El oasis de En-guedi

La alheña sólo se cita dos veces en el Cantar de los Cantares (Cnt. 1:14 y 4:13) en relación con la belleza, la fragancia y el amor.

01 DE FEBRERO DE 2018 · 21:10

El oasis de En-guedi, junto al Mar Muerto (Israel). / Antonio Cruz,en-guedi
El oasis de En-guedi, junto al Mar Muerto (Israel). / Antonio Cruz

Ramillete de flores de alheña es mi amado para mí

en las viñas de En-gadi.

(Cnt. 1:14)

La alheña (Ligustrum vulgare) es un arbusto que alcanza de 2 a 3 metros de altura (ocasionalmente hasta 5) y que posee muchos nombres vulgares. Se le llama también aligustre, ligustro, malmadurillo, matahombres, olivella (en catalán) o zuhain madarikatu (en vasco).

Pertenece a la familia de las oleáceas. Tiene las ramas flexibles, las hojas son un poco coriáceas, de color verde oscuro y parecidas a las del olivo. Sus flores blancas se reúnen en ramilletes formados por muchas flores pequeñas suavemente olorosas. Cada florecita presenta sólo dos estambres.

Los frutos son bolitas negras de unos tres milímetros de diámetro, amargos y tóxicos, ya que poseen pequeñas cantidades de arsénico (fot. 31).[1] A pesar de lo cual, son conocidas desde la antigüedad sus numerosas aplicaciones medicinales (cataplasmas contra las inflamaciones, quemaduras, cefaleas, tintes para el cabello, etc.).[2]

Es una planta natural de Asia y Europa, propia de bosques húmedos y que se utiliza en jardinería para hacer setos o vallas. Las hojas secas y bien picadas se usan para hace un tinte rojizo llamado henna que sirve para teñir el pelo. Algunas mujeres orientales lo emplean también para pintarse las manos y los pies, en una técnica conocida como mehndi

La alheña sólo se cita dos veces en el Cantar de los Cantares (Cnt. 1:14 y 4:13) en relación con la belleza, la fragancia y el amor. Era una planta muy común en Palestina y, en general, bastante apreciada en el mundo oriental sobre todo por su fragancia.

El oasis de En-guedi, mencionado en estos textos, se conocía también como “fuente de los cabritos” o “de las cabras salvajes”, perteneció a la tribu de Judá (Jos. 15:62) y fue refugio de David perseguido por Saúl (1 Sm. 24:1). Era un lugar de refrigerio para los viajeros que transitaban por el desierto junto al Mar Muerto ya que existía una fuente permanente y una hermosa cascada (fot. 32) que todavía hoy puede visitarse. Allí crecían numerosas plantas de las que se obtenían perfumes y cosméticos.

La amada del Cantar de los Cantares le devuelve los cumplidos a su amado y lo hace usando lo mejor que ella conoce: un racimo de flores de alheña de las viñas de En-guedi. Una buena manera de expresar el amor es hablar bien de la persona que se ama, usando bellas palabras o ejemplos sinceros y bonitos que salgan de la mente pero también del corazón.


[1] Font Quer, P., 1976, Plantas medicinales, el Dioscórides renovado, Labor, Barcelona, p. 746.

[2] Segura, S. y Torres, J., 2009, Historia de las Plantas en el mundo antiguo, CSIC, Universidad de Deusto, Bilbao-Madrid, p. 209.

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