener contacto con todos los funcionarios del área en la Secretaría de Gobernación.

Recientemente, su reacción a dicha alianza fue muy negativa, pues conoce muy bien a Flores Cervantes y a los líderes que lo acompañan. Para él, los pastores y líderes religiosos que apoyan al PES pertenecen a iglesias no representativas y, en vez de ganar votos para Andrés Manuel López Obrador (precandidato presidencial de Morena), se los restará, porque los dirigentes de ese partido están “desprestigiados con los evangélicos”.

En realidad, cuesta trabajo saber quién desprestigia a quién, pues no hay mucha diferencia, en los temas más álgidos, entre el conservadurismo del precandidato de Morena y las posturas del PES.

La crítica de Farela, entonces, va más bien encaminada hacia el intenso pragmatismo de que hace gala el PES. En algunas entrevistas anteriores, Flores no encontró nunca la manera de explicar los “bandazos” que dio en las elecciones anteriores (dado que también fue funcionario en el gobierno de Marcelo Ebrard en el Distrito Federal, luego de su controvertido paso por una instancia federal), con lo que recorrió ya prácticamente todo el espectro político.

La presencia de Carlos Navarrete, expresidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y de López Obrador en un aniversario del PES muestra hasta dónde llega el pragmatismo de este partido y de su dirigente más visible.

 

Patricia Gutiérrez Otero.

En tu opinión, ¿qué llevó al PES a aliarse con Morena y el PT? ¿Exclusivamente conseguir los votos para conservar su registro o hay otras razones?

Si al análisis sigue la línea mencionada, es muy claro que sí, pues las prerrogativas de las que ha estado disfrutando Flores, sobre todo, además de su abrumadora presencia mediática (algo a lo que antes se resistió), le han hecho creer que su actuación política es impecable hasta el momento, aun cuando los observadores no dudan en calificar al PES de “partido-secta”.

Ello, debido sobre todo, a las abiertas posturas conservadoras y hasta integristas que ha exhibido en sus participaciones en la Cámara de Diputados. En la primera de ellas, en septiembre de 2015, afirmó con bombo y platillo que había que “devolver a Dios a México” a fin de recuperar los valores morales, un discurso muy similar al de Girolamo Prigione, antiguo representante papal en México.2

Según él, “ha sido un error histórico de nuestros líderes sacar a Dios de la vida pública de México”, lo cual muestra su muy peculiar comprensión de la laicidad que debe prevalecer en el país.

De ahí que llame más la atención que este pragmatismo empate con la postura de Morena en el camino a conseguir, quizá, la simpatía de sectores más tradicionales, con todo y el rechazo de que ha sido objeto desde sectores más abiertos y que no han dudado en expresarse.

¿Te parece que López Obrador pretende “cuidar las almas” en el sentido religioso uniéndose con el PES y, así, resquebrajar al Estado laico o habla sólo de manera metafórica refiriéndose a restaurar el tejido social y los valores civiles?

Esa frase ha sido más bien incidental y forma parte del discurso de corte religioso que reiteradamente utiliza López Obrador, con escasa fortuna. No tiene nada que ver con esta alianza y lo que sí hace es generar muchas dudas sobre la forma en que entiende, a su vez, la laicidad establecida constitucionalmente.

Como metáfora fallida que es, representa más bien la continuación con esa otra idea curiosa de la “república amorosa” de hace seis años. Lo cual demuestra, una vez más, el dudoso gusto por el uso de la terminología religiosa en las campañas políticas.

Los tres precandidatos actuales tienen una postura personal católica muy conservadora, aunque la filiación cristiana de AMLO no es evidente. Según tú, ¿a quién apoyará la Iglesia Católica y a quién apoyarán los protestantes, en sentido amplio, en estas elecciones?

López Obrador, ciertamente, ha manejado su fe personal de manera ambigua. Así lo ha hecho en las dos ocasiones anteriores en que fue candidato a la Presidencia (2006 y 1012).3

Con el ascenso reciente de Carlos Aguiar Acevedo como arzobispo primado de México (en sustitución del cardenal Noberto Rivera Carrera), es bien claro por dónde se orientará el voto de las cúpulas católicas (hacia el oficialismo), pues las bases realmente son otra cosa.

Además, la filiación religiosa ya no parece ser un factor de demasiada importancia para los votantes. El “voto protestante” ya no existe, pues el “corporativismo evangélico” de corte priísta se resquebrajó desde hace tiempo y se ha cargado, en gran medida, hacia la derecha, pues muchos sectores evangélicos se han convertido en abanderados de esa nueva (y extraña) mezcla que los acerca a los católicos panistas, antiguos perseguidores intolerantes del protestantismo.

Parece que se cumple aquella máxima de que “los extremos se juntan”.

1 Cf. J.-P. Bastian, “Los nuevos partidos políticos confesionales evangélicos y su relación con el Estado en América Latina”, en Estudios Sociológicos, El Colegio de México, vol. XVII, núm. 49, 1999, pp. 153-173, http://aleph.org.mx/jspui/bitstream/56789/24261/1/17-049-1999-0153.pdf.

2 L. Cervantes-Ortiz, “Hugo Éric Flores habla de Dios en la Cámara de los Diputados”, en Protestante Digital, 3 de septiembre de 2015, http://protestantedigital.com/cultural/37204/Hugo_Eric_Flores_habla_de_Dios_en_la_Camara_de_los_diputados.

3 Cf. L. Cervantes-Ortiz, “¿Un presidente evangélico en México?”, en Magacín, de Protestante Digital, 7 de mayo de 2006, http://protestantedigital.com/magacin/10351/Un_presidente_evangelico_en_Mexico.

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