Una cruz de acacia

La madera de acacia es ligera pero muy resistente y duradera, de ahí que fuera usada por los hebreos en la construcción del Tabernáculo y del Arca de la Alianza (Ex. 25:5; Dt. 10:3).

18 DE ENERO DE 2018 · 18:00

Acacia del desierto del Neguev (Acacia radiada) que proporciona sombra a los animales. / Foto: Antonio Cruz.,
Acacia del desierto del Neguev (Acacia radiada) que proporciona sombra a los animales. / Foto: Antonio Cruz.

...daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente (Is. 41:19). 

Existen unas 400 especies de acacias distribuidas por todo el mundo pero sobre todo en las regiones tropicales. No deben confundirse las especies pertenecientes al género Acacia con otros árboles que en castellano se llaman también “acacias” pero no lo son por pertenecer a otros géneros diferentes (Gleditsia, Robinia, Sophora, etc.). Hay que distinguir, por tanto, entre las acacias verdaderas (las que se incluyen en el género Acacia) y las falsas acacias, a las que vulgarmente se las ha denominado también así.

En Europa prosperan especies de ambas variedades. Por ejemplo, las mimosas (Acacia dealbata) procedentes de Australia y Tasmania son acacias verdadera, mientras que las robinias (Robinia pseudoacacia) propias de los Estados Unidos, tal como indica su nombre específico, son falsas acacias.

 

Detalle de las hojas, frutos y espinas de la acacia de Israel (Acacia raddiana). / Antonio Cruz

En Tierra Santa hay varias especies de acacias verdaderas. Una de las más comunes es la Acacia raddiana que se caracteriza por presentar un único tronco no ramificado (otras especies suelen tener más de uno), así como por poseer vainas oscuras arrolladas en espiral. Las pequeñas y suaves hojas están rodeadas de agudas espinas que, según la tradición, fueron las que sirvieron para hacer la infame corona que le colocaron a Jesucristo.

De ahí que, en la actualidad, tales coronas se vendan como suvenir a los turistas. La madera de acacia es ligera pero muy resistente y duradera, de ahí que fuera usada por los hebreos en la construcción del Tabernáculo y del Arca de la Alianza (Ex. 25:5; Dt. 10:3). Algunos autores creen que la cruz en que fue crucificado Cristo fue también de madera de acacia.[1]

El Hijo de Dios se hizo naturaleza para que la propia naturaleza lo traspasara. Se convirtió en materia con el propósito de que fuera la misma materia la que modelara su tumba. Y se hizo humano para que todas las limitaciones y errores del hombre se disolvieran definitivamente en su sangre inocente.


[1] Cabezón Martín, A, 2013, Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia, CLIE, p. 31.

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